Laura Navarro en el ensayo de la ópera 'Aida'. Foto: C. Rupérez

«Cuando la gente se sienta en la butaca no piensa qué pasa detrás de la cortina»

Cultura / Ocio

«Fue un mundo que me atrapó desde el primer momento»

Laura Navarro es jefa de Producción de la asociación Amigos Canarios de la Ópera desde hace veinte años. Era una joven profesora de piano cuando le surgió la oportunidad de cubrir un puesto de regiduría de luces que había quedado libre por casualidad. «Yo no tenía ni idea de en qué consistía», afirma Navarro. Sin embargo, esa fue la primera vez que se encontró dentro del Pérez Galdós de Las Palmas de Gran Canaria en 1993, antes de su gran reforma.

La experiencia como regidora de luces hizo que se quedara prendada de la profesión y se interesara por todo lo relacionado con la regiduría. A pesar de que «antes no había las facilidades técnicas que hay ahora», se pasaba el día viendo cómo funcionaba cada pequeña palanca o botón. Con el paso del tiempo aprendió y cogió veteranía, aunque no contara con la existencia de ciclos o cursos formativos. Más adelante se le presentó la oportunidad de hacer regiduría de escenario. Después de cinco años en la mesa de iluminación, tuvo la ocasión de hacer regiduría de escenario. Además, gracias a su esfuerzo y trabajo logró acercarse también a la producción.

«La regiduría es la eterna desconocida»


Pese a ser uno de los eslabones fundamentales que componen la estructura de un espectáculo, Navarro considera que «la gente no es consciente del trabajo que requiere esta profesión. La regiduría es la eterna desconocida». A su vez, afirma que es un trabajo vocacional debido a que no se dan horarios estáticos: «No puedes esperar tener una hora fija para irte a casa. En el teatro sabes cuando entras, no cuando sales». Tras más de cien representaciones a sus espaldas y treinta años en el mundo de la ópera, señala que el equipo de regiduría debe estar presente en gran parte del espectáculo, aunque no se vea en el escenario. Por ello sus jornadas de trabajo pueden durar hasta catorce horas o más si es necesario.

Normalmente se desconoce la cantidad de personas que hacen posible que una ópera se lleve a cabo y las horas que se invierten para que salga adelante. Ya que en la mayoría de casos «cuando la gente se sienta en la butaca no piensa en qué pasa detrás de la cortina». Sin embargo, la jefa de Producción y Regiduría asegura que a quienes aman la profesión no les importa el número de horas que tengan que permanecer en el teatro, cuando saben la satisfacción que sentirán al levantarse el telón y que el público reciba con agrado el espectáculo.

«La cultura dejó de generar ingresos económicos»


Navarro, como gran parte de artistas, sufrió las consecuencias de la Covid-19 en su ámbito laboral. «Con la Pandemia se cerraron la mayor parte de los teatros. Por lo que la cultura dejó de generar ingresos económicos», sostiene. Asimismo, es consciente de la suerte que ella y su equipo tuvieron a la hora de volver a los escenarios: «Pudimos ir representando los títulos que habíamos cancelado. El único que no pudimos hacer fue Aida, que la estamos haciendo ahora».

Ensayo de la ópera Aida. Foto: C. Rupérez

Después de tres años desde que empezó la Pandemia, la cultura en Canarias se encuentra en un momento prometedor. «La recuperación después del virus es espectacular y prácticamente ya ni nos acordamos de él. Ahora el nivel de oferta cultural, sobre todo en las Islas, es enorme», asegura Navarro. Aunque las restricciones sanitarias tuvieron un gran impacto en los teatros, con el tiempo la situación ha vuelto a la normalidad: «Fueron momentos muy malos, pero nos hemos recuperado con creces».

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