El nuevo álbum de Geese se establece como uno de los lanzamientos más aclamados del año. Foto: M. Sommerfeld

Geese y la deconstrucción del rock

Opinión

Llevamos ya década y media escuchando el discurso de «el rock ha muerto». Que su lugar en la cultura pop queda en el pasado y su posición en el mainstream la ocupan ahora el hip-hop, y en menor medida, el R&B. Todo esto es cierto, resulta casi innegable, pero ningún movimiento artístico muere para siempre. La música está destinada a reinventarse en un ciclo infinito de muerte y resurrección, mutando hasta llegar a formas muy alejadas de su concepción original. El rock sigue vivo en la generación Z, pero viene de la mano de artistas como Geese, que con su nuevo disco Getting Killed reinventan el género mediante la más pura deconstrucción del mismo.

Geese es una de esas bandas que lleva sus influencias a cara descubierta. Cuando los escuchas, puedes detectar las voces resonantes de los Rolling Stones, Van Morrison, Led Zeppelin, o puede que incluso las de Talking Heads. Ya nos lo mostraron con su anterior proyecto, el fantástico 3D Country, que los vio lanzarse de cabeza al rock de raíces con tanta sorna como sinceridad. Pero a pesar de esto su sonido es distintivamente «nuevo» ¿Por qué?

La banda actuará en España en el Primavera Sound 2026 como parte de la campaña de promoción del disco. Foto: M. Sommerfeld

La agrupación neoyorquina, encabezada por Cameron Winter, toma prestado sonidos que funcionaron en el pasado y los desnuda, arrebatándoles su estructura, costumbres y contenido lírico. Getting Killed se siente como tener un puzle totalmente desmontado delante de ti, y aunque te sientes incapaz de unir las piezas, no tienes problema en dilucidar la imagen completa. Se trata de un disco en el que cada canción presenta sus ideas por medio de conversaciones inconexas, sin nada remotamente parecido a una narrativa. Te ves obligado a captar lo que puedas en cualquier momento dado.

Cada instrumento parece ir por su lado, pero de alguna manera convergen en hipnóticos ritmos que difuminan la línea entre el blues y el funk. De la misma forma, las letras del álbum son crípticas, envueltas en un sentimiento de paranoia que resulta en algunos de los momentos más memorables, aquellos en los que la tensión revienta. Dejas de sentirte a salvo para quedarte a solas con un cantante que desesperadamente grita que hay una bomba en su coche o que «todo el mundo está destinado a morir asustado… o en su defecto morir nervioso».

Getting Killed es un elepé a rebosar de ideas, que nos ha dejado futuros himnos como «Taxes», «Bow Down» o «Long Island City, Here I Come» y uno que coloca al conjunto como una de las grandes promesas del «rock zoomer», podio que por ahora comparte con los británicos Black Midi y Black Country, New Road. Con proyectos como este, nos demuestran que el porvenir de la música no está en manos de quien añora las joyas del pasado, sino de quienes la deforman, matan y reinventan. En palabras de Geese «No tengo ni idea de a donde me dirijo… allá voy».

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