En Canarias el sector de la agricultura utiliza más el sistema de regadío que el de secano. Foto: F. K.

Gota que se va, no regresa

Medioambiente

Los efectos del cambio climático están dejando una huella profunda alrededor del Mundo. El Lago de Garda, el más grande de Italia, ha empezado a parecer una playa debido a la falta de precipitaciones y a la utilización de su agua para regar los campos agrícolas. El Parque Nacional de Doñana, en Andalucía, se ha quedado casi sin una gota por las mismas razones. Al mismo tiempo, en Pakistán las inundaciones de agosto provocadas por lluvias torrenciales dejaron sumergida a una gran parte del país. La Tierra vive un desequilibrio ambiental que no deja indiferente a las Islas Canarias.

Al igual que en los dos primeros casos mencionados, la sequía es uno de los principales problemas que afectan al Archipiélago. Este fenómeno comenzó a aparecer con más frecuencia en la década de los noventa. Las Islas se caracterizan por poseer microclimas (cambios bruscos de tiempo según la altitud), pero, dejando a un lado las variaciones que traen las estaciones, los elementos dentro de estos suelen tener cierta estabilidad.

La disparidad existente entre las ciudades tinerfeñas San Cristóbal de La Laguna y Puerto de la Cruz son un ejemplo claro. La primera está a 543 metros por encima del mar y la segunda a cuatro metros. Eso hace que, en la primera, por normal general, haga mucho más frío que en la segunda, aunque estén muy cerca. Debido al calentamiento global, esos pequeños climas están distorsionándose y, en consecuencia, el tiempo que suele surgir en cada zona.

«En 2050 el clima canario será alrededor de un 15 % más seco»


David Suárez, director de la Agencia Estatal de Meteorología en Canarias (AEMET), afirma que «la sequía actual tiene una severidad similar a las de 2002 y 2005». Además, las predicciones no muestran indicios de cese: «Es probable que los próximos meses sean de normales a secos, según la climatología del modelo».

También explica que en lo que se refiere a las lluvias «las tendencias a largo plazo no son tan claras como las observadas para las temperaturas», pero que las proyecciones climáticas muestran que «en 2050 el clima canario será alrededor de un 15 % más seco».

En el análisis del último año hidrológico, que abarca el periodo situado entre el 1 de octubre de 2021 y el 30 de septiembre de este año, se observa que «se ha almacenado un 64 % de las precipitaciones que se registrarían en condiciones normales», apunta el meteorólogo. Además, expone que hay diferencias significativas entre las provincias de Las Palmas y Santa Cruz de Tenerife, ya que «se ha acumulado un 48 % frente a un 72 % respectivamente».

Por otro lado, Abel López, docente de Geografía en la Universidad de La Laguna y experto en fenómenos meteorológicos extremos en la Macaronesia, destaca que no solo se detectan cambios en cuántas veces llueve o cuándo, sino en cómo sucede. «La precipitación está adquiriendo un carácter cada vez más torrencial. Llueve más en menos tiempo, algo que da lugar a que el agua no sea tan aprovechable por el medio natural», expresa el investigador.

Los señores del agua


La escasez de agua es capaz de originar problemas graves en cualquier ámbito. Sin embargo, el sector agricultor es el que más está notando las consecuencias del fenómeno. En Canarias el 60 % del territorio cultivado es de regadío (necesita ser regado con sistemas artificiales de forma regular). Por esta razón la dependencia de las aguas subterráneas o almacenadas en balsas y otros depósitos es muy alta. El descenso de precipitaciones y el aumento de temperaturas han provocado que las cosechas necesiten ser regadas con más asiduidad de lo habitual, pero la oferta no coincide con la demanda.

«Antes llovía hasta en verano y ahora, si se quiere sacar algún cultivo, hay que hacer el doble de gasto y regar dos veces o tres», afirma Daniel Pérez, agricultor en la finca El Rincón de Elena y Dani, en Arara, Candelaria. Asegura que le paga a «los señores del agua» alrededor de 500 euros para poder dar abasto. Esto quiere decir que se la compra a comunidades de regantes o a quien tienen la titularidad temporal.

La Ley de Aguas, aprobada en 1990, otorgó a las personas que la alumbraron el derecho de administrarla durante cincuenta años. Hasta 2040 seguirán gobernando los espacios que contienen este recurso fundamental. Después de este régimen concesional, en teoría, volverá a ser pública. «Son cuatro, por así decirlo, y la venden muy cara porque hay poca», resalta Pérez. Sobre esta cuestión, el consejero insular de Desarrollo Sostenible, Javier Rodríguez, considera que «es necesaria una actualización de la normativa acorde con el contexto social y climático de hoy».

