El 26 de junio de 2018 se le dio ese reconocimiento a la Isla. Foto: Helena R.

La Graciosa, la octava isla

Sociedad

La Graciosa es considerada como la octava isla del Archipiélago canario desde el 26 de junio del año 2018. Dejó de ser un islote ya que la Comisión General de las Comunidades Autónomas del Senado aprobó por unanimidad una moción. No obstante, cinco años después sigue dependiendo en cuestiones administrativas de Lanzarote y forma parte del municipio de Teguise. Lo que hace que no pueda contar con ayuntamiento ni con cabildo insular propio.

Se encuentra a menos de media hora en barco desde el norte de Lanzarote. Se trata de la única isla del Archipiélago Chinijo habitada y cuenta con dos núcleos de población, Caleta del Sebo y Pedro Barba. El primero es el único habitado todo el año y residen poco más de 700 personas, según el Instituto Canario de Estadística (ISTAC).

Con 29 kilómetros cuadrados, es la mayor de las que componen este archipiélago. Este también incluye los islotes de Alegranza, Montaña Clara y los Roques del Este y del Oeste. De este modo, Canarias tiene ocho islas, no siete. Es así a nivel administrativo, pero ¿el vecindario de La Graciosa nota el cambio?

Conseguir esta consideración fue un camino de años


Miguel Páez fue una de las personas que impulsaron la iniciativa ciudadana La Graciosa, octava isla. «Primero lo planteé en change.org y, más tarde, personas de varios lugares se animaron a recoger firmas en formato papel», comenta. Estas tenían varios objetivos entre los que explica que «quería que se reconociera que La Graciosa era una isla habitada en el Estatuto de Autonomía». También, añade que «mi intención era que se pusiese en marcha una entidad local menor, presupuesto exclusivo para la Isla, etc.».

Las llevaron a las diferentes instituciones que tienen que ver con La Graciosa. Se trata del Ayuntamiento de Teguise, el Cabildo de Lanzarote, el Gobierno de Canarias y la Administración General del Estado. «Nos apoyaron los diferentes organismos, los partidos políticos y el Consejo de Ciudadanía», apunta el impulsor. En octubre de 2014 se presenta en el Parlamento de Canarias una propuesta que recoge las peticiones. «Se logra que en la Ley de municipios de Canarias que se aprobó en 2015 aparezca un órgano desconcentrado para la octava isla», asegura Páez.

Miguel Páez afirma que se recogieron 11 000 firmas, 1500 de manera virtual y el resto en papel. Foto: Helena R.

A su vez, el Estatuto de Autonomía de Canarias (EAC) del 2018 ya es diferente al del año 1982. En la anterior se decía que Alegranza, La Graciosa, Montaña Clara, Roque del Este y Roque del Oeste conformaban el Archipiélago Chinijo. El nuevo está conformado por siete islas con administración propia, una isla sin estructura de gestión y al resto no habitadas que se les denomina islote. «Para mi este es el mayor cambio que se consigue con esta iniciativa, que el dibujo de Canarias sea diferente», explica.

Páez sujeta que «siendo una isla nos va a permitir reivindicar con más fuerza todas aquellas propuestas que se necesitan». Entre ellas están un plan de emergencias propio, de residuos o de transporte de mercancías o una pequeña entidad local menor para poder tomar decisiones vinculantes.

Son necesarios muchos cambios para conseguir la independencia total


La ley de los municipios de Canarias, aprobada en 2015, prevé un modelo de gestión desconcentrada para la Isla, sin desagregarla del Ayuntamiento de Teguise, pero que al menos proporcione a sus habitantes el exclusivo ejercicio de ciertas competencias municipales, como el mantenimiento de las vías. A pesar de ello, todo lo que ocurre en La Graciosa se sigue decidiendo en el ayuntamiento lanzaroteño. Y seguirá siendo así hasta que la ley no se modifique.

La normativa reguladora de las bases del régimen local no permite la creación de nuevos municipios para poblaciones con menos de 5 000 habitantes. Y en 2013, se ratificó una ley que impide la formación de entidades locales inferiores al municipio. Por lo que no hay forma de que se facilite la instauración de una estructura organizativa en la octava isla.

El reconocimiento sigue siendo insuficiente


Carmen Dolores Hernández es habitante de La Graciosa y afirma que «no ha cambiado nada desde que es octava». Para ella el único cambio es que «tiene un reconocimiento como isla y a nivel legislativo» y añade que «no ha habido ninguna mejora, no hay más inversiones y sigue todo igual de parado».

Carmen Dolores Hernández forma parte del Consejo de Ciudadanía. Foto: Helena R.

Hernández cuenta que solo se progresó algo mediante el Consejo de Ciudadanía, la única vía por la que la población isleña puede expresarse. «Nos reuníamos y realizábamos demandas», aclara. Hernández confirma que «se consiguió que hubieran ayudas y un centro de día para las personas mayores». Además, subraya que «no hay iniciativas para la juventud». Concluye incidiendo en que muchas cosas quedaron sobre el papel.

El residente graciosero Sergio Páez considera que «cuando se le dio el reconocimiento se puso el foco en la Isla pero todavía hay personas que siguen sin darle la importancia que tiene». Él quería que fuera octava isla por la lucha que tuvieron para que se hiciera posible, pero admite que «pensaba que habría más autogestión o que podríamos tramitar presupuestos».

Sergio Páez reclama los mismos derechos que tienen las otras islas. Foto: Helena R.

Una forma de dignificar a la población graciosera


Según el investigador de la Universidad de Sevilla, Noel Armas Castilla, «con el nombramiento se consiguió dignificar a la población de La Graciosa». A su vez, Armas afirma que se trata de una simple declaración de La Graciosa como isla, pero sin ninguno de los atributos que esta tiene. Lo que significa que al nombrarla octava isla se le da un reconocimiento aunque sin dejarla autogestionarse.

La lucha duró muchos años y cuando se hizo realidad no es suficiente. Cinco años después, el reconocimiento no ha sido notorio para la población. El pueblo unido ha conseguido avances y mejores pero nada por parte de los que gobiernan. Además, antes había una concejala delegada en la Isla para gestionar los asuntos desde allí pero anularon ese puesto con las últimas elecciones. Ahora el rumbo de la octava queda a la suerte de si alguien que no es de la Isla quiere escuchar sus propuestas.