La trabajadora social lleva años trabajando con personas drogodependientes. Foto: R. M. Morell

«Buscamos mejorar la calidad de vida de pacientes y familiares»

Sociedad

«Tener una familia es tener un tesoro»

Reneta Monasterio Morell, profesional de la asociación Cáritas Diocesana de Tenerife, es la trabajadora social encargada de tratar y administrar el Proyecto Drago, una unidad de atención a las drogodependencias entre las que se incluyen las adicciones al tabaco y al alcohol, se trata de la única iniciativa enfocada en estas necesidades dentro de la provincia de Santa Cruz de Tenerife. El proyecto está subvencionado por la Dirección General de Salud Pública del Gobierno de Canarias.

Monasterio afirma que Cáritas tiene como finalidad principal cumplir con el Objetivo de Desarrollo Sostenible planteado por las Naciones Unidas número tres, enfocado en la salud y el bienestar de la sociedad, además de fomentar acciones dirigidas a la sensibilización de la sociedad para favorecer la toma de conciencia sobre la enfermedad alcohólica. «De hecho, uno de los objetivos del programa es mejorar la calidad de vida de pacientes y familiares», declara.

«La sociedad no es consciente de la dependencia alcohólica»


Como trabajadora social, Reneta Monasterio tiene que tratar distintas problemáticas en el ejercicio de su profesión. «Algunos de los problemas que abordamos desde la organización en relación con la salud y el bienestar de las personas drogodependientes es la falta de conciencia sobre la enfermedad de dependencia alcohólica que presentan tanto pacientes como familiares, además de la baja percepción de riesgo que la sociedad tiene sobre el consumo de alcohol», subraya.

Para ello, comenta que desde la Asociación Cáritas se intentan tratar estos problemas mediante entrevistas motivacionales para que tanto las personas que sufren de dependencia alcohólica como sus familiares tomen conciencia de dicha enfermedad e incitar a quienes estén en esta situación a entrar en abstinencia alcohólica o reducción de daño. «También realizamos charlas, exposiciones y jornadas sobre los trastornos por consumo de alcohol para sensibilizar a la sociedad en general», concluye.

A través de este servicio, manifiesta que se intentan garantizar una serie de derechos a las personas que requieren asesoramiento: «El derecho a la salud, el derecho a vivir en condiciones de bienestar y un sano desarrollo integral, el derecho a la igualdad entre hombres y mujeres, el derecho a la información y el derecho a la protección de datos personales son algunos de los derechos que intentamos defender».

«Se necesita apoyo para poder desarrollar una abstinencia consolidada»


Del mismo modo, Morell defiende que «esta profesión implica acoger, orientar, informar y asesorar» tanto a personas directamente afectadas como a sus familiares o a cualquier otra entidad o individuo que solicite asesoramiento. «La derivación a otros recursos complementarios y más adecuados a su enfermedad también es fundamental porque muchas veces se necesita apoyo para poder desarrollar una abstinencia consolidada», declara. Asimismo, afirma que el apoyo de las familias ante esta situación es fundamental: «Yo siempre digo que tener una familia es tener un tesoro, porque apoyan y cuando saben tratar bien la enfermedad, el desarrollo y la evolución del programa es mejor».

La trabajadora social también manifiesta que el proyecto Drago también realiza otras muchas acciones como entrevistas de intervención breve y diagnóstico sociofamiliar, proporcionar una cobertura de necesidades primarias como el alojamiento o la alimentación, crear conciencia de la problemática multifactorial del consumo abusivo y de la enfermedad adictiva y motivación al cambio de la abstinencia o derivar a sus pacientes a unidades como la Unidad de Desintoxicación Hospitalaria (UDH) o las Unidades Residenciales de Atención a las Drogodependencias (URAD).

A nivel profesional, afirma que sus expectativas en cuanto a su desarrollo profesional se han cumplido con éxito. «Aunque nos centremos en la enfermedad de dependencia alcohólica, las personas a las que tratamos carecen de otros derechos que intentamos facilitar y que son fundamentales en su inserción integral», concluye.

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