David Hortigüela y Alejandra Hernando, profesores de la Universidad de Burgos (UBU), han investigado la relación existente entre la igualdad de género y la Educación Física. La indagación contó con 51 alumnos del Grado de Educación Primaria y siete docentes universitarios, expertos en la materia abordada. Los maestros aseguran que la gimnasia produce afinidad y solidaridad entre los distintos sexos. Asimismo, pretenden reorientar la Educación Física escolar hacia las relaciones interpersonales y la cooperación.
Con este estudio, los instructores tratan de mostrar que esta asignatura es una herramienta útil para inculcar la ética en el alumnado, ya que genera estudiantes competentes, reflexivos, solidarios y empáticos. Por otro lado, exponen que no hay que verla exclusivamente como una disciplina deportiva, sino también de aprendizaje: “No sirve de nada calificar solo un test de destrezas deportivas si no atendemos a la enseñanza que se ha generado”.
Este sondeo busca el enfoque participativo en la formación inicial del profesorado. El tratamiento implica diversos agentes activos, como tomar decisiones sobre su proceso académico, diseñar sesiones prácticas en centros educativos, o coevaluar a otros compañeros y a su propia clase. Además, mediante reflexiones se analizaron aspectos estereotipados vinculados al ejercicio como el sexismo, el modelo de cuerpo ideal establecido por la sociedad, la figura de la mujer en los espectáculos deportivos, y el «impacto» que tiene socialmente el deporte femenino.
«Uno de los principales factores por los que al menos la mitad de la gente adulta sedentaria no entrena es porque tuvo malas experiencias en la escuela. La motricidad y las pruebas corporales son una fuente de ilustración con infinidad de posibilidades, si se utilizan con un sentido pedagógico. De esta investigación se deduce que la labor cooperativa, relacional, y motivacional, ayuda a mejorar la equidad de género», concluye Hortigüela, miembro del Grupo Actitudes.