Nira María Rodríguez Muñoz es graduada en Trabajo Social por la Universidad de La Laguna (ULL). Realizó su Trabajo de Fin de Grado sobre la violencia obstétrica y su vinculación con el Trabajo Social. Ahora, la Unidad de Igualdad de Género de la ULL reconoce su trabajo con un galardón en los I Premio de Igualdad de TFG de la institución lagunera. Rodríguez realizó su investigación siendo consciente de la necesidad de indagar en este ámbito tan desconocido incluso dentro de la propia profesión del Trabajo Social.
Hace un año te graduabas en Trabajo Social por la ULL. ¿Qué tal el desarrollo de los estudios? «Empecé a estudiar la carrera hace 17 años, cuando todavía era una diplomatura, pero no la terminé porque comencé a trabajar en una organización sin ánimo de lucro. Estuve durante 11 años en esa entidad hasta que, por problemas de presupuesto, tuvieron que prescindir de mí. Entonces, recuperé mis estudios ya en el Grado de Trabajo Social. En cuanto a las expectativas, prefiero, desde mi opinión, la estructura de la diplomatura a la del grado. En la diplomatura, las optativas las tenías desde el primer curso por lo que ibas al campo de prácticas preparado en la especialidad. Ahora, te meten todas las optativas en cuarto y no vas tan preparado a las prácticas. No se están dando asignaturas concretas desde el principio. A pesar de ello, hay muchas personas que están a favor del grado».
A la finalización del Grado presentaste tu Trabajo de Fin de Grado (TFG) La Violencia Obstétrica como forma de violencia hacia las mujeres, y actuación desde el Trabajo Social. ¿Por qué este tema? «El tema principal surge porque la violencia obstétrica es tipo de violencia simbólica sobre las mujeres que está totalmente invisibilizada y que, muchas veces, cuando nosotras somos protagonistas de nuestro parto, gestación y postparto, vivimos unas desigualdades que son innecesarias y que muchas veces no reconocemos porque no hay una legislación que nos proteja en ese tipo de acciones. Además, muchas veces, son actos que no sabemos identificar como violencia porque lo ordena un equipo médico. Por su parte, desde el ámbito del Trabajo Social, existe una carencia total de trabajo hacia las mujeres víctimas de violencia obstétrica»
«Creemos que está bien hecho y te dejas hacer de todo»
¿Qué entendemos por violencia obstétrica? «La violencia obstétrica es aquella que se ejerce sobre la mujer en el ámbito sanitario. Esta se puede manifestar en el proceso de gestación, en el trabajo de parto y, también, durante el postparto. Además, puede ser tanto psicológica como física. Hablamos de psicológica cuando existen comentarios fuera de lugar, con el machaque psicológico hacia mujeres que han recurrido a la fecundación in vitro… Es decir, una carencia de empatía total hacia las mujeres por parte de los equipos sanitarios. Pensamos que tiene que ser así, pero nosotras podemos decir: No me gusta lo que estás diciendo, no me gusta lo que me estás haciendo…Y, por otra parte, la violencia obstétrica física que se manifiesta cuando no te dejan parir en una posición que a ti te apetece, la ausencia de partos humanizados… Los equipos sanitarios intentan humanizarlos cada vez más, pero no se consigue del todo ya que, por ejemplo, durante el trabajo de parto, estás en una posición supina y entran cinco estudiantes. Tú, sin poder decir nada, miras mientras te tocan y apuntan en un cuaderno y tú, mientras, estás en un trabajo de parto; eso es violencia obstétrica. O, también, que te hagan intervenciones sin tú dar tu consentimiento. Hay un muchas características y factores que hacen que ejerzan sobre la mujeres este tipo de violencia. Esta es simbólica e invisible porque, como son profesionales sanitarios quienes la practican, creemos que está bien hecho y tú te dejas hacer de todo. Luego, tú te informas de lo que podrían hacer para que todo fuera más humano y no tiene nada que ver con lo que se hace».
«No hay nada que se haga, desde el ámbito del Trabajo Social, con la víctimas»
Y desde la perspectiva del Trabajo Social ¿cuáles son las principales conclusiones que se extraen con esta investigación? «No hay nada que se haga, desde el ámbito del Trabajo Social, con las víctimas de violencia obstétrica. No hay nada. No se interviene. De hecho, de las trabajadoras sociales que entrevisté, que trabajan en hospitales y en centros médicos, ninguna conocía la existencia de la violencia obstétrica. Es cierto que, muchas de ellas, trabajan temas de atención al paciente, pero no hay leyes específicas sobre esta violencia. La ley específica de violencia obstétrica está en México y en Venezuela. Por su parte, en Argentina, se propició también una ley al ver los altos casos de denuncia por tocamientos, cesáreas no necesarias sin consentimiento… Aquí, en España, tenemos que atenernos a la Ley de Defensa de Atención al Pacientes en Hospitales como una muy general donde incluirlo todo».
En el caso práctico, en la investigación, ¿has encontrado mujeres que hayan afirmado que han sufrido violencia obstétrica o lo han hecho después de saber qué era la violencia obstétrica? «Entrevisté a 25 mujeres y a todas les había pasado algo que ni siquiera sabían que era violencia obstétrica. Sabían que algo iba mal, que no funcionaba, pero no sabían qué les estaba pasando. Muchas de ellas sufrían rasurados genitales para parir ya que los sanitarios aseguraban que era más higiénico no tener pelo en la vagina, les decían que debían estar acostadas en la cama para estar más relajadas, les ponían usos de enemas sin necesidad… Además, en las entrevistas, se detectaron usos de epidural sin consentimiento, rotura de la bolsa artificial, presión en el abdomen, uso de fórceps… Tú piensas que está bien porque estás en un hospital y confías en el trabajo de estas personas, pero no es así. De hecho, al entrevistar a obstetras y auxiliares de clínica, lo que más decían es que las personas que trabajan en los hospitales no ejercen ningún tipo de violencia. Entienden el concepto porque lo han estudiado, pero no reconocen que lo ejercen».
«Identifiqué factores que apuntaban a que estaba sufriendo violencia obstétrica»
¿Has vivido esto de cerca? «Yo pasé por un proceso de fecundación in vitro junto a mi mujer. Cuando empezamos el proceso, nos comentaban, incluso una obstetra, que era mucho más fácil el proceso si yo tenía relaciones con un hombre o si iba a una clínica privada y no en la pública. Ante estos comentarios homófobos, pusimos una reclamación e intentaron recular diciendo que se realizaron en tono de broma. El TFG lo hice mientras estaba embarazada y yo misma, en las revisiones o en el parto, identificaba factores que apuntaban a que estaba sufriendo violencia obstétrica y, muchas veces, le ponía freno. No todo fue malo. Topé con gente muy empática y cariñosa».
Hace unas semanas fuiste premiada con el primer premio de Igualdad de la Universidad de La Laguna de TFG. ¿Cómo recibiste la noticia? «Es una alegría que reconozcan este trabajo. Es para mí muy importante y satisfactorio. Me emocioné mucho cuando me llamó mi tutora Laura Aguilera para comunicármerlo. Mi idea es continuar la investigación en el Trabajo de Fin de Máster, matriculándome en el Máster de Género de la ULL, ya que abarca una temática muy importante. Tener una perspectiva de género y feminista en cualquier ámbito de la vida es imprescindible».