El otro día aproveché la reapertura de las librerías para ir hacer una visita a mi local predilecto, Moebius, una tienda de cómics ubicada en Las Palmas de Gran Canaria, concretamente en la calle Peregrina, cerca de la Biblioteca Insular. Equipado con mascarilla y guantes, me disponía a soportar una larga cola, pues a esa hora el establecimiento siempre estaba lleno, y mi sorpresa fue mayúscula cuando descubrí que no solo no había cola, sino que se encontraba vacío.
Cuando el dueño, un señor afable y divertido que lleva una sonrisa de oreja a oreja como marca de la casa, se acercó para atenderme, le hice saber el motivo de mi asombro. Él, sin perder su característico aspecto sonriente, me contestó que esa era la tónica habitual desde que había vuelto a abrir. Las personas fieles seguían realizando su compra, pero el número había decrecido y la clientela casual no daba señales de vida.
El principal problema que generaba esta situación era la incapacidad de colocar los títulos de la temporada anterior o los destinados a la infancia, por lo que las pérdidas que se estaban produciendo podrían acabar con el negocio en caso de no conseguir sacar algo de rédito. Su plan: vender colecciones enteras de series de perfil bajo por un precio ínfimo, cercano al 70 % de descuento de lo que cuesta el original.
«Es un acto de caridad ayudar a las tiendas que sostienen la cultura en los barrios»
Rebusqué entre las gangas, pillé varios tomos infantiles para mis primos, cogí algunas de las nuevas publicaciones, pagué y me fui de la tienda cabizbajo. En abril, ya se hacía eco de que esta pandemia propiciaría que se cerrarán un 30 % de los pequeños comercios. Que un pequeño negocio de éxito como Moebius esté pasando apuros, es un indicador de la dura recesión económica que nos espera.
En momentos como este, en el que todo se compra por Amazon, es un acto de caridad ayudar a esas tiendas que sostienen la cultura en los barrios. Dale soporte a tu proveedor local. Ahora lo necesita más que nunca.