En España hay aproximadamente 2,4 millones de hogares con dificultades para pagar el recibo de la luz, según un informe de Cáritas y Foessa. Foto: Jessel S.

En la búsqueda de un sistema energético cien por cien renovable

Medioambiente

«Y Dios dijo hágase la luz; y la luz se hizo. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas». Unos cuantos de miles de años más tarde la luz ha pasado de ser un halo creador, para convertirse en un verdadero dilema financiero en los hogares españoles. Con pánico y curiosidad se observa una factura de la luz bastante incomprensible. Con términos enrevesados y cifras varias, los ojos ávidos de los consumidores se dirigen a la letra en negrita para saber cuál ha sido la marca batida este mes.

Casas que a las doce de la noche ofrecen una amplia sinfonía de lavadoras y secadoras, suelen ser, entre otras cosas, el resultado del incremento de la energía eléctrica que no para de batir récords históricos cada día. Esto hace plantear a la población si hay una salida que no afecte a las economías familiares y a su vez ¿por qué no? sea buena con el medio ambiente.

Tras varios meses hasta la fecha, la subida de la luz encabeza los principales debates en la agenda setting de los medios. Foto: Jessel S.

Para entender este punto, se debe analizar el origen, y no es el Génesis precisamente. En 1646 apareció por primera vez la palabra eléctrico o electricidad en obras del autor Thomas Browne. Pero no es sino hasta finales del siglo XIX cuando la generación masiva de la electricidad comenzó a gestarse. España, por su parte, recibe este gran descubrimiento en el año 1875, cuando se inaugura la primera central eléctrica en Barcelona, sin embargo, eso no significa como debiera suponerse, un avance para todo el territorio español, ya que no es sino hasta 100 años después de la inauguración de la central, cuando el pueblo de Sotres, Asturias puede gozar de las noches así mismo como de los días.

Democratización de la energía


Una vez terminada la guerra civil española y aún con los estragos en la ciudadanía, la demanda energética se disparó, dando lugar a que las compañías eléctricas se agruparan para unificar la Red Eléctrica Española, una sociedad controlada por unos pocos, dependiendo todavía, de la presencia de un sistema franquista. Con el avance de los años, el periodo comprendido entre 2003 y su aprobación definitiva en el 2009, democratizó, por fin, el mercado eléctrico español y las personas podían elegir libremente a cuál compañía contratar.

Algunos sectores poblaciones piensan, todavía, que el oligopolio eléctrico que se vivió durante el franquismo parece que solo ha cambiado de nombre, muy similar a esas historias del despotismo ilustrado, en la que monarcas exclamaban: «¡Todo para el pueblo, pero sin el pueblo!».

A lo largo del 2021 el coste del gas se triplicó afectando no solo a los mercados internacionales sino también a la reactivación económica pospandemia. El aumento afecta directa e indirectamente a millones de hogares europeos tras la subida en el precio de los alimentos, todo esto con motivo de un coste más alto en la manufacturación durante los procesos de producción.

Rusia y el gas


Las páginas de los diarios por su parte, acechantes de una explicación o de un culpable, señalaron a Rusia como uno de los principales agentes en todo este encarecimiento energético. El confidencial como ejemplo de ello, bajo un titular sugestivo afirmaba: «El gas sube hasta un 16 % Putin cierra el grifo a Europa y Noruega sale al rescate».  En el mismo diario también se puede encontrar el siguiente enunciado: «El presidente ruso, Vladimir Putin está dispuesto a jugar todas sus cartas para dejar claro de quien depende las calefacciones del viejo continente». Todo según la premisa de una estrategia geopolítica por parte del presidente ruso mediante el proyecto del gasoeducto Nord Stream 2.

