El Día Mundial de la Salud Mental se conmemora hoy lunes, 10 de octubre, y uno de los principales objetivos es frenar el aumento de casos notificados tras la pandemia. Canarias, por ejemplo, ha contratado profesionales de la psicología para trabajar en la atención primaria. El profesor de psicología clínica y director de la Unidad del Servicio Psicológico y Logopédico de la Universidad de La Laguna Wenceslao Peñate considera fundamental eliminar los estigmas sobre este tema y comenzar a darle visibilidad y naturalidad desde la infancia.
¿Por qué cree que la salud mental ha sido un tema tabú durante tanto tiempo? «Siempre ha tenido el estigma de la segregación. La idea radicaba en que una persona con una enfermedad mental era inferior. Sus características le impedían tener el mismo valor que el resto. En definitiva, eran personas discriminadas. Además, se añade la clásica tradición en la que las enfermedades mentales se asociaban a la obsesión demoniaca. Hay una idea errónea de que cuando alguien sufre un trastorno mental se vuelve crónico, pero la realidad es que los problemas se curan igual que los físicos».
¿Ha ayudado la pandemia a dar visibilidad e importancia a la salud mental? «Muchísimo. Al multiplicarse los problemas de la salud mental a raíz de la pandemia muchísimos estudios se dirigieron al impacto del coronavirus. Las cifras se triplicaron y eso significa que se ha hecho muy visible. Si antes conocíamos a poca gente con ansiedad o depresión, ahora la probabilidad es mucho mayor porque el contexto ha facilitado la aparición de trastornos. La preocupación por el sufrimiento humano ha logrado captar la atención de las autoridades sanitarias».
¿En España se invierte lo suficiente en salud mental? ¿La falta de personal sanitario especializado es el principal problema? «Desde 1986, en la Ley General de Sanidad se contemplaba la atención a la salud mental como cualquier otro problema. Sin embargo, la puesta en práctica ha costado mucho. Se han creado unidades especiales de psiquiatría y psicología, pero nosotros reivindicamos que hay problemas leves y moderados que pueden ser atendidos en centros primarios. Gracias a la sensibilización post pandemia se han contratado a profesionales clínicos para ayudar a personas que pueden ser atendidas sin tener que derivar a un servicio más concreto. El objetivo es tener al menos un puesto en cada centro».
«Tener profesionales de la psicología en atención primaria sería un avance significativo en el mejor cuidado de la salud mental»
¿Cree que a nivel educativo también debería hablarse más sobre salud mental? ¿Y en el ámbito familiar? «El carácter escondido de estos problemas influye mucho. Las personas tienen reparo y se sienten mal por pensar que los sufren. Hay que continuar con la labor de divulgación, no solo en el colegio sino en también en otros ámbitos. Para ello es importante que la población se conciencie».
¿Qué rango de edad es el que más problemas tiene? «Los rangos de edad son indiferentes. En todos lo grupos hay problemas psicológicos. Entre un 18 y un 25 % de la población mundial tendrá alguna vez un problema de salud mental, a veces incluso varios. Si bien es cierto que, por ejemplo, los trastornos mentales comunes suelen ser más habituales en mujeres y los de psicopatía en hombres».
¿Es cierto que las personas con un nivel de renta más bajo sufren más trastornos mentales? «Eso es un trato histórico. La pobreza es mala para todo. Las personas que, por ejemplo, viven limitadas económicamente tienen tasas más altas que en otros tramos poblacionales. Desafortunadamente, es un riesgo para la salud mental».
¿Cómo se puede tratar este tema durante la infancia? «En esas etapas es sencillo trabajar la normalización. De este modo, podrán manifestar su estado emocional y sus problemas sin miedo. Si aprenden a verbalizar lo que les pasa desde las primeras etapas de vida, avanzaremos muchísimo. Los problemas juveniles son muy importantes y recurrentes».
¿Cómo podemos detectar indicios de que alguna persona de nuestro entorno sufre algún trastorno? «Los cambios comportamentales y los de hábitos son buenos indicadores. Cambiar en un sentido no esperado o tener conductas que buscan el aislamiento. También, todo lo que tiene que ver con el sufrimiento. Jóvenes que manifiestan dolor por diferentes situaciones y que pueden convertirse en un problema patológico. Lo mejor siempre es preguntar».
¿Cuándo se debe acudir a una consulta psicológica? «Es muy importante que las personas cuando pasen una mala racha valoren dos elementos importantes: la intensidad del sufrimiento y su interferencia con la vida cotidiana. Cuando el nivel es elevado y empieza a generarnos, por ejemplo, dificultades en las relaciones sociales hay que pedir ayuda profesional. La psicología clínica dispone de recursos y terapias muy efectivas para el tratamiento de la mayoría de problemas».