La violencia en el fútbol base, un problema cada vez más creciente en España. Foto: PULL

De bochorno en bochorno

Opinión

La violencia en el fútbol base en Canarias es ya habitual. Peleas en el graderío, golpes al colectivo arbitral o, incluso, insultos machistas hacia mujeres que solo buscan desarrollar su labor como colegiadas. Hay multitud de partidos en donde quien arbitra el encuentro y los jugadores visitantes tienen que salir escoltados del terreno de juego por agentes policiales. Padres y madres deben tener un mínimo de educación y respeto. Y lo más grave, en muchos casos desde el banquillo se insta a golpear y a insultar.

El Ayuntamiento de Málaga promovió en octubre pasado una iniciativa centrada, sobre todo, en las categorías Benjamín y Alevin. La Plataforma 090 transmite el mensaje de no a la violencia en cada campo de fútbol. Además, también se trata psicológicamente a las personas más conflictivas para intentar solucionar el problema.

Otra solución es la planteada por la Real Federación Española de Fútbol. Con las competiciones a punto de empezar, este organismo aboga por las reuniones realizadas por el cuerpo técnico para hacer comprender que la violencia no es la solución. También se ha creado un régimen interno que debe ser firmado por futbolistas y responsables de las tutorías legales. De este modo, se promueve que el diálogo sea la principal arma para acabar con esta lacra.

«El 90 % de los altercados en el deporte no profesional tiene que ver con el fútbol»

Los datos son demoledores. En España, según la Plataforma 090, en el año 2019, el 90 % de los altercados en el deporte no profesional tiene que ver con el fútbol. Otra estadística que da miedo solo de leerla es que los incidentes en las gradas aumentaron un 85 % respecto a la temporada anterior. Por último, alrededor del 40 % de los problemas tenía como actor principal a la figura arbitral. Estos números han crecido en el pasado curso.

La violencia en el fútbol base es un problema cada vez más creciente en España, y más concretamente en Canarias. Instituciones como el Gobierno autonómico tienen que hacer algo para intentar parar este conflicto de raíz que, da la impresión, va a peor.