Por otro lado, gran parte del incremento, aparte de las cuestiones de índole política, se debe a una preocupación constante ante las reservas del gas natural, con cifras menores a años anteriores y con la amenaza de un invierno frio y largo en el continente europeo. Con todo esto sucediendo, el Gobierno de España le propone a la comisión europea un método similar al de la compra de vacunas, es decir, establecer un mecanismo unificado de adquisición en vista de la maximización de las ganancias por parte de las compañías productoras de gas.

David Amador, dueño del restaurante El Picú, localizado en Santa cruz de Tenerife, es una más de las víctimas colaterales de un mercado eléctrico variable. El comerciante asegura que: «La hostelería al igual que todo lo que tenga que ver con alimentación, es de los sectores más perjudicados con este desatino de subida, ya que el 90 % de los elementos necesarios para la elaboración y conservación del producto final se realiza con aparatos eléctricos».

Con medidas ortodoxas y estrategias creativas para evitar el mayor gasto posible, Amador declara que se ha criminalizado un sector que apenas se está recuperando de una crisis como la que significó la pandemia, para entrar en una nueva relacionada con el sector eléctrico: «Con restricciones de aforo o cierres, las cifras no bajaban, pero siempre estaba en el punto de mira, y desde luego que el Gobierno tanto de España como Autonómico deberían tener una consideración con el sector para ayudarnos a volver a tener la importante aportación que teníamos en el Producto Interior Bruto (PIB)», sentencia.

Son muchas las personas que empiezan a cambiar sus hábitos, condicionados por horas punta, valle y llano, que poco sentido tienen para el estilo de vida frenético al que tantas están acostumbradas.

Representación del precio energético dependiendo de las horas de consumo.

Gran parte de la problemática de esta situación se debe a que el entramado del mercado eléctrico español es de tipo marginalista, ya que cada día los vendedores y compradores lanzan sus ofertas con diferentes precios a través del OMIE (Operador del Mercado Ibérico de Energía), organización que gestiona todos los mercados eléctricos existentes, tanto de España como de Portugal. El precio se fija en el punto de corte entre la demanda prevista por las comercializadoras y las ofertas nominadas por los generadores para esa demanda, es decir, se puja entre demanda y oferta hasta que se consigue un precio entre ambas.

Al preguntarle a OMIE una forma sintetizada de poder explicar la fijación del precio de electricidad responde lo siguiente: «El precio de electricidad en el mercado mayorista se fija mediante un algoritmo que los reguladores de los 27 miembros de la Unión Europea han aprobado para la consecución del mercado europeo interior de la electricidad. Desde 2014, año en que empezó el acoplamiento de mercados España, está fijada a los mercados del resto de la UE y actualmente son 27 los países miembros y Noruega que fijan los precios de la electricidad con este algoritmo», declara.

Niveles de precio récord de gas natural en los mercados internacionales


Con todo ello el Operador del Mercado afirma que actualmente se vive en niveles de precio récord de gas natural en los mercados internacionales. Adicional a esto, los precios de los derechos de emisión en el mercado europeo también han escalado a posiciones nunca vistas. Esto ha incrementado los costes en los mercados de electricidad en los diferentes países europeos y mundiales, incluido el ibérico. Los sistemas futuros adelantan una bajada de estos para la primavera de 2022, cuando se espera que se estabilice el precio del gas natural, una vez pasado el invierno en el hemisferio norte.

El precio de la electricidad por su parte no es un sistema homogéneo, ya que, se encuentra conformado por cuatro componentes: el coste de generación, el coste del transporte y la distribución, los costes de la política energética (deuda tarifaria acumulada y primas a las renovables) e impuestos (IVA e Impuesto Especial a la electricidad). El coste de la generación supone el 35 % de la factura; el de la distribución, el 15 %; el de la política energética, el 25 %, y el de la carga fiscal, el 20 %. De los cuatro componentes anteriores, tres los fija el Gobierno a través del Boletín Oficial del Estado y el otro lo fija parcialmente el mercado. En particular, el único coste que se determina en el mercado es el de generación eléctrica (el ínidice que está subiendo durante los últimos meses).

