Las calles de Santa Cruz se llenan después de años sin que se realizara una manifestación del Orgullo en la capital. Foto: A. Blanco

El Orgullo resiste en Santa Cruz

Sociedad

Más de dos mil personas se concentraron ayer sábado, 28 de junio, en Santa Cruz de Tenerife para defender los derechos del colectivo LGTBIQA+ frente al avance del discurso ultraderechista. A las 18.00 horas ya estaba la Plaza Weyler colmada de asistentes, desde donde comenzó la manifestación, que estuvo organizada por  las asociaciones DiversasLibertransTranswomenTransboysAperttura y Fundación Pedro Zerolo.

La gente se hacía sonar al grito de «no desfilamos, nos manifestamos». Los pitidos, el hondeo de las banderas, los pasos firmes al son de batucada y la emoción reflejada en las caras, palabras, lágrimas y risas mostraban un ambiente que, lejos de ser un desfile de festejo, era una reivindicación activista en toda regla.

Bajo el característico sol abrasador de la ciudad, que acompañó durante todo el trayecto, la manifestación mantuvo su actitud denunciante, porque el espíritu reivindicador era incansable. Desde el primer momento, el ambiente rebosaba de orgullo, de alegría de ser y de satisfacción de demostrar con libertad.

 «¡Marcela!, ¡Marcela!»


El recorrido continuó hasta el Reloj de Flores del Parque García Sanabria, donde hubo una parada muy importante que comenzó con un discurso de Sergio Siverio, activista de Diversas, quien presidió la manifestación. «Gracias a todas por llenar las calles de Santa Cruz en este orgullo» fueron sus primeras palabras, seguidas de la explicación de la ubicación de la pausa: «Nuestro orgullo es un orgullo con memoria y por eso teníamos que parar aquí. En 1978 se produjo aquí la primera manifestación del Orgullo de Canarias, que estuvo protagonizada por personas como Marcela Rodríguez», explicó.

Tras agradecer a Rodríguez por su lucha, esta también intervino. Al coreo de «¡Marcela!, ¡Marcela!», explicó su frágil estado de salud y el esfuerzo que le supuso realizar el recorrido hasta ese punto, pero compartió que, pese a todo, no se debe dejar de luchar nunca. «Contra esta ultraderecha que nos quiere avasallar. Que se vayan a la mierda. Están locos y locas por llevarnos a la bancarrota con el partido socialista, pero no lo van a lograr. Porque todo es una política que se está preparando para que la ultraderecha llegue al poder, que es la que quiere acabar con nosotros, nosotras y nosotres», expuso. Para concluir, como mensaje final, transmitió: «No dejen de luchar».

Marcela Rodríguez, mujer trans represaliada por el Franquismo. Foto: A. Blanco

A las 18.59 horas se retomó el camino por la calle Méndez Núñez, donde se dio un momento que refleja a la perfección lo necesaria que es la lucha LGTBIQA+: un hombre se asomó a su balcón para, a diferencia del resto de vecinos que aplaudían y animaban, gritar y realizar un corte de manga hacia la manifestación. Ante lo ocurrido, las personas no se quedaron calladas, respondieron al grito de: «Detrás de los balcones, también hay maricones; detrás de los cristales, también hay bisexuales; detrás de los ventanales, también hay transexuales; detrás de las ventanas, también hay lesbianas».

Dar la espalda al Franquismo


Tras el incidente, continuaron por la Rambla hasta llegar al Monumento al Ángel Caído, donde se produjo la segunda parada. Frente a la polémica estatua, las voces se alzaron diciendo «ahora y siempre resistencia contra el fascismo y su violencia» y «Franco, capullo, estamos en el Orgullo». Siverio protagonizó de nuevo esta parada para manifestar «un claro no a los desvestigios del Franquismo que siguen en Santa Cruz». Aclaró, además, que la ultraderecha «no nos va a callar, nos va a tener siempre de frente». Finalmente reanudaron el trayecto, no sin antes dejar constancia de lo en contra que están de este tipo de representaciones franquistas: «Ahora sí, continuamos esta manifestación dándole la espalda a esta mierda», concluyó Siverio.

Durante todo el camino, hubo personas entregando mochilas, abanicos y gafas de sol con el estampado de la bandera del Colectivo. Santa Cruz se impregnó de color, y no de los colores de un arcoíris cualquiera, sino de los colores que representan un grupo, una gente, un sentimiento. De los colores que dan visibilidad a una realidad que algunos aún se niegan a hacer real.

Reivindicación de manifestantes ante el Monumento a Franco. Foto: A. Blanco

La ruta prosiguió por la Avenida Francisco La Roche hasta la Plaza del Cabildo. Las calles gritaban desde la emoción y la experiencia de situaciones que no han de ser vividas. Gritaban por quienes no pudieron estar ahí porque les arrebataron la voz y la oportunidad de hacerlo. Gritaban por la vida sin miedo, sin vergüenza, por la libertad y la justicia. Retumbaban soflamas como «los asesinatos de las mujeres trans también son violencia, violencia patriarcal», que sonaban como versos de un poema ficticio y cruel que nadie ha de encarnar. Cánticos de resistencia ante un poder superior al que temen y desean derribar.

Un manifiesto de voces que resisten


Para finalizar el trayecto, las personas se dirigieron hacia la Plaza de La Candelaria, donde Yelko Fernández, fundador de Libertrans, comenzó a leer el manifiesto a las 20.27 horas sobre un escenario en el que seguidamente tendría lugar el Festivalullo.

En primer lugar, dio visibilidad a las personas de género no binario, porque «todes también existen». Recordó el matrimonio igualitario, que fue aprobado en España hace 20 años, lo que definió como «el resultado de décadas de lucha, de calles llenas y de armarios rotos, de activistas incansables. Una victoria colectiva del activismo social que nos dijo que nuestras vidas importaban».

Quiso rememorar ese momento para honrar a quienes lo hicieron posible y darle voz a esas personas que ya no están y a las que siguen resistiendo ante situaciones de injusticia. Además, utilizó ese ejemplo como motivo de lucha y recalcó que no se debe dar «ni un paso atrás» y la necesidad de «un pacto de Estado contra los discursos de odio hacia todas las personas vulnerables. Porque si hay democracia no hay lugar para el odio», argumentó.

Después, continuó con la lectura Lis Díaz, de la asociación LGTBIQA+ de Tacoronte, comarca de Acentejo, quien denunció la ausencia de «unos mecanismos reales que nos protejan frente a la discriminación». Reclamó asuntos como la consideración de las terapias de conversión como delitos en el código penal, la actualización del protocolo trans sanitario y la regulación de las mujeres trans migrantes. Luego intervino Héctor León, de Libertrans, que exigió leyes, campañas y recursos que protejan al Colectivo, así como el respeto a la casilla de «género no binario».

Exclamó plantarse ante «procesos silenciosos, bloqueos administrativos y decisiones cobardes», exigiendo garantías de que los derechos no serán cuestionados. Por último, el manifiesto fue concluido por Meritxell Salazar, quien definió la lucha LGTBIQA+ como una batalla conjunta entre el feminismo, antiracismo, ecologismo, pacifismo y la solidaridad. Al final, culminó el discurso con el lema de la manifestación: Frente al fascismo que resurge, orgullo que resiste.

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