Ha sido elegida como una de las maravillas del mundo. Foto: PULL

Sevilla, más que un color especial

Sociedad

Sevilla es un lugar para perderse, ya sea de excursión, mirando un balcón andaluz o escuchando el flamenco más puro. Así entenderás que lo que esconde una de las ciudades más reconocidas de nuestro país es mucho más que color. Monumentos, calles con encanto y mucha historia son las grandes protagonistas del viaje que emprendemos por esta localidad que asombra a quienes la visitan. Para empezar nuestra andadura tenemos que irnos, mental o físicamente, a la catedral gótica más grande del mundo. Declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad en 1987, su creación comenzó en 1401 cuando, tras la conquista musulmana, los canónigos quisieron construir un templo nuevo.

Según nos cuenta la historia, no fue hasta 1528 cuando abrió sus puertas. Sus bóvedas, vidrieras y tejidos asombran en la actualidad a quienes la visitan. En ella, se encuentra la señora de Sevilla, la ya famosa, Giralda.Esta torre de más de cien metros es toda una referencia para la capital andaluza. Aunque la estructura, con amplios ventanales, es almohade, la parte superior data de la época renacentista. La estatua que corona la obra arquitectónica se conoce como la fe victoriosa. Es, desde luego, imposible no admirar su inmensidad desde cualquier punto de la ciudad.

 

La torre se encuentra en la propia catedral sevillana. Foto: PULL

Las Setas de Sevilla


Si algo tiene Sevilla son contrastes, no solo de colores, sino también de su arquitectura. Pasar de lo gótico a lo vanguardista en menos de diez minutos caminando es, sin duda, asombroso. Las Setas de Sevilla, son más de 150 metros de una estructura que, con la sensualidad de sus curvas y sus luces nocturnas, suponen que esta construcción fungiforme sea todo un sello para la ciudad. Desde la finalización de su construcción en 2011, ha recibido varios reconocimientos. Este año ha sido nombrada como una de las 10 obras arquitectónicas más destacadas del planeta según el portal TDFK. Te propongo que te subas a la planta más alta de la estructura y admires, con incredulidad y asombro, la preciosa postal panorámica que tendrás de la ciudad.

 

La estructura terminó de construirse en 2011. Foto: PULL

Hablar de Sevilla y no mencionar Triana sería hacer un recorrido incompleto. El río Guadalquivir le aporta la magia necesaria para que el barrio más emblemático de Andalucía brille con más fuerza. En él, además, podemos encontrar diversos lugares icónicos como el primer rascacielos de la ciudad, Torre Sevilla. Si vamos a Triana, también es casi obligatorio recorrer La Plaza del Altozano que cuenta con el mercado, la Capilla del Carmen y la Iglesia de Santa Ana. Los patios y las casas más antiguas terminan de confeccionar un barrio que tiene historia y vida propia.

Casi todas las ciudades tienen una Plaza de España, pero te aseguro que ninguna se parece a la sevillana. En 1914, se empezó a tejer la historia de este lugar de referencia que cuenta con toda la esencia, luz y color andaluz. Sus más de 50 000 metros cuadrados te permitirán disfrutar de la plenitud de este lugar que, a lo largo de la historia, ha acogido el rodaje de Star Wars o Juego de Tronos.

En la Plaza de España se han grabado varias películas. Foto: PULL

Torre del Oro


La Torre del Oro es el último lugar del que te voy a hablar. Esta torre defensiva data de 1220, pero, gracias a varias remodelaciones, su presencia en la actualidad sigue imponiendo tanto como cuando se inauguró. Además, su presencia está perfectamente arropada por el río Guadalquivir.

Creo que en este viaje no nos falta de nada. En Sevilla hay color, música, historia y una gastronomía irresistible. Viajar a la Ciudad es como volver a un pasado que se mantiene, perfectamente, en el tiempo. Te animo a que saques tu cámara y dejes que la luz de la capital andaluza ilumine un camino que estará plagado de buenos momentos.

 

 

Estudiante de Periodismo en la Universidad de La Laguna. "La mejor noticia no es la que se da primero, sino, muchas veces, la que se da mejor", Gabriel García Márquez.

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