No dio la talla en sus últimos cuatro partidos de Liga, ni en casa ni como visitante, pero el sueño del Club Deportivo Tenerife de jugar el anhelado ascenso a la Primera División del fútbol español está siendo una realidad. Así, tras la clara victoria en el primer asalto ante la Unión Deportiva Las Palmas (en los últimos años no había ganado ninguno: tres derrotas y tres empates) ahora afronta el definitivo cruce con el Girona.
Las estadísticas durante toda la temporada han sido claras. El Club siempre ha estado en posiciones de playoff, siempre situado entre los seis mejores equipos de Segunda División. El equipo ha alcanzado, ahora, el mejor resultado desde la eliminatoria fallida ante el Getafe años atrás.
El ambiente vivido en el partido de ida jugado en el Heliodoro valió para coger fuerzas y luchar la vuelta. Y llegó el momento, solo quedaba lo más difícil. Todo el tinerfeñismo trasladó al Estadio de Gran Canaria su alegría haciéndose notar también fuera de casa.
Las críticas deportivas y las crisis de gol de los últimos encuentros de liga se tapan, en la actualidad, con un bloque de hormigón armado que el entrenador, Luis Miguel Ramis ha construido. Sin embargo, hacía muchísimo tiempo que disfrutar de algo como estar en puestos de playoff era un sueño que parecía que nunca iba a hacerse realidad.
«Tuvimos fiesta y seguiremos teniéndola pase lo que pase»
El técnico blanquiazul, exjugador del conjunto tinerfeño, pasa este momento con mucho entusiasmo. En toda esta etapa ha dejado claro que trabajan para la afición con ilusión, siempre soñando con el propósito principal: subir de categoría. Además, recalca que está tremendamente satisfecho por nuestra gente y nuestra Isla.
A estas alturas, solo queda seguir ilusionándonos y mirar a la fase final empezando desde cero y con cabeza. Eso sí, todo indica que el Tenerife dejará huella allá adonde vaya. Tuvimos fiesta y seguiremos teniéndola pase lo que pase.