Los cultivos de secano también sufren estrés hídrico. Normalmente, estos se abastecen con las lluvias. La siembra suele ser planificada atendiendo a las predicciones que lanzan los meteorólogos, pero el desequilibrio climático ha ocasionado que sacarlos adelante dependa del riego artificial. El bodeguero herreño Alejandro Padrón ha podido observar cómo «la calidad de la uva no ha empeorado, pero la vid se vuelve más débil cuando no se le ayuda».

La vid debe contar con un riego de apoyo para poder sobrevivir. Foto: F. K.

Existen zonas como la parte alta del Valle de Güímar o Vilaflor donde no existe una red de riego ni la posibilidad de impulsar el agua, según explica Tanaira Rodríguez, ingeniera agrícola y maestra de almazara. Cuenta que las plantas están envejeciendo y que se abandonan.

El consejero insular de Agricultura de Tenerife, Javier Parrilla, confirma que «hay redes públicas en Vilaflor y en parte del Valle de Güímar, pero deben de mejorarse. De hecho, la balsa de Trevejos, en Vilaflor, la de mayor altura de la Isla, suministró 817 mil metros cúbicos en 2021, un 194 % más con respecto a 2018 (277 mil metros cúbicos)».

«Las pequeñas empresas agricultoras acabarán desapareciendo»


Una de las preocupaciones que abundan entre los equipos de investigación vinculados al área de Agricultura es el mal estado de los conductos por los que viaja el agua. Entre los micro objetivos del Plan de Regadíos de Canarias, impulsado por la Consejería de Agricultura, Ganadería y Pesca entre 2014 y 2020, estuvo la incorporación de tuberías para sustituir las atarjeas, ya deterioradas por el paso de los años.

A pesar de las mejoras sigue habiendo redes de distribución deficientes. «No se puede perder un porcentaje del treinta, cuarenta y cincuenta del agua que discurre por las antiguas canalizaciones solo porque no están acondicionadas», expresa Noelia Cruz, ingeniera civil y experta en Tecnología y Gestión del Agua. Para la investigadora de la ULL, los acuíferos son la riqueza de Canarias y «deben cuidarse mediante su recarga artificial y mantenimiento».

Los gastos que deben enfrentar las personas que se dedican a la agricultura hacen que la rentabilidad del trabajo disminuya con creces debido al alto coste de los suministros esenciales . «Aun existiendo la posibilidad de regar, la producción se ha encarecido mucho y el mercado no lo paga», subraya Tanaira Rodríguez.

En relación a esta cuestión, Daniel Pérez apunta que «el precio de la cosecha lo marcan siempre las empresas mayoristas», como Mercadona, «y eso hace que haya que vender al mismo precio que hace doce años asumiendo unos gastos mucho superiores». Añade que «si esto sigue así, las pequeñas empresas agricultoras acabarán desapareciendo».

Desalación y regeneración como paliativo


Uno de los objetivos más importantes del Plan Hidrológico de Tenerife de tercer ciclo para el periodo 2021-2027 es bajar la dependencia de las aguas subterráneas de un 80 % a un 65 %, ya que la cantidad de agua que se acumula por lluvias es cada vez menor. Aun así, Javier Rodríguez expone que «hay una situación de equilibro, pues alrededor de 400 galerías y 150 pozos están dando agua».

Por el contrario, las personas que trabajan en el campo y forman parte de esta pieza tildan la situación de insostenible. «Si esto sigue así, las pequeñas empresas agrícolas terminarán desapareciendo», declara Pérez. Manifiestan que no pueden obtener el agua suficiente para salvar la totalidad de sus cultivos sin elevar el número de pagos. Los planes para aumentar las redes públicas y el desarrollo de infraestructuras innovadoras son soluciones a largo plazo.

Teniendo en cuenta el pronóstico para los próximos años, las nuevas aportaciones de agua solo pueden llegar a través de la tecnología. La desalación y regeneración de este recurso son las alternativas que se están impulsando con más fuerza. Javier Parrilla destaca que «el Cabildo de Tenerife mantiene un programa de actuaciones en cinco grandes espacios de depuración y regeneración de aguas, con una inversión global de 170 millones».

La Estación Depuradora de Aguas Residuales Industriales del Polígono de Güímar también trabaja con los vertidos de Candelaria y Arafo. Foto: F. K.

«Estamos tardando en implementar el uso de aguas regeneradas en todos los ámbitos posibles»


Además, se está construyendo una desaladora en el Valle de Güímar y otra en La Laguna y se están ampliando la de Granadilla de Abona y Guía de Isora. Según detalla el consejero insular de Desarrollo Sostenible, «la primera se ampliará de catorce mil a veinte mil metros cúbicos al día y la segunda casi igual, de catorce a veintiún mil diarios». La Estación Depuradora de Aguas Residuales Adeje-Arona triplicará los ocho mil metros cúbicos habituales.

«Hemos implantado el agua regenerada desde marzo de 2022 en toda la cuenca nordeste de Tenerife (Tegueste, parte de Tacoronte y los pueblos laguneros de Tejina y Valle de Guerra), mejorando la calidad de las aguas y estableciendo un cambio de modelo en el regadío de la Isla, donde el almacenamiento y las precipitaciones no son tan determinantes, sino la cantidad de agua producida diariamente», apunta Parrilla. Sobre esta cuestión, dice que «este mismo proceso se irá implantando en las distintas cuencas de la Isla progresivamente».

Noelia Cruz apoya la implementación de soluciones innovadoras para abordar la situación actual: «Estamos tardando en implementar el uso de aguas regeneradas en todos los ámbitos posibles. Reutilizando bajamos la presión sobre el acuífero y la desalación del mar». Por su parte, Tanaira Rodríguez piensa que «si en Israel han sido capaces de cultivar casi en el desierto y aprovechar hasta la más mínima gota con tecnología e inversión, aquí también se puede».

Compromiso ciudadano


Las personas suelen jugar un papel fundamental en los contratiempos que ella misma desencadena.  El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), avalado por la ONU, expuso en el Quinto Informe de Evaluación que en las últimas cinco décadas las actividades humanas han calentado la Tierra con una probabilidad mayor del 95 %. Eso significa que llevar a cabo acciones distintas puede influir en la ralentización de los fenómenos adversos.

Para Abel López «los comportamientos individuales son básicos para cambiar cosas. Cómo nos alimentamos, nos vestimos y desplazamos es importante». Hace hincapié en que «muchas de las soluciones para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y crear un sistema territorial mucho más sostenible para afrontar los impactos del cambio climático» ya están puestas sobre la mesa. Aun así, considera que el Gobierno tiene que abrir «un paraguas normativo» que ayude a la población a desarrollar una conducta más sana.

Son distintas las campañas que se han impulsado en este sentido. En particular, el 1 de septiembre se fijó una reducción del 50 % en el precio del transporte público con el objetivo de fomentar su uso y evitar el exceso de coches, una medida que se mantendrá vigente hasta diciembre de año presente. Asimismo, en zonas con una afluencia de gente moderada se han colocado grifos que surten agua desalada. Las campañas de reciclaje también son frecuentes.

Este punto de agua desalada se encuentra en el Paseo de Punta Blanca, en Guía de Isora. Foto: F. K.

Las formaciones enfocadas en el sector agricultor son vitales. El Plan de Regadíos de Canarias para el periodo 2014-2020 ya hizo énfasis en este punto, pero Alejandro Padrón garantiza que muchas personas siguen sin tener la preparación suficiente para cultivar con estrategia. Apuesta por «la planificación de cada cultivo a un ciclo anual, en épocas de más calor o en la fase de crecimiento donde la planta necesite más agua para producir material vegetal».

Tanaira Rodríguez insiste en que invertir en cultivos de secano puede ser una buena opción para sobrevivir a la coyuntura. Además, sostiene que las acciones gubernamentales basadas en la tecnología son fundamentales, pero la conciencia individual también. Al respecto, señala que en Fuerteventura, por ejemplo, hay una tarifa reducida del agua agrícola que diferencia a profesionales y no profesionales; en Tenerife, un proyecto de aguas regeneradas; en La Palma, posibles trasvases, y en Gran Canaria, grandes infraestructuras hidráulicas.

La ingeniera agrícola sostiene que todo eso está muy bien, «pero quienes trabajan en la agricultura tienen que ser conscientes de que cada gota que se desperdicia se pierde y, posiblemente, no se recupere».

Pensar más, gastar menos


El agua que se va no regresa. El cambio climático sigue su curso y el Gobierno, en palabras del director de la AEMET en Canarias, «debe fortalecer la conciencia humana con medidas de adaptación que impulsen la vida sostenible y el cuidado de los recursos esenciales».

Noelia Cruz añade que es clave seguir planteando posibles escenarios del Mundo en las próximas setenta décadas «para intentar anticiparse a lo que viene y poder tomar decisiones adecuadas».

El panorama actual es una consecuencia de lo acontecido en los últimos doscientos años. Los cambios, para bien o para mal, se perciben a largo plazo. Por eso empezar a mejorar ya es algo imprescindible. La mitigación de los efectos provocados por el calentamiento global depende de esas acciones que se eligen ejecutar en el día a día, propias y colectivas.

Lo último sobre Medioambiente

Ir a Top