Alicia Acosta lleva trece años en la biblioteca de la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación. Foto: F.K.

«Coger un libro en las manos es algo que aún le gusta a la gente»

ULL

«Con un catálogo online no tienes la perspectiva real»

Alicia Acosta es la responsable de la biblioteca de la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación de la Universidad de La Laguna. Su atracción por los libros nació cuando era una niña, aunque durante la educación obligatoria se vinculó por completo a la ciencia. Empezó su etapa universitaria cursando Física, pero no era el mejor momento de su vida y decidió tomarse un respiro: «Cuando me encontré mejor volví y terminé Pedagogía, algo bastante diferente». Sin embargo, su experiencia en un programa de absentismo escolar fue el detonante para un nuevo cambio de tercio.

El proyecto le obligó a visitar los domicilios del conjunto de menores que no acudía al colegio. «Suelen residir en zonas difíciles y llevar a cabo una labor en la que pasas miedo se vuelve traumático», afirma Acosta. Después de dar por terminada su actividad consideró que otro episodio como ese no sería sostenible: «Si este es el tipo de trabajo que me espera por mi titulación, no duraré mucho tiempo». En la búsqueda de un empleo que le ofreciera más estabilidad dedujo que trabajar como bibliotecaria podía ser una buena alternativa. Inició su periodo de preparación, se presentó a una oposición y logró obtener la plaza anhelada.

Leer para crecer


Su rutina en la Biblioteca varía a lo largo del año. Acosta realiza distintas tareas entre las que destaca la impartición de un curso sobre el funcionamiento de esta al alumnado de nuevo ingreso. También se encarga de revisar la bibliografía recomendada de las guías docentes para «ver qué no se tiene, preparar las adquisiciones, comprar los libros, catalogarlos…», explica. El resto del personal ejecuta lo relacionado con la atención al público.

Para esta apasionada de los libros «dedicar tiempo a la lectura es fundamental para el desarrollo íntegro de cualquier persona». Recuerda que en el colegio al que acudía cuando era pequeña no había biblioteca, pero después de pasar por la Universidad se arraigó en ella otra idea que hizo que le gustara leer aún más. «Mejora el intelecto, la atención, la observación y hace que tengas una mente crítica», asegura. Insiste en que «alguien que ha adquirido cultura es más difícil de engañar o de hacerle temer cosas».

Gran parte del día lo pasa rodeada de historias de todo tipo, pero apunta que sus obras favoritas están relacionadas con la neurociencia, la psicología y la sociología. La literatura, confiesa, no le atrapa tanto como la divulgación científica.

«Necesitamos más visibilidad. No solo son importantes Amazon o Casa del Libro»


La revolución digital e informática acontecida a finales del siglo XX ha marcado un antes y un después. Acosta asevera que «internet hace mucha competencia a las bibliotecas porque es más rápido y fácil de usar», y que el fenómeno es una consecuencia directa de una mayor utilización de estas como salas de estudio en las épocas de exámenes». Resalta que lo más difícil es detectar qué vale la pena extraer del mundo online y que «coger un libro en las manos es algo que aún le gusta a la gente».

En la actualidad se desarrollan investigaciones con el objetivo de impulsar a las redes de bibliotecas en el ciberespacio. Cuando se efectúan búsquedas de libros u otros recursos el algoritmo favorece su compra en grandes superficies y no su adquisición mediante otras vías. «Necesitamos más visibilidad. No solo son importantes Amazon o Casa del Libro, sino los sitios donde se encuentran para su consulta o préstamo», manifiesta la bibliotecaria.

«Promover el uso de las bibliotecas desde la infancia a través de actividades atrayentes debe ser una prioridad aquí también»


Durante sus viajes a otras partes del mundo ha podido comprobar que el concepto de biblioteca varía según la cultura. Acosta afirma que «Finlandia es un país referente en este ámbito» y que ahí son un enclave de encuentro diario. Las describe como grandes estructuras bien equipadas donde se puede observar a personas de todas las edades leyendo y llevando a cabo otras tareas de diversa índole: «Algunas cuentan con espacios para tocar instrumentos, visualizar material audiovisual o preparar la merienda de los niños y niñas».

Acosta considera que «el clima juega un papel fundamental» a la hora de entender por qué «en otros lugares acudir a la biblioteca es una tradición». En el territorio finlandés las temperaturas son mucho más bajas durante todo el año, así que «aquí lo que nos provoca el tiempo es estar al aire libre y ahí entrar en alguna parte para poder aguantarlo», asegura.

Aun así, sostiene que «promover el uso de las bibliotecas desde la infancia a través de actividades atrayentes y enseñar qué se puede hacer dentro debe ser una prioridad aquí también, aunque tengamos formas diferentes de experimentar la vida».