«La decisión de consumir una droga no es algo racional, sino emocional»

Ciencias de la Salud

A raíz del curso de adicciones celebrado en la Universidad de La Laguna, Francisco Lorenzo González, psicólogo y vicepresidente de la Asociación de Cooperación Juvenil San Miguel Adicciones, habla para PERIODISMO ULL acerca del consumo de drogas en la adolescencia. Jóvenes estudiantes y profesionales conforman el marco idóneo para tratar de ubicar el contexto desde el que abordar el cambio social actual, punto que el profesional señala, de forma directa, como una de las causas que están repercutiendo en la adopción de nuevos hábitos tóxicos.

¿Cómo encuentra a la sociedad de hoy en día? «Vivimos en la era donde más comunicados estamos y es donde más incomunicados nos sentimos. Es decir, en la sociedad más cómoda es donde más incómodos nos sentimos, una sensación que no es reconocida pero que se está sufriendo. Donde más ansiedad hay, más depresión, más angustia… No se reconoce públicamente porque no interesa, porque se sigue vendiendo el estado de apariencia, el estado de la imagen, el Estado de Bienestar».

¿Lo que se publica en las redes afecta a los jóvenes? «Lo que se publica en las redes sociales es la mejor parte de mí. En este Estado capitalista se trata de vender y comprar, y las relaciones que estamos haciendo son de ese tipo. Las redes sociales, además, conllevan al control, y esto es un comportamiento que se empieza a utilizar y que, a la larga, empieza generando miedo. Estamos viendo algo que no veíamos antes y es que las personas están teniendo más temor, por ejemplo, a la soledad, a decepcionar, a no estar conectados, a no aparecer. Parece que es lo que estamos vendiendo, que existimos si podemos vender una imagen a los demás».

«Lo que hace que disfrutemos de la vida son las cosas más reales y no las virtuales»


¿Se está creando una imagen inalcanzable de felicidad? «Estamos perdiendo la parte más innata del ser humano. El concepto de felicidad que más me gusta es la ausencia de miedo. Hay que saber que la vida conlleva a una serie de emociones, agradables y desagradables, todas ellas diferentes y a las que tenemos que adaptarnos. Esta es la filosofía que tenemos que romper en nuestra sociedad, en la que parece que todo tiene que ser algo agradable y hedonista. Nos enganchamos al placer y a la sobre estimulación. Lo que hace que disfrutemos de la vida son las cosas reales, y no las virtuales».

¿La forma de relacionarse, expuestos a una imagen pública casi constante, contribuye a su vez al inicio a sustancias adictivas en edades tempranas? “Claro, sí. Primero porque vamos estableciendo nuevas dependencias, cada vez más grandes, y cuando las desarrollamos van a afectar a nuestro centro cerebral de recompensa, que empieza a buscar el placer inmediato. Cuando empiezo a consumir una sustancia, a adoptar un nuevo comportamiento, lo que empiezo a hacer es a ser adicto más rápidamente. Y segundo porque las redes sociales van generando una serie de relaciones virtuales que hacen que las emociones reales no estén satisfechas, no estén llenas. Esto va generando problemas de ansiedad y angustia, poco a poco, y estos problemas se van convirtiendo en trastornos con el tiempo. Es muy difícil que las personas a largo plazo identifiquen cómo empezó todo, y muchas veces está todo oculto en esa parte virtual”.

«El principal factor de riesgo para empezar a consumir es la curiosidad»


¿Cómo en este nuevo entorno digital, en el que se mueven los jóvenes, se pueden difundir las campañas de prevención? “Hace poco participé en el Congreso de los Diputados en una ley que quieren sacar los partidos políticos sobre el alcohol y lo que proponíamos era difundirlas a través de las redes sociales. Hablamos también de dejar de utilizar tanto la emoción del miedo, que es una emoción que a muy corto plazo puede tener efectividad, pero que tiende a diluirse con el tiempo. Los estudios neurocientíficos nos hablan de que la emoción del asco puede ayudar a prevenir muchísimo más cualquier conducta adictiva, porque es mucho más impactante, mucho más agresiva y se mantiene más en el tiempo”.

