El pico del Teide marca el techo de Canarias y de España con sus imponentes 3715 metros de altitud. Un paisaje lávico de cráteres y conos volcánicos que, además, es capaz de alojar una fauna y flora autóctona única. Dadas sus características, en 1954 recibió la distinción de Parque Nacional, es decir, pasaba a ser un área protegida con estatus legal propio por su gran valor ambiental y cultural. En esta misma línea, en 2007 fue declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco.
Encuadrado dentro de la Red de Parques Nacionales del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, cuenta con un Plan Rector de Uso y Gestión (PRUG) que define sus líneas de planificación, ordenación y gestión, pero que posee una antigüedad de más de veinte años y sufre las carencias de su desfase frente a los retos actuales.
Ante ello, el Gobierno de Canarias impulsó la redacción del borrador de un nuevo PRUG, que lleva cinco años en fase de redacción por los técnicos de la empresa pública Gesplan y que vio la luz el pasado 23 de mayo de 2022 en el Boletín Oficial de Canarias, no exento de críticas, polémicas y halagos por parte de asociaciones, colectivos sociales e instituciones políticas. En busca de un mayor consenso con los agentes sociales, el Ejecutivo canario abrió un plazo de exposición pública para alegaciones que concluyó el 22 de julio.
La amenaza del cambio climático
El cambio climático es un problema a escala global al que la humanidad debe hacer frente y el Parque Nacional del Teide no sale indemne. Atteneri Rivero, bióloga botánica y trabajadora a pie de campo en el lugar, asevera que existe un plan para «recuperar y proteger especies amenazadas, cuidar el paisaje, eliminar especies invasoras y controlar aquellos impactos que estén afectando al área protegida».
En este sentido, José María Fernández-Palacios, catedrático en Ecología de la ULL, señala al calentamiento global como la principal amenaza que sufre el Espacio Natural Protegido. «El Plan Rector de Uso y Gestión no puede hacer mucho para combatir el cambio climático, lo que sí puede hacer es crear las condiciones para que las especies puedan sufrir lo menos posible», sentencia el docente.
Jaime Coello, director de la Fundación Telesforo Bravo-Juan Coello, continúa esta línea para clarificar lo alarmante de la situación con un dato: «En el Parque Nacional del Teide han subido más grados de temperatura que en el resto de Tenerife en los últimos años. No es una situación halagüeña».
Prohibición del paso a vehículos privados
Uno de los principales puntos calientes del PRUG y de los impactos más pronunciados en El Teide es la masificación y el constante trasiego de vehículos por sus carreteras. Según datos de 2019 del Instituto de Estadística de Canarias, el Parque recibió la visita de 4,4 millones de personas, convirtiéndolo en el segundo parque nacional más visitado del Mundo. Todo esto en una extensión de solamente 190 kilómetros cuadrados. «Es una presión insufrible para el territorio», zanja tajante el catedrático en Ecología.
Con la idea de paliar esta congestión, el PRUG prohíbe la entrada de cualquier vehículo privado y recoge la creación de estacionamientos y tres lanzaderas para guaguas en Vilaflor, Chío y El Portillo, provocando que este sea el único modo de acceso al Teide «en el horario establecido por el sistema de movilidad sostenible». No obstante, estas construcciones no aparecen precisadas en el borrador, sino que solamente se mencionan y corresponderían al Plan de Movilidad Sostenible del Cabildo de Tenerife.
El director de la Organización con sede en el Puerto de la Cruz valora positivamente esta iniciativa porque desincentivaría el uso del vehículo privado y reduciría el nivel de emisiones y ruidos. Sin embargo, desde su Fundación disienten con que una de las estaciones recaiga en El Portillo. «Es un error enorme porque aproximas a mucha gente dentro del Parque», señala. Punto que también comparte Fernández-Palacios al subrayar que se debería restaurar este enclave e incluirlo dentro de los límites del Parque Nacional.
Israel García, doctor en Geografía de la ULL, se muestra más reacio ante lo que cataloga como «un PRUG con indefinición y castigo a quienes actúan bien». Asimismo, critica la ambigüedad de que «quieren legitimar la implantación de este sistema a través del PRUG sin ser este borrador quien aplique la medida». Asi, dice que «están jugando en los márgenes legales. Es una medida que depende de cómo se configure la solución se puede convertir en un problema».
