Nina Urgell (@ninauc) en un post publicitario para Puma. Foto: PULL

Marketing Influencer, estigmatizado

Opinión

Observando Instagram me ha percatado que varias cuentas que sigo compartían en sus stories un texto procedente de la cuenta @patriciamorenob, donde se quejaba sobre una viñeta que había compartido otro perfil en la cual se ridiculizaba el papel de los denominados influencers. Un perfil profesional que se ha ido desarrollando en los últimos años a raíz del auge de las redes sociales. Los hay que se atreven a nombrar esta actividad como «La profesión del siglo XXI». Eficaz en la estrategia publicitaria de las marcas, se ha ganado adeptos pero  sobre todo, detractores.

A consecuencias de estos perfiles nace el marketing de influencers. Una vertiente, ahora mismo, principal en el departamento de marketing de las marcas. Hace años, lo importante era elaborar una buena campaña de televisión que convenciera a la audiencia de que necesitaba ese producto en su vida. Estas grandes campañas ahora han pasado a un segundo plano, convirtiendo a los creadores de contenido en el canal principal para hacer llegar a la audiencia ese producto.

Puede ser algunos de estos influencers, hayan convertido su perfil en la red social fundada por Kevin Systrom y Mike Krieger en una especie de teletienda. Algo que resta credibilidad al público. Eso es más que cierto y comprobable. Pero también existen esas cuentas que aportan tanto a sus seguidores como a la marca que elige para desarrollar su acción publicitaria. Las métricas de mediciones sobre el alcance o la interacción, entre otros, de estos perfiles son fundamentales de cara a desarrollar una acción. ¿De verdad existiría esta rama del marketing si estos perfiles no aportasen un verdadero beneficio económico a las marcas? Claro que no.  Se cobra en base a lo que se genera. Algo que ocurre, o debería, en otras profesiones.

«A través de publicaciones de imágenes o vídeos han sabido crear una marca personal, llegar a un público y ser creíbles por parte de sus seguidores»

Y no hablo de esos perfiles de personas que ya son conocidas por su profesión sino de todos aquellos que han surgido en base a esta plataforma. Algo que, para mí, tiene mucho más mérito. Surgen como completos desconocidos y a través de publicaciones de imágenes o vídeos han sabido crear una marca personal, llegar a un público y ser creíbles por parte de sus seguidores. Además, muchos de estos perfiles administran sus acciones publicitarias a través de agencias de representación como las que tienen los cantantes, artistas, futbolistas…

Una crítica que sí comparto es que por el hecho de que se haga a través de las redes sociales no deja de ser publicidad. Algo que, a la vista del seguidor, debería de estar señalado en forma de hashtag o señalando que la publicación es promocionada.  Sin embargo, creo y defiendo que se deben respetar todas las formas de trabajo. Debemos de aceptar que hay actividades que se han ido desarrollando a raíz de la era digital en la que vivimos, al igual que llegarán otras en un futuro para cubrir nuevas necesidades inexistentes en el panorama actual.

"Considero que mi primera y única vocación es el periodismo. Nunca empecé siendo periodista por casualidad –como mucha gente– o por necesidad, o por azar: empecé siendo periodista porque lo que quería era ser periodista"- García Márquez.

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