Rafa Nadal levantando su decimocuarto Roland Garros. Foto: PULL

El legado de una leyenda

Opinión

Tras más de dos décadas en la élite del tenis mundial, Rafael Nadal Parera ha anunciado que dejará las pistas tras la final a ocho de la Copa Davis que se disputará en la ciudad de Málaga del 19 al 24 de noviembre. El tenista mallorquín pondrá punto final a su trayectoria representando a España. Será un cierre simbólico para él ya que en esta misma competición logró su primer gran éxito al conquistarla en 2004.

El rey de la tierra batida se despide dejando un legado inigualable: veintidós Grands Slams, treinta y seis Masters 1000, cinco Copa Davis (podrían ser seis si España se lleva la fase final de dicha competición el próximo mes), dos medallas de oro olímpicas y 209 semanas siendo el número uno del ranking mundial.

El mallorquín entró en todas las casas a base de raquetazos, sudor y títulos, por su espíritu de sacrificio y su habilidad para escapar de situaciones que parecían imposibles para cualquier otro ser humano. A lo largo de los años ha acumulado un sinfín de títulos, codeándose en la cima junto a otros gigantes del tenis como Roger Federer y Novak Djokovic. Su estilo de juego, liderado por su potente golpe de derecha, hizo que el tenis pareciese fácil de jugar.

«Gracias por enseñarnos que los sueños no son solo para ser pensados sino para perseguirse»

Aunque Rafa ha sido conocido por su dominio absoluto sobre la tierra batida, como lo demuestra su récord en Roland Garros con catorce títulos y un balance de 112 victorias frente a tan solo cuatro derrotas, también ha demostrado ser una bestia competitiva en el resto de superficies. Ha ganado sobre la hierba de Wimbledon y la pista dura de Australia y Estados Unidos, dejando sin argumentos a aquellos que todavía dudaban de él.

La carrera del manacorí no ha estado exenta de dificultades. Desde joven se enfrentó a lesiones que pusieron a prueba su resistencia tanto física como mental. En 2005 le detectaron una lesión crónica en su pie izquierdo y los médicos le recomendaron que dejase el tenis. Lejos de tirar la toalla y dejar atrás el sueño por el que tanto luchó, encontró la manera de seguir con las consecuencias que eso conllevaba.

Nadal siempre sacó su mejor versión bajo presión. Ejemplo de ello fue la final del Open de Australia de 2022 cuando iba dos sets abajo frente a Daniil Medvédev. Como sabemos el resto es historia, ya que consiguió sacar fuerzas de dónde no parecía haber para firmar una de las mayores remontadas de la historia del tenis y hacerse con el título.

Nadal tras ganar el Open de Australia de 2022. Foto: PULL

La influencia de Nadal trasciende las canchas de tenis. Ha sido en todo momento un ejemplo de humildad, respeto y deportividad, valores que ha llevado consigo en las victorias y, sobre todo, en cada derrota. Su relación de amistad y rivalidad con Federer es una de las más icónicas del deporte moderno. Convertido ya en la columna vertebral de la historia del deporte español, nos despedimos de un luchador nato, pero no decimos adiós a su legado.

Gracias por mostrarnos que rendirse es el privilegio de quienes ya han dejado de soñar. Gracias por enseñarnos que los sueños no son solo para ser pensados sino para perseguirse. Gracias por darnos tantas alegrías y por recordarnos que, en el deporte, como en la vida, el verdadero triunfo está en nunca darse por vencido. Por última vez, muchas gracias por todo, Rafa.

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