Cristina Ramos Martín alterna sus estudios de Pedagogía en la Universidad de La Laguna con sus entrenamientos de fútbol. La estudiante forma parte de la plantilla de la Asociación Deportiva San Sebastián, conocido popularmente como Sanse. El equipo gomero ha ascendido recientemente a la Segunda División y se sitúa entre los veinte mejores equipos del Archipiélago. Antes de la fundación de este club, fue fichada por la selección de fútbol sala de su Isla. Desde pequeña ve los partidos que emiten por la televisión y su afán por esta disciplina hizo que comenzará a practicarla.
Actualmente, la joven manifiesta que se decanta por la modalidad de este deporte que se práctica sobre césped. Allí tiene una posición fija como defensa, a la que ya está acostumbrada. Una de las diferencias que aprecia entre ambas disciplinas es que en el sala puede empezar en una posición y acabar en otra, dependiendo del desarrollo del juego.
“Se nos han cerrado muchas puertas por ser un equipo femenino”
“Ha sido muy difícil obtener reconocimiento, porque se nos han cerrado muchas puertas por ser un equipo femenino”, asegura Ramos Martín. Las subvenciones y financiaciones no son las mismas que para un conjunto masculino. No obstante, reconoce los grandes pasos que se están dando a nivel nacional. Un claro ejemplo es el Atlético de Madrid, cuyo equipo femenino ha jugado algunos choques en el Wanda Metropolitano contando con el apoyo de la gente que acude a verlas.
En esta temporada ha tenido que asistir a numerosas competiciones todos los fines de semana. Un domingo en algún campo de Tenerife y otro en La Gomera. La deportista afirma que «es muy agotador ir a clase de lunes a viernes y luego tener que trasladarte a otro sitio». En muchas ocasiones le ha quitado tiempo de estudio, pero afirma que «al ser algo que le entusiasma, vale la pena».
Durante sus años en secundaria, a esta práctica se sumaba el voleibol. El apoyo de sus padres fue esencial. “Me animaron a seguir con los dos deportes, ya que me apasionaban ambos”, añade la jugadora. Sin embargo, se tuvo que decantar por el actual, ya que cada curso académico era más duro.
“Da igual el resultado, lo que importa es la superación personal y del equipo”
En la actualidad, aclara que ir a la Facultad en el turno de tarde le complica la organización de los horarios. “Acabo las clases y, enseguida, me cambio para ir a los entrenamientos”, reitera. Este hobby le ha aportado compañerismo y garantiza que trabajar en equipo significa ser una misma persona todas. “El fútbol es una desconexión de la rutina. Con solo ir a entrenar ya me siento bien. Me ayuda a evadirme de los problemas que puedo tener en mi día a día”, concluye la gomera.