El reportero ruso Vasili Peskov. Foto: PULL

La vida en las profundidades de Siberia

Literatura

Los viejos creyentes del periodista ruso Vasili Peskov es un excelente reportaje escrito que nos cuenta su relación con los Lykov, una familia perteneciente a una secta religiosa que fue hallada en la taiga siberiana por unos geólogos. Sus costumbres, estilo de vida y mentalidad se remontan a la reforma de Nikon (1654), en la que sus antecesores se escondieron para no verse arrastrados por lo que ellos consideraban una afrenta religiosa. Un auténtico documento histórico que explica como el linaje llega a internarse en un lugar inhóspito para poder seguir viviendo bajo sus creencias.

Tras la explicaciones iniciales necesarias para que nos ubiquemos dentro de esta peculiar historia, nos encontramos con un relato periodístico sublime que nos hará sentirnos dentro este frío paisaje y nos mostrará la realidad de unos auténticos supervivientes. El cálculo del tiempo, la forma de cocinar y preservar los alimentos, o la construcción de su vivienda serán algunas de las cuestiones que se nos irán revelando según pasen las páginas.

El sacerdote encargado del tiempo era Savín. Y era intachable en su ejecución, no cometía errores. Savín no hacía ninguna muesca, como sí hacía Robinson. Una memoria extraordinaria, un libro antigua, la comprobación del cálculo siguiendo la aparición de la luna nueva y las indispensables aclaraciones comunes por las mañanas-«en qué día estamos»- formaban parte de este calendario cotidiano.

La narración de la relación del escritor con la familia Lykov, a su vez que con el resto de personajes que conviven con ellos en la taiga para sus investigaciones, es el punto fuerte con el que se sostiene la obra, consiguiendo un tono literario que no se preveía en los primeros compases y que sabe transmitir con maestría su humanidad. Poco a poco, pasa de contar los sucesos desde un punto de vista periodístico y lo convierte en un escrito que por su realidad parece una ficción.

A lo largo del texto, se relatan los diez años que pasó Vasili Peskov yendo a hacer visitas cotidianas a los habitantes de la taiga. Este se divide en capítulos cortos después de su primera incursión, que es el único momento que se extiende hasta las cien páginas. También nos ofrece retazos de sus complicados viajes para llegar al destino, con un cuidado al detalle minucioso, describiendo la belleza y el el peligro que acecha en aquel remoto paraje.

La naturaleza nos sonrió. La mitad del camino navegamos con sol. Las montañas que rodeaban el río emanaban olor a la pinocha del julio, en el acantilado color lila resaltaba el colorido de las flores, el cielo tenía un azul penetrante. Los recodos del río bien ocultaba, bien dejaban a la vista una sucesión de colinas enigmáticas, y en cualquier momento el río podía regalarnos algún misterio de la taiga…

Una joya que interesara a aquellos que gusten de historias reales alucinantes. Bien documentado y hecho con talento y oficio, Vasili Peskov da forma a una historia que conseguirá que te encariñes con sus personajes y pases con velocidad las hojas para saber de sus andanzas en las duras tierras de Siberia.

"Yo quiero escribir sobre el placer de dar una puñalada en una noche de lluvia, la locura del alcohol en la sangre y el miedo dulce que me reconforta”. Felix Francisco Casanova de Ayala

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