Regulaciones del Plan Rector de Uso y Gestión
El borrador establece que se podrá correr por las pistas en grupos de máximo diecinueve personas. Las actividades deportivas grupales entre veinte y cincuenta personas estarán sometidas a una autorización previa y cumpliendo las exigencias de «no tener carácter competitivo ni fin comercial, publicitario o de lucro». De esta manera, pruebas como la Blue Trail quedan excluidas de las inmediaciones del Parque. «250 personas corriendo por el cono del Teide no son la mejor solución para su gestión», afirma Coello.
En cuanto a los rodajes, el nuevo PRUG establece que solo se autorizarán grabaciones de películas o series que sean «de carácter informativo o divulgativo de los valores del parque nacional». Asimismo, se permitirán ciertas actividades audiovisuales con fines publicitarios con la exigencia de que no causen interferencia con el funcionamiento del uso público, con equipos menores de tres personas y sin instalar decorados ni usar efectos especiales. De este modo, se busca acabar con las superproducciones.
Otro de los puntos polémicos es el Teleférico del Teide. La concesión de las instalaciones concluye en nueve años y el PRUG sentencia que no se extenderá el permiso por «incompatibilidad con los objetivos del Parque Nacional», por lo que el funicular deberá desaparecer una vez expirado el plazo. El plan permite la instalación de nuevas infraestructuras para mimetizar con el entorno y mejorar la gestión de la empresa, medida que levanta reticencias y sospechas entre los agentes sociales.
Esta situación climática ayuda a la proliferación de especies invasoras herbívoras como el conejo o el muflón, que al no poseer depredadores naturales, se multiplican por los rincones del parque. Por ello, el borrador del PRUG regula que exista una densidad máxima de un conejo por hectárea. Para ello, se permitirá la cacería tradicional de esta especie, algo que el máximo responsable de la Fundación ve exiguo y que «debería reforzarse con brigadas profesionales estableciendo un objetivo de control más exhaustivo».
Con respecto al muflón, el catedrático en Ecología apunta que, al igual que el conejo, no pertenece a la biota del Parque. Además, añade que, en el caso de este herbívoro, «existe la posibilidad real de eliminarlos de la Isla, pero hace falta voluntad política». El PRUG establece su eliminación en cinco años, plazos que Coello entiende insuficientes para «un animal que genera mucho daño erosivo y en la flora».
La flora del parque nacional también sufre las consecuencias de la realidad climática en especies como la violeta del Teide, una planta que está creciendo cada vez más en zonas donde el cambio climático no le afecte. Sin embargo, donde se refleja el mayor impacto es con la eclosión de un rosalito de cumbre que en los años 50 del siglo XX, el botánico Eric Ragnor Sventenius dio por prácticamente extinto, y que actualmente, ha vivido un crecimiento exponencial.
En cuanto a la apicultura, el PRUG establece una reducción de 2700 a 1200 colmenas en una misma temporada. Para Jaime Coello, debe vigilarse que sus usos se adecúen a las necesidades de conservación, puesto que «los polinizadores naturales que viven en el parque se ven perjudicados por la presencia masiva de abejas que afectan a la polinización de especies como el tajinaste rojo».
Los cambios tan pronunciados que trae consigo este nuevo plan de gestión han levantado aplausos y ampollas en la Isla. El Ayuntamiento de La Orotava presentó un escrito con 32 enmiendas al PRUG entre las que destacan su negativa al sistema de movilidad y a la construcción del Portillo Alto. «El PRUG habla de visitantes, nosotros hablamos de turistas y residentes. La sociedad tinerfeña no debe pagar ni un solo euro por los servicios del Parque Nacional del Teide», añade Francisco Linares, alcalde del municipio.
Asimismo, la Federación Canaria de Montañismo no tardó en posicionarse y criticar en un comunicado oficial que este borrador «recorta y limita gravemente la especial consideración que hasta ahora recibían nuestras actividades en dicho lugar». Un Plan Rector de Uso y Gestión que, pese a «que todo es perfectible», como comenta Rivero, ha recibido el beneplácito de asociaciones ambientalistas que lo catalogan como «un buen primer paso» y que continúa sus cauces legales en busca de la aprobación total.
Acceda al borrador completo en este enlace.