Juan Israel García Cruz, profesor de Geografía en la Universidad de La Laguna. Foto: Miguel Á. Padrón

«El contexto insular dificulta la ejecución del proyecto del tren del sur»

Ciencias Sociales y Jurídicas

Juan Israel García Cruz es profesor de Geografía en la Universidad de La Laguna. Recientemente, el proyecto del tren del sur ha vuelto a coger fuerza en las discusiones políticas y medios de comunicación, y es recurrente su debate sobre si es viable hacerlo realidad en un futuro próximo. Desde el 2010 se tiene este plan en mente: crear un tren que recorra la costa nordeste hasta llegar al sur de la Isla de Tenerife. El proyecto se ha paralizado en varias ocasiones por falta de recursos económicos y en 2017, se volvieron a redactar proyectos para su ejecución. A día de hoy, el plan sigue en el aire esperando una respuesta, que parece estar cada vez más próxima.

¿Ve eficaz este proyecto? «En este caso, si hablamos de eficacia, entiendo que tendríamos que referirnos al logro, o no, de aquello que pretende resolver la infraestructura. En este caso, cada medio de transporte tiene unas características que lo validan para cubrir determinadas necesidades, pero puede impedir ser tan eficaz en otras. En el caso de un tren, en concreto, está diseñado para ser más efectivo en largas distancias, conectando nodos que generan la suficiente demanda, tanto de personas como de mercancías, y para que no precisen de rutas variables, ya que hay que tener en cuenta la limitación de depender de una red de raíles. Así, presenta alguna ventaja comparativa con respecto a otros medios de transporte: por su coste, el tiempo invertido, la seguridad ante el transporte de mercancías peligrosas, tonelaje transportado en un solo viaje…».

¿Es rentable económicamente? «En lo que respecta a su rentabilidad económica, como toda infraestructura de estas dimensiones, dependería de fondos públicos provenientes de múltiples administraciones, suponiendo una inversión, cuya amortización, de ser posible, se alargaría unos cuantos años. A eso se añade el riesgo de no lograrse si no tiene una demanda lo suficientemente amplia como para cubrir los costes de construcción y mantenimiento».

«Si los medios actuales pueden resolver las demandas a menor coste y tiempo, difícilmente va a haber interés en usar el tren»


¿Considera que realmente habría un beneficio notable para la ciudadanía? «Somos conscientes de que existe un problema en islas como Tenerife y Gran Canaria, donde una elevada movilidad plantea la necesidad de redimensionar las vías y medios de transporte. Ahora bien, aunque esta es una de las posibles soluciones, a corto o medio plazo, se plantean otras como una reordenación de usos y actividades que reduzca dicha movilidad. En el escenario del corto o medio plazo, existen las opciones de ampliar vías y añadir medio de transporte, pero, en el caso del tren, se sostienen las incertidumbres sobre su grado de cobertura, tiempos y costes. En resumidas cuentas, las incertidumbres de este medio de transporte siguen siendo serios hándicaps, y al fin y al cabo el tren del sur sería una opción más, quien pueda optará por la comodidad y eficacia del coche».

¿Antepondría la movilidad frente a la modificación del territorio? «El territorio puede transformarse por múltiples razones, incluidas las naturales, como la evolución de los ecosistemas. Los sistemas territoriales son sensibles a los cambios en cualquiera de sus elementos, por lo que se encuentran en constante evolución, ya que se caracterizan por ser heterogéneos, complejos y dinámicos. Ahora bien, en la relación costes-beneficios. El contexto insular, dificulta la ejecución del proyecto. Como ha evidenciado el caso de Tenerife y Gran Canaria, se convierte en un generador de problemas por su coste y por el incremento de los tiempos, lo que reduce la accesibilidad. Es por ello, por lo que incentivar un incremento de la movilidad no va a dar otro resultado que un agravamiento del problema».

«Somos conscientes que la reordenación de la Isla no es algo que se resuelva en pocos años y esta solución es compleja y a largo plazo»


Geográficamente, ¿Qué puntos destacaría en contra y a favor? «La implantación de una infraestructura de este tipo busca una reorganización de las redes y flujos, condicionando el desarrollo del sistema territorial. No obstante, dadas las incertidumbres de este medio de transporte, se duda de que pueda ser una solución real a los problemas de movilidad-accesibilidad, por lo que, lejos de potenciar una reorganización del sistema, corre el riesgo de ser una infraestructura infrautilizada que ocupe suelo y cuyos costes ambientales no estén lo suficientemente justificados».

¿La explotación de infraestructuras será un problema a largo plazo? «En realidad, está siendo un problema desde su planteamiento, dado que lo primero que se discute es su viabilidad: si es una solución real al problema. A eso se puede añadir el impacto ambiental y socioeconómico, así como el riesgo que supondría una infraestructura infrautilizada que lastre las arcas públicas en su construcción y mantenimiento».

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