Francisco Goya completó su grabado en 1826, con la edad de ochenta años. Foto: PULL

Aún aprendo

Opinión

Francisco de Goya realizó cerca del año 1826 un grabado a lápiz titulado Aún aprendo. Esta visión más optimista de la vejez y de la propia mortalidad del autor es un gran contraste si se la compara con otros trabajos en donde el artista toca este tema, con su serie de obras conocidas como Las Pinturas negras. Estas catorce ilustraciones, elaboradas entre 1819 y 1823, decoraron las paredes de su residencia, la Quinta del Sordo.

La colección de obras reciben su nombre por la oscuridad que rodea a las escenas representadas, tanto en cuanto al uso de colores como a la temática. Una de ellas, especialmente llamativa debido a la vejez y la sordera del propio Goya, es la obra Dos viejos. La imagen contrasta con su grabado de 1826, donde se muestra una cara más optimista de la vejez. En vez de la representación usual de un hombre abatido por la edad y el paso de los años, Goya representó a alguien de barbas largas y que, a pesar de sus evidentes limitaciones, representadas en los bastones con los que se sostiene, no se queda atrás y no se resigna al peso de su edad. A pesar de todo, aún aprende.

Según explica el informe de 2022 sobre Perspectivas de la Población Mundial del año 2022 de la Organización Mundial de la Salud, casi un doce por ciento de las personas tendrán más de 65 años para el 2030. Esta cifra es especialmente importante en Europa y América del Norte, pues representará un 22 % del total. Esto quiere decir que cerca del 248 millones de personas serán consideradas ancianas.

«Un 22 % de la población de Europa y América del Norte tendrá más de 65 años en 2030»

Para que este enorme sector de la población viva en unas condiciones satisfactorias y dignas, se deben cumplir unos requisitos indispensables, según explica la OMS. Entre ellas se encuentra la capacidad para aprender y mantenerse a nivel físico y mental, aspectos que son clave para un envejecimiento saludable.

A pesar de las actitudes promovidas desde la Administración pública, la población de edad avanzada todavía se encuentra con grandes dificultades en una sociedad que parece haberse olvidado del pasado que representan. La soledad no deseada, el abandono por parte de la sociedad o el aislamiento son situaciones que acosan a una gran parte de las personas mayores, así como ese extraño hombre-demonio que acosa y grita en el oído del hombre en Dos viejos.

La llegada de los años, lejos de representar el invierno de la vida o el comienzo de un inevitable declive, puede ser el comienzo de una nueva etapa en la que cultivar otras habilidades para mantener la actividad y la salud. Para que esto ocurra, debe producirse un cambio en la sociedad, partiendo de una mayor inclusión y evitando toda forma de discriminación por motivos de edad.

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