La «@», la «x» o la «e», alternativas para un uso inclusivo del lenguaje. Foto: PULL

¿El lenguaje inclusivo es una solución ante la desigualdad de género?

Opinión

Chicas, chicos, chicxs, chic@s. Hay quienes lo usan de manera natural e intentan incorporarlo a su propia forma de hablar, aunque también, genera rechazo. El lenguaje importa, porque es el reflejo de nuestro pensamiento y a su vez refuerza nuestra mentalidad. La necesidad de un uso no sexista del lenguaje es esencial en una sociedad que ha avanzado mucho en materia de igualdad. Pero, ¿el lenguaje inclusivo es la mejor solución para conseguir una igualdad plena entre hombres y mujeres?

Con el lenguaje inclusivo utilizamos la lengua, ya sea oral o escrita, de una manera que no discrimine ningún sexo, género o identidad de género. Es verdad que, a veces, puede ser difícil aplicarlo en el día a día, ya que estamos acostumbrados a usar el masculino para englobar tanto a hombres como a mujeres. Pero el lenguaje inclusivo es como ir al gimnasio, hay que ir todos los días y practicarlo para conseguir que su uso se convierta en algo natural.

El origen de este movimiento nace de los diferentes movimientos feministas que argumentan que el idioma siempre ha dejado a mujeres en una posición inferior a la de los hombres por el hecho de emplear lo que se conoce como masculino genérico. Si echamos un vistazo atrás en la historia, no hace poco, cualquier tipo de texto era escrito por hombres, desde su punto de vista  y para ellos, por lo que no era necesario incluir ningún otro sexo o género.

La @, la x, la -e

Una de las alternativas que se plantearon para eliminar el uso del masculino genérico fue la de utilizar el símbolo arroba para reemplazar las terminaciones en «o» y «a», pero sus mayores obstáculos son que no existe una forma viable de pronunciarlo. Es aquí donde surge la opción de utilizar ambos géneros simultáneamente: «todas y todos», «niños y niñas», etc.

Esta iniciativa tiene varios problemas que han llevado a que los grupos más progresistas del mismo movimiento como aquellos que se oponen al lenguaje inclusivo la descarten como una solución. Debido a que atenta contra la economía del lenguaje y esta solución no es lo suficientemente inclusiva, ya que se limita a un sistema binario que solo entiende dos géneros y por ello discrimina a miembros de la sociedad que no se identifican con el masculino ni con el femenino. En respuesta a esto, nació el uso de la letra «x», pero al igual que la arroba es completamente impronunciable.

Es así que se llegó a la solución más aceptada socialmente: la letra «e». Este modelo es el más comprensivo y el mejor estructurado, proponiendo el reemplazo de las letras «a» y «o» por la «e».

Pero a pesar de las diferentes alternativas que se plantearon, en España el debate aún sigue muy centrado en tratar de aclarar si es necesario utilizar el masculino y el femenino para ser más inclusivos o si el masculino se mantendrá como neutro en favor de la economía del lenguaje.

 

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