Pedro Sánchez, presidente del gobierno Foto: PULL

¿Lo escuchan? Son sus votantes defraudados

Opinión

Escuchamos a Pedro Sánchez la semana pasada en el congreso de los diputados decir que quiere para España un gobierno feminista, ecologista, progresista y europeísta. Lo hacía al mismo tiempo que exigía la abstención del Partido Popular y Ciudadanos apelando a la responsabilidad democrática cuando él, fiel a sus principios, llegó a dimitir para no verse obligado a abstenerse y permitir el gobierno de Mariano Rajoy. Creo que hablo por sus votantes cuando me pregunto: ¿De verdad quiere hacer cómplice de su gobierno a los llamados por ustedes socios de la ultraderecha? ¿No se suponía que era gente que pactaba en contra de derechos fundamentales?

Pablo Iglesias dijo una vez que hacer política era «cabalgar contradicciones», y es que parece ser que se lo ha tomado como una filosofía de vida tras declarar en Andalucía una alerta antifascista después de cuarenta años de hegemonía socialista y no ser capaz de apoyar un ejecutivo de izquierdas a nivel nacional cuando ha ido presumiendo de que cuando sube la participación, la izquierda gana. Por lo tanto, creo que hablo por sus votantes cuando repito lo dicho por Pedro Sánchez: ¿De qué vale que gane la izquierda si pierden hasta cuando ganan?

Respeto a los votantes


Neoliberales, conservadores y fascistas son algunos calificativos que la izquierda española utiliza para desmerecer a los que ellos llaman en tono jacoso trifachito de colón. Es gracioso porque se trata de un argumento propio del todo vale que abunda en esta posverdad a la que estamos asistiendo que consiste en ridiculizar mediante la risa y el supremacismo moral obviando que las tres derechas, a pesar de sus diferencias tienen la capacidad de unirse y luchar por determinados objetivos. Sin embargo, PSOE y Unidas Podemos se piden respeto para sus respectivos votantes colectivizando a la izquierda en dos como si en algún momento fueran a conseguir una mayoría absoluta. De nuevo, creo que hablo por sus votantes cuando me pregunto: ¿No creen que la inducción del miedo a los malos va a acabar con el aburrimiento de la gente progresista generado por sus dirigentes?

En el segundo debate electoral celebrado en Antena Tres vimos a un Pablo Iglesias calmado en contraposición con el que vimos gritar hace unos días en medio del hemiciclo que sin su apoyo Sánchez no sería nunca presidente. Una amenaza que dudo que deje en buen lugar a él y a la política española. Que alguien le diga que ya no estamos en el debate y que por favor «deje de afear este show«.

Vivimos en una cultura democrática que muchas veces no vota al que quiere que salga, sino al que no le importa que lo haga. En las últimas elecciones quien arrasó fue la izquierda, lo que significa que la mayoría de la gente quería evitar un sesgo concreto. Por lo tanto, pónganse de acuerdo porque… ¿Lo escuchan? Son sus votantes defraudados.

 

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