Alejandro Nóbrega, ingeniero eléctrico y trabajador en la empresa TUV SUD Atisae, opina que la mejor iniciativa para abaratar el precio de la electricidad es «cambiando el sistema eléctrico nacional hacia una rama más renovable y menos dependiente del gas y el carbón. La energía nuclear también sería una gran opción».

Placas solares instaladas en letreros de taxi en Santa Cruz de Tenerife. Foto: J. S.

Sin embargo, no considera a un sistema 100 % renovable como posible: «Pienso que no, siempre debería estar apoyado con el 20 % o 30 % de combustibles fósiles debido a que las renovables dependen de muchos factores y no siempre rinden al 100 %. Por ejemplo, a la hora de los picos de consumo no tengo claro si el sistema fuese fiable si fuera 100 % renovable», declara el ingeniero.

En esta misma línea OMIE respalda el argumento de Nóbrega con el siguiente razonamineto: «Las renovables son intermitentes, necesitan respaldo. Es posible en la medida que la energía de apoyo que se haya almacenado se obtenga también con renovables excedente en horas de alta producción. El ejemplo que se usa mucho últimamente es el caso del hidrógeno. Se produce hidrógeno verde con renovables, se almacena y se utiliza para producir electricidad cuando no hay sol o viento», afirma.

Manuel Rojas, director general de Proyectos e Innovaciones Consultech, argumenta que un sistema basado solo en energías 100 % renovales es posible pero que: «Sin embargo hay que buscar formas de almacenamiento de la electricidad y la generación a través de fuentes menos aleatorias y que dependan en menor medida de las variables climáticas. Un ejemplo de ello serían la biomasa a través de la generación eléctrica mediante el procesamiento de residuos sólidos, la hidráulica o la combinación de hidráulica con eólica y solar, entre otras».

Recursos variables


El principal incoveniente es que los recursos varían. A veces sopla el viento o tal vez un día no hay sol. Razón por la que se intenta que este tipo de energía sea cada vez más controlable. Para ello se plantea gestionar la energía a través del almacenamiento energético y mediante el control activo de la demanda, lo que viene a decir que se ponen unos consumidores concretos cuando la generación de energía es más fuerte (consumir cuando mejor le venga al sistema).

Javier Martin, ingeniero que pertenece a la Asociación de instalaciones eléctricas y telecomunicaciones (Asinelte), hace hincapié en esa particular demanda y la posibilidad, o no, de que un sistema renovable se ajuste ya no solo a ciertos consumidores sino a la masa global de la demanda: «Puede hacerse técnicamente y es imperativo a nivel de nuestras obligaciones que tenemos por nuestros compromisos de lucha contra el cambio climático un sistema renovable. Pero debido a la gran demanda energética en ciertos horarios, por ahora es bastante complicado», explica.

Para el 29 de junio de 2021, el INE (Instituto Nacional de Estadística) presentaba una nota de prensa en la que destacaba como en los últimos 10 años la electricidad ha sido el principal producto energético en cuanto al consumo. Mientras que en las sociedades primitivas la principal energía la constituía el fuego, la actualidad se caracteriza por fluctuar entre constantes cambios que han modificado por completo nuestros sistemas de vida. A día de hoy sigue siendo la energía a través de combustibles fósiles (petróleo, carbón y gas natural) como la fuente energética primaria.

Reparto porcentual del consumo energético. Fuente: INE

Desde la revolución industrial hasta la actualidad la quema de combustibles fósiles, como el petróleo o el gas, han liberado gases de efecto invernadero aumentando la temperatura de la tierra. Con la amenaza de un posible apagón se plantea un cambio tanto en la forma de producir como de consumir energía.

«En el principio solo había oscuridad» pero llegaron las facturas de la luz y las tinieblas ya no parecían tan terribles.

Lo último sobre Medioambiente

Ir a Top