La Sección de Filosofía de la Facultad de Humanidades acogió ayer, jueves 10 de mayo, la conferencia Pensar la locura: alienación y cultura. La ponencia, incluida dentro del programa del I Simposio sobre Cultura Alienada: Acercamiento a la locura desde las Humanidades y la Psicología corrió a cargo de Domingo Fernández Agis, doctor en Filosofía y Ciencias Jurídicas quien es también autor de libros como La espada de fuego y Después de Foucault. Ética y Política en los confines de la modernidad, entre otros.
Después de expresar su satisfacción con respecto al encuentro, considerándolo como «enriquecedor» y «sugerente» al tratar «un tema desde distintas perspectivas teniendo en cuenta lo que diferentes disciplinas científicas pueden aportar», Fernández expresó su intención de centrar la tesis en el historiador, filósofo y psicólogo Michel Foucault. «Voy a apoyarme bastante en su obra y, en particular, voy a trabajar algunos textos del primer Foucault», aclarando a posteriori que, a pesar de que muchas personas «están trabajando al último Foucault», existe una «cantidad de material extraordinario que elabora» en sus años iniciales.
«El acercamiento a la locura en Foucault creo que, más por experiencia, es por el miedo que genera»
A su vez, explicó que el pensador «conoce tan directamente la enfermedad mental, que la sufre en su propia vida, en sus propias carnes, y en esa inestabilidad emocional y vital que provoca». «El acercamiento a la locura en Foucault creo que, más por la experiencia, es por el miedo que genera», manifestó, argumentando que «la persona que la padece» experimenta una gran impresión: «Es el miedo a la locura». Según Fernández, el hecho de que el sujeto piense que en un «momento determinado puede perder la razón, que puede volverse loca» provocó un «impacto decisivo sobre el primer Foucault».
Así pues, contó que el primer trabajo del pensador «es en un centro psiquiátrico», por lo que permanece «en contacto con pacientes de distintas patologías psicológicas» haciéndole vivir una tensión imposible de resolver, lo que le lleva a abandonar este proyecto. «Sin embargo, nunca abandona el interés por estudiar la locura y, de ahí, sale una obra magnífica que hoy en día está muy arrinconada, como es Enfermedad mental y personalidad y, desde luego, su monumental Historia de la locura en la época clásica«. En este último libro, Foucault «nos va a aproximar a distintos personajes que han sido considerados como locos, pero que han conseguido dejar una huella profunda en la cultura». El objetivo del pensador es «darle la voz al loco, a quien nunca se le ha dado».
Antonin Artaud, uno de los personajes de los que habla Foucault
«Y ahí voy a empezar yo, dándole voz a alguien que ha sido considerado loco: se trata del gran artista, actor teatral, poeta y pintor, Antonin Artaud«, prosiguió Fernández. Ante el público, mