El arte es todo aquello que nos evoca cualquier sentimiento. Desde la admiración hasta el asco, pasando por la alegría o la rabia. Aplico diariamente esta definición. Y además, me atrevería a decir que, todo es arte. La vida es un conjunto de elementos y hechos que inspiran. Pero en muchas ocasiones vivimos en la monotonía de lo inmediato que hace que olvidemos lo esencial, vivir de manera artística. Los infinitos tipos de expresiones que existen son resultado de un proceso de aprendizaje y conocimiento vital, del cual podemos dejar constancia. Un ejemplo es la obra de Vincent Van Gogh, sus tortuosas pinceladas son consecuencia de su estado anímico.
El origen del arte comienza con el origen de la humanidad. Lo vemos en las pinturas rupestres hasta llegar a las piezas contemporáneas, que son medios y fuentes de expresión para las sociedades. El arte es algo más que un transmisor de mensajes, también es más que un canal de expresión. Lo artístico sensibiliza creando una mejor sociedad.
Un estudio sobre la importancia del arte en la sociedad, de la Revista Científica Complutense, reflejaba que utilizamos el arte para crear bienestar. En dicha muestra un 21,2 % la consideraron más eficaz que otras experiencias, como el deporte, para generar bienestar. Y es que la vida es un lienzo en blanco de dimensiones y colores tan variados como personas existen, el hecho de vivir ya es arte, solo hay que plasmarlo.
«Nos estamos olvidando de crear el culto a lo artístico en la sociedad»
Sin embargo, en la sociedad de lo efímero e inmediato, creo que debemos recordar que «todo niño es un artista. El problema es cómo seguir siendo artistas al crecer». Estas palabras de Pablo Picasso debemos recibirlas como un aviso de que nos estamos olvidando de crear el culto artístico en la sociedad.
Omitimos vivir con arte, como consecuencia de las prisas impuestas por el mundo y las redes sociales. En la actualidad, vivimos tan programados que se nos olvida ser, sentir y estar. Tres estados fundamentales para lo artístico y la creación de una sociedad cultural y sensible. Nos centramos en el futuro y vivimos pensando en que nunca es suficiente.
Asimismo, el arte no es solo una disciplina, es una herramienta terapéutica. Promueve hábitos saludables, tanto en el ámbito psicológico como social. La terapia artística usa el proceso creativo para mejorar el bienestar físico y psicológico. Los beneficios son innumerables. La Universidad Politécnica de Valencia realizó un estudio sobre los efectos del arte en el sector más juvenil, un 71 % demostró una mejoría en la empatía y un 57 % una mejora en el comportamiento prosocial. Entre el 71 % y el 86 % obtuvieron una mejoría en sus capacidades para iniciar interacciones, obtener sus metas, demostrar empatía o controlar impulsos.
Somos los únicos seres vivos que podemos crear arte, tenemos las herramientas y las fuentes de inspiración. Lo único que nos falta es vivir con ello. Cuando vayamos a un museo no lo veamos como una mera actividad turística. Mirémoslo como una oportunidad de inspiración y de crecimiento personal.
Las diversas expresiones artísticas nos hacen tener más empatía y sensibilidad, cualidades fundamentales para vivir en comunidad. El arte también es una terapia, más que efectiva, obtengamos de ella una forma de vida saludable con nosotros y con la sociedad. No necesitamos ser Gandhi y hacer una nueva marcha de la sal, para cambiar en beneficio propio y del mundo que nos rodea. El mundo del arte es una vía de conocimiento y acercamiento personal y social, que nos ayuda a ser mejores personas. El arte cura el alma.
Yo ya vivo rodeada de él y, espero que, después de esto, ustedes también vivan con mucho arte.