El CIS Mercedes Pinto en Tenerife. Foto: S. Gutiérrez
El CIS Mercedes Pinto en Tenerife. Foto: S. Gutiérrez

Transformando vidas a través de la reinserción social

Solidaridad

Muchas personas pueden experimentar circunstancias en sus vidas que las llevan a perder su libertad y a ver restringido su contacto con el resto de la sociedad. Estas situaciones pueden incluir: condenas de prisión, abandono social, marginación o exclusión debido a diversos factores como comportamientos delictivos, adicciones o problemas de salud mental. Cuando sucede esto, comienza un proceso de readaptación del individuo.

De manera general, este concepto se vincula al ámbito penitenciario, cuando se trata de personas que han cometido delitos o crímenes porque han sido juzgadas y condenadas a prisión. En este caso, el proceso de reinserción social abarca una amplia gama de intervenciones, tanto terapéuticas, en caso de ser necesarias, como programas de formación que permiten a los individuos participar en la sociedad una vez que cumplen su condena.

Según Victoria Afonso, graduada en Pedagogía y antigua trabajadora del Centro de Inserción Social Mercedes Pinto, se entiende como reinserción social «el deber de garantizar a las personas privadas de libertad aquellos mecanismos que les ayuden a reintegrarse de nuevo en la sociedad». Además, añade que esta integración está vinculada a «una convivencia pacífica, a no volver a delinquir y a llevar una vida normal».

De acuerdo con el Ministerio del Interior de España, el 80 % de las personas que han estado en centros penitenciarios, no reinciden en ningún acto delictivo tras cumplir la pena privativa de libertad. Esto posiciona la tasa de reincidencia en el ámbito penitenciario en un 19,98 %. El estudio ha detallado, además, que el perfil de individuo reincidente es hombre, de nacionalidad española, y de edades entre los 31 y 50 años.

En las Islas Canarias hay cinco centros penitenciarios. Foto: PULL
En las Islas Canarias hay cinco centros penitenciarios. Foto: PULL

La ayuda que ofrecen los profesionales de la psicología, de la educación social, o de la pedagogía, es crucial para que estos individuos puedan volver a convivir en sociedad de manera plena. Así lo afirma un joven interno del Centro de Inserción Social Mercedes Pinto de Tenerife: «En mi caso ha intervenido una trabajadora social, un educador y una psicóloga». Gracias al trabajo de estos profesionales, ha conseguido obtener el tercer grado penitenciario, es decir, una semilibertad. «Te echan una mano y logras salir para adelante», garantiza. 

Afonso afirma que el apoyo que otorgan el personal que trabaja en el ámbito penitenciario es «vital para que puedan volver a convivir con el resto de la ciudadanía». Para poder lograrlo, utilizan diversos programas de readaptación. La pedagoga estuvo colaborando en el Centro Penitenciario con un proyecto basado en «una formación y orientación laboral dirigida a jóvenes que están a punto de cumplir su condena». Esta iniciativa tiene como objetivo «el conocimiento de las herramientas necesarias para buscar empleo, o recursos para poder formarse», entre otros.

Sin embargo, el recluso declara que es complicado atender a todas las personas internas de manera constante, ya que existen pocos profesionales trabajando dentro del Centro: «A la psicóloga, en dos años y dos meses que estuve sin salir, la habré visto cuatro veces». No obstante, recalca que lo que más le ha ayudado en su reinserción es la asistencia de su educador social, quien «ha estado siempre y me animaba a salir adelante».

Por otra parte, la profesional comenta que hay algunos casos en los que es muy complicado redirigir la conducta de toda la población carcelaria, ya que «desgraciadamente, muchos de ellos, no han tenido un empleo dentro de la institución». Por ello, «se hace muy complicada la reintegración a la sociedad, sobre todo los casos de las personas que llevan muchos años cumpliendo condena».

«Estar en prisión es sobrevivir y no equivocarte»


«He aprendido a valorar mucho más a mi familia, a valorarme a mí mismo y a no volver a delinquir para tener una vida como cualquier persona», comenta el interno. A escasos meses de obtener la libertad total, se muestra satisfecho con su paso por la cárcel. «Todo el mundo se alegra de que haya cambiado«, asevera. Sin embargo, advierte que, al principio, la vida en los centros penitenciarios es muy complicada y asegura que «el que esté fuerte de mente, adelante, y el que esté débil lo tiene complicado». Asimismo, hace saber que: «Estar en prisión es sobrevivir, y no equivocarte».

El CIS Mercedes Pinto cuenta con una capacidad de 300 personas. Foto: S. Gutiérrez
El CIS Mercedes Pinto cuenta con una capacidad de 300 personas. Foto: S. Gutiérrez

Victoria Afonso, por su parte, se muestra satisfecha cuando habla sobre su trabajo: «Me gusta mucho el trabajo social y ayudar a las personas». Sin embargo, reconoce que es un oficio «bastante arduo, porque muchas veces el sistema hace que nuestra labor se vea limitada por una carga burocrática». «Somos unos soñadores que quieren salvar el mundo, y es complicado». Al final, «compensa lo gratificante que es con respecto a la otra parte negativa». En definitiva, «es importante que exista una vocación que sea el motor».

Es primordial comprender que el trabajo de los profesionales es vital para la rehabilitación y la transformación positiva de las personas que han cometido delitos. La empatía, el entendimiento y la inversión en la reinserción social son claves para fomentar la justicia, la igualdad y la seguridad en nuestra comunidad.

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