El Teatro Guiniguada de Las Palmas de Gran Canaria. Foto: C. Rupérez

Una escala de emociones, del silencio al renacer de la mano de la música

Música

Las butacas del Teatro Guiniguada de Las Palmas de Gran Canaria llenas, las entradas agotadas semanas antes del espectáculo. El público expectante ante el comienzo del musical. La energía y emoción eran notables entre los asientos ocupados por quienes esperaban ver una obra original de la mano del coro juvenil de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria. El pasado jueves, 19 de junio, el público se preparó para vivir Una escala de emociones.

El reloj pasaba las 20.05 horas cuando las luces del teatro se apagaron para indicar el comienzo de la obra. Una voz en off presentó a quien sería el personaje protagonista de la historia, Daniel, encarnado por David Santiago. Un pequeño niño integrante del coro infantil de la OFGC nervioso antes de su solo en un concierto. A pesar de contar con el apoyo de casi toda su familia, especialmente de sus hermanas: Paula Caride, en el papel de Beatriz; Nuria Cárdenes, como Andrea, y Carla, interpretado por Marta Candelaria. Sin embargo, a la hora de la verdad y justo cuando debía cantar, Dani se vio incapaz, y preso del pánico salió corriendo del escenario.

A pesar de estar prohibido sacar fotos y vídeos durante el musical, familiares decidieron sacar sus teléfonos para inmortalizar las primeras canciones de la obra. Desde música del videojuego The Legend of Zelda hasta algunas canciones de El Rey León, donde el coro acompañó su distintiva ropa negra con máscaras de animales, una melena de león, un pico y plumas de ave, y divertidos bailes.

Tras cinco años desde que Daniel no pudo cantar su solo, parece que la música ha vuelto a su vida. Aunque en la historia sus hermanas siguieran formando parte del coro de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria, lo cierto es que es un sueño lo que consigue hacer que el protagonista traiga la música de nuevo a su mente. Un sueño y el recuerdo de su abuela. Fue en ese momento, cuando las voces oníricas cantando Recuérdame, de la película de Disney Coco, hicieron que Daniel empezara a replantearse algunas cuestiones acerca de su olvidada vocación.

Es por eso que decide acudir a un ensayo del que sale con más dudas que respuestas. Con el Teatro Guiniguada hipnotizado por canciones como Mamma Mia, de ABBA, Bésame mucho y cantos clásicos, el público no puede dejar de grabar, aplaudir y reír. Pues, aunque la historia tiene una trama con aspectos dramáticos, la interpretación natural de actores y actrices llenó de dinamismo el escenario.

Al volver a casa, Daniel llega a un momento cúspide en su vida. Después de tanta confusión, dudas y miedos, en la seguridad de su dormitorio decide dar el salto y cantar Creep, donde el coro le acompaña, y consigue verse a sí mismo de pequeño, cantar con él y abrazar a esa versión de él que tanto ha castigado a lo largo de los años. Sin embargo, y quizás gracias a perdonar al Daniel de hace cinco años, explota ante sus hermanas al finalmente ser capaz de explicar cómo se siente.

«No hay manual de instrucciones para lidiar con el duelo»


A partir de este momento el público descubre el verdadero motivo por el que el protagonista no había sido capaz de cantar su solo hace cinco años. El mismo motivo que lo conectó a la música desde pequeño. Su abuela. Durante una agitada conversación entre él y sus hermanas, Daniel expresa que no es el mismo desde que falleció su abuela, poco antes de aquel fatídico concierto. «No hay manual de instrucciones para lidiar con el duelo», aseguró una de las hermanas al sincerarse.

Después de resolver sus diferencias y prometer escucharse y apoyarse más, los personajes de Beatriz, Carla, Daniel y Andrea se abrazan. Una unión que da paso a uno de los números más emotivos de todo el musical, This is me, de la película The Greatest Showman. Tras este cierre, el personaje de la directora del coro, Marcela Garrón, quien se interpretaba a sí misma, rompía en escena para dirigirse a sus cantantes: «Vamos, tenemos que terminar este concierto». Los instrumentos comenzaron a sonar y de un momento a otro el coro empezó a cantar When you believe, una conocida canción de la película El príncipe de Egipto. Una actuación donde Daniel, por fin, pudo tener su solo.

Con la historia ya contada y los nervios fuera del cuerpo, la audiencia pudo aplaudir a quienes estuvieron detrás del guion del musical: Paula Caride, Nuria Cárdenes, Marta Candelaria y David Santiago con lágrimas en los ojos después de tantos meses de trabajo. El público aclamó en vítores a cada integrante de la obra y pidieron a gritos otra canción. Petición que el coro no pudo rechazar, pues empezaron a cantar Can’t stop the feeling de Justin Timberlake entre palmas y bailes. Una fiesta que puso el broche final a un espectáculo lleno de música, pasión y emociones.

«La idea del musical surgió a partir de nuestra directora, que cumple 25 años encargada de la dirección del coro. Ella dio los primeros trazos al boceto», asegura Paula Caride, una de las escritoras del guion de la obra. Sin embargo, querían darle más profundidad a la historia. «Quisimos hacer algo más allá y tratar el tabú que existe en relación al duelo y la necesaria reconciliación entre la adultez y la niñez», admitió. El resultado de meses de trabajo y tardes de ensayo fue una noche que dejó huella en los corazones del público, y la música volvió a ejercer su magia en cada rincón del teatro.

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