Menor utilizando productos cosméticos. Foto: PULL
Lo productos cosméticos no son para la niñez. Foto: PULL

Infancias adultas

Opinión

El hecho de que las redes sociales manipulan a la sociedad en gran medida no es un dato sorprendente. Estas son capaces de influir en la conducta, los gustos y en la manera de relacionarse con las personas. Plataformas como Instagram o TikTok son capaces de formar los temas de conversación en nuestras reuniones con la familia y las amistades. Pueden modificar el estilo de vida de las personas y crear patrones de comportamiento.

Un claro ejemplo de este último son las rutinas de belleza, que, aún con la intención de hacer que la personas se vean bien físicamente, han generado una serie de consecuencias negativas llegando a un público no deseado. Con tan solo escribir la palabra Skincare en el buscador de TikTok podrás encontrar multitud de vídeos de adolescentes, mayoritariamente chicas, que siguen estas rutinas de cuidado facial, imitando paso a paso las de sus influencers favoritas. Pero: ¿cuál es el problema?

Todos estos productos como cremas hidratantes, sérums rejuvenecedores o lociones antiarrugas son recursos creados primeramente para personas adultas, con la necesidad de esconder o mejorar esas imperfecciones que no son de su agrado. Contienen activos como retinol, niacinamida o ácido salicílico, los cuales no están hechos para la piel de individuos menores de edad.

«Las pieles infantiles no requieren de un cuidado especial»

No es hasta los 25 o 30 años en algunos casos, que las personas no comienzan a perder compuestos como el colágeno o la elastina, por lo tanto, no debería ser una situación preocupante para una persona que aún está comenzando a vivir. Además, aplicar estos tratamientos estéticos en rostros de adolescentes puede debilitar la función barrera de la piel o incluso debilitar el pH de la misma, dando lugar a irritaciones, dermatitis o incluso quemaduras.

Es impactante ver como adolescentes, que apenas han terminado la Educación Secundaria Obligatoria, hacen uso de estos recursos para verse jóvenes y radiantes, cuando realmente ya lo están. Generalmente, a una edad tan temprana no entra en la agenda de preocupaciones el estado de la piel, la aparición de granos ni el envejecimiento del rostro, pero con las redes sociales todo esto ha cambiado. Ahora la población tiene acceso a una cantidad ingente de información, que no siempre afecta en la manera que debería.

Se han transformado completamente las modas y los gustos, haciendo que personas tan jóvenes piensen en cómo se van a ver dentro de treinta años y no en actividades propias de su edad. Las personas adultas deben velar por la infancia. Esta debe vivir el presente, sin preocuparse por cómo se lucirá en el futuro.

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