Facultad de Educación de la Universidad de La Laguna.
En los deportes en equipo, encontramos las categorías masculina, femenina y mixta. Foto:

La Delegación de Estudiantes de Educación pide hacer exámenes ‘online’

ULL

Representantes del alumnado en el Grado de Educación mostraron este jueves, en una Junta de Facultad extraordinaria, un desagrado generalizado provocado por la obligatoriedad de realizar las pruebas finales de manera presencial. Aunque la reunión se dispuso para la creación de los horarios del próximo año académico, los portavoces del conjunto de estudiantes aprovecharon la ocasión para solicitar a través de un discurso argumentado la virtualidad de las próximas convocatorias. Indican que «el objetivo es que se reconsidere la presencialidad obligatoria».

El Rectorado deja en manos de cada decanato determinar si los exámenes serán online o presenciales en función de la cantidad de alumnado matriculado en cada carrera y los espacios utilizables. «Me parece que es un poco idealista pensar que hay recursos humanos suficientes en la Facultad de Educación para acoger a miles de estudiantes que están en los grados y másteres. Puertas, ascensores, conexiones… para ir de un edificio a otro hay que atravesar pasillos muy estrechos», declara un integrante de la Delegación.

«Estamos en la época del sálvese quien pueda en todos los grados. O acatas, o suspendes»


Resalta que existe alumnado que se vio en la necesidad de rescindir su contrato de alquiler y regresar a su domicilio habitual debido al escenario generado por el virus, por lo que trasladarse a las aulas supone un gasto extra que no todas las familias pueden cubrir. Aún así, solo se puede tener en consideración a quien posea una justificación médica que acredite una condición de riesgo. «Estamos en la época del sálvese quien pueda en todos los grados. O acatas, o suspendes», afirma.

La premisa anterior también causa que, desde el inicio del curso, una parte del estudiantado se exponga a más peligro de contagio al pertenecer a dos grupos burbuja (agrupaciones con un número limitado de personas). La alta demanda en el Grado de Educación y en el de Pedagogía, además de la escasez de personal  y de infraestructuras, hizo que se les ubicara de forma automática en los turnos de mañana y de tarde.

A pesar de contactar con el Decanato, no les ofrecieron la alternativa de asistir a clase por internet cuando ir al aula se tradujera en inseguridad adicional frente al coronavirus. «Hay falta de personal en casi todos los departamentos. En las reuniones siempre dicen que están sobrepasados», destaca. Por otro lado, desde la Conserjería señalan que «no hay semana que no haya que mandar un escrito al servicio técnico» a causa del mal estado de los edificios.

En los criterios difundidos por la Universidad para llevar a cabo la docencia en las circunstancias actuales se especifica que la Institución no pretende convertirse en un centro de enseñanza semipresencial, sino de presencialidad adaptada, y que «se deberá procurar la máxima  posible compatible con las condiciones sanitarias exigidas». Según el Ministerio de Sanidad, «la probabilidad de contraer y propagar la Covid-19 crece con el aumento de la interacción de las personas». Los días asignados para las convocatorias «se romperán los grupos de convivencia» y no se podrá cumplir con el punto número uno de los principios básicos de prevención establecidos por las autoridades: limitación de contactos.

La Delegación cuenta con que el Decanato enviará el discurso al Rectorado para intentar llegar a un acuerdo. Aseguran que «el alumnado no quiere arriesgarse y que siente desconfianza e incertidumbre» ante la próxima jornada de exámenes. El estudiantado de tercero de Filología Inglesa ya mostró su desacuerdo publicando un comunicado donde se subraya el «trato injusto recibido». Es preciso recordar que la vacunación contra el Covid-19 no se ha efectuado en la población más joven. «¿Quién va a decidir si vamos a ser partícipes de la mejora de la situación pandémica en la Universidad de La Laguna y en la sociedad canaria o, por el contrario, un motivo de riesgo? Nadie se atreve», asevera.

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