Curiosidad, cercanía… ¿qué mueve a ese primer contacto con las drogas? “El principal factor de riesgo para empezar a consumir es la curiosidad. Actualmente se están haciendo campañas de prevención desde la información. Yo no estoy de acuerdo, primero porque informar solo no basta, y segundo que la decisión de consumir una droga no es algo racional, sino que tiene que ver con algo emocional».

«El cannabis es la principal sustancia que está generando brotes psicóticos en los jóvenes»


¿Cuál es la principal sustancia que genera estos trastornos? «El cannabis es la principal sustancia que está generando brotes psicóticos en los jóvenes; a largo plazo, provoca trastornos de ansiedad, del estado de ánimo, y en segundo lugar, por la utilización: a mí no me preocupa por qué un joven fuma, sino para qué fuma. La línea está en que cuando comienzan a consumir lo hacen para pasárselo bien, pero llega un momento que lo empiezan a usar como un refuerzo negativo, para evitar un malestar. Ahí ya se está perdiendo el control de su voluntad».

Muchos adolescentes argumentan su uso terapéutico para el consumo, ¿qué les diría? «Hay que tener cuidado. La connotación que se le está dando a la palabra cannabis terapéutico es positiva, y habría que desinformar más que informar. El cannabis es una droga que funciona distinto que el resto de las drogas. No genera síndrome de abstinencia y esto hace que disminuya la percepción de riesgo. La accesibilidad es otro gran problema. En Estados Unidos varios estados empezaron a legalizar el consumo de cannabis y esto ha hecho que actualmente dos millones de personas estén acudiendo a tratamiento por adicción a este tipo de sustancias”.

Uno de los problemas que plantean los más jóvenes, es que no hay alternativas de ocio más allá de las industrias ligadas al alcohol y a la fiesta…“Actualmente acaba de salir un estudio de Islandia donde han pasado de un 40 % de consumo a un 5 % en veinte años. ¿Qué han hecho? Invertir dinero en clases extraescolares, otro tipo de entretenimiento donde los jóvenes lo que hacen es generar los mismos neurotransmisores que provoca la droga, pero a través de actividades que son más adaptativas y pro sociales”.

¿Se está observando un consumo asociado con videojuegos? “Sí, se trata de un nuevo patrón de consumo en el que se juega a la Play mientras se consume cocaína. Esto es lo que nosotros llamamos un craving asociado a respuestas hedonistas, cosas que nos dan placer pero que las empezamos a utilizar también con las drogas”.

«En la adolescencia yo me siento inmortal, no hay percepción de riesgo»


¿Está la imagen de la persona adicta alejada de la propia realidad de los jóvenes? “Si vamos a la calle y vemos a un chico tirado en el césped es un yonqui, pero si vamos a la discoteca, a la sala VIP, y vemos a un famoso consumiendo cocaína, lo vemos totalmente distinto. Hay que romper con ese estigma”.

¿Los medios de comunicación son responsables de esta imagen? “ Los medios de comunicación siguen utilizando palabras del tipo “yonqui”. Hace poco vi un titular que decía: “Vuelven los zombis” para hablar de que volvía la heroína, por su culto a la imagen, a la felicidad, la publicidad… Lo primero que tenemos que dejar claro es que la gran mayoría de los jóvenes no consumen drogas, pero lo que llama la atención de los medios es que transmiten esto como si fuera normal hacerlo. Cuando lanzamos ese mensaje, al final yo, si soy joven, haré lo que se espera de mí: consumir”.

¿No sienten miedo? “Utilizar el miedo no va a funcionar con los jóvenes. La gran mayoría no va a desarrollar una patología mental, pero están jugando a la ruleta. Cada vez que juegas a esto lo que estás haciendo es desarrollar factores desencadenantes en personas que son vulnerables. En la adolescencia yo me siento inmortal, no hay percepción de riesgo. Yo controlo”.

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