La figura arbitral sigue distante mientras el deporte pide transparencia. Foto: PULL.

Cuando el silbato se convierte en un martillo

Opinión

En la Liga española de fútbol existe un gran problema, el arbitraje. Si analizamos el mundo del deporte, no hay persona más perseguida y cuestionada dentro del terreno de juego que la figura arbitral. En muchos casos es injustamente señalada, insultada e, incluso, amenazada sin ningún tipo de escrúpulos. Pero, ¿está el cuerpo arbitral haciendo bien su trabajo o están dejando por los suelos la imagen del arbitraje español y de toda la competición?.

El problema no es el error. Todas las personas fallamos. Se cesan a equipos técnicos por no lograr resultados, tras una derrota o un mal resultado los equipos dan la cara, hay responsables institucionales que dimiten cuando la gestión hace aguas… ¿Por qué no lo hacen de igual manera las personas encargadas de poner orden en el campo? Creo firmemente que acercar la figura arbitral tanto a futbolistas como a la afición facilitaría mucho más las cosas.

Si explicaran sus decisiones e hicieran balance en vez de blindarse en una coraza de superioridad se frenaría, seguramente, gran parte del malestar que hoy reciben desde las gradas. La distancia entre la máxima autoridad en el terreno de juego y la afición se ha vuelto un abismo. Y no parece que nadie quiera acercar posturas.

«El CD Tenerife y la UD Las Palmas han sido víctimas de errores arbitrales clamorosos»

Hay decisiones que marcan. Este año, sin ir más lejos, tanto al CD Tenerife como a la UD Las Palmas han sido víctimas de errores arbitrales clamorosos. Goles anulados por faltas inexistentes, penaltis que nunca debieron serlo, expulsiones injustificables… Una larga lista de agravios que, por su reiteración, para la afición canaria, no parecen errores aislados. El conjunto chicharrero no sumó siete puntos mínimo por errores y fallos arbitrales que les impidieron llegar con opciones de lograr la salvación en las últimas jornadas.

En una rueda de prensa previa a la final de la Copa del Rey, el colegiado De Burgos Bengoetxea expresó su preocupación por el impacto de las críticas hacía la figura arbitral en su vida personal y familiar. Llorando compartió: «Cuando un niño llega al colegio y escucha que su padre es un ladrón, es muy jodido. No hay derecho a lo que estamos pasando». Esta claro que la persecución que existe hacia el colectivo arbitral está muy mal y fuera de lugar, pero no es la única parte afectada.

«El respeto se gana, no se impone»

Si un equipo desciende y deja de pertenecer al fútbol profesional, como es el caso del CD Tenerife, provoca una serie de consecuencias graves. Personal de mantenimiento y seguridad reducido, reducción de especialistas y cuerpos técnicos  en muchos casos… ¿Los familiares de estas personas afectadas no sufren también? El impacto de los errores arbitrales va más allá del terreno de juego, afectando a personas cuyas vidas dependen de los resultados deportivos. Por ello, es fundamental que los responsables asuman la carga des sus decisiones y las consecuencias que estas pueden tener.

El fútbol necesita un colectivo arbitral más humilde, más cercano, más humano y mejor cualificado. Que no teman reconocer que se han equivocado. Que entiendan que su papel no es dominar el partido, sino ayudar a que haya justicia en el deporte. Y que sepan que el respeto se gana, no se impone.

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