María Dolores Mejías, tesorera de Alumni ULL. Foto: N. Suárez

«Confiamos en que el nuevo equipo de gobierno apueste por Alumni»

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El primer rector de la Universidad de La Laguna, José Escobedo, lanzó en 1927 la idea de crear una Liga de Antiguos Alumnos. Sin embargo, por aquel entonces, estos eran escasos y su idea no se fraguó hasta septiembre de 2001 con la Asociación de Antiguos Alumnos y Amigos de la Universidad de La Laguna (Alumni ULL). De esta forma, nacía con 73 integrantes, 19 de ellos mujeres, con el objetivo de vincular a exestudiantes de la ULL o que, sin haberlo hecho, tienen un vínculo afectivo o de pertenencia con la Institución. Se financia a través de cuotas anuales, que se establecen en 30 euros, así como ayudas que reciben por parte de colegios oficiales o, puntualmente, de La Caixa.

Aunque su línea de actuación está dirigida a los antiguos alumnos, quienes se pueden beneficiar de bonificaciones como la utilización de las bibliotecas del centro, instalaciones deportivas, descuentos en servicios más allá de los universitarios y actividades variadas, Alumni ayuda a los diferentes centros de la ULL y a los estudiantes sufragando algunos gastos, como materiales especiales, tesis doctorales, investigaciones o talleres. Asimismo, concede becas y premios a los mejores expedientes académicos. Así, por ejemplo, en 2018 destinó trece mil euros a diversas acciones.

Para María Dolores Mejías, socia fundadora y tesorera, «Alumni aporta a la Universidad una relación con la sociedad, pero más allá de eso se trata de una relación de cariño y pertenencia». Su labor cotidiana, al estar prejubilada, consiste en asistir a comisiones, al tiempo que participa en la organización de actividades. «Adoro lo que hago. Nuestra labor es completamente altruista y tenemos grandes ideas para el futuro. Los estudiantes, por otra parte, deben saber que pueden acudir a nosotros en busca de ayuda», afirma.

«Utilizamos el boca a boca para hacernos oír»


La tesorera de Alumni apunta que el principal problema con que cuentan es la falta de acceso a las bases de datos para encontrar a exalumnos, lo cual dificulta que estos conozcan la labor que llevan a cabo y se asocien. «Utilizamos el boca a boca para hacernos oír», resalta. En este sentido, se muestra crítica con la ULL, pues pese a tener firmado un convenio, «la Institución no nos da a conocer, así que hemos buscado líneas de trabajo con el Cabildo de Tenerife».

No obstante, confía en que el nuevo equipo de gobierno de la Universidad apueste por Alumni «al igual que se hace en el resto de España y las universidades anglosajonas. Tenemos especial confianza en que la nueva rectora, Rosa Aguilar, colabore con nosotros. Además, es asociada».

Por el momento, el Cabildo les ha prestado ayuda para su programa más ambicioso: Embajadores Alumni ULL. Desde finales de 2013 comenzaron a trabajar en esta idea que consiste en que los antiguos alumnos repartidos por países del Mundo presten ayuda a estudiantes o alumnis (socios de Alumni) si se encuentran en el mismo lugar. En la actualidad, cuentan con sesenta embajadores repartidos entre Europa, América, Asia y Oceanía. «El objetivo es que el graduado, cuando termina y quiere buscar trabajo por su cuenta en el exterior, tenga un guía o un vínculo de confianza allá donde se encuentre», subraya.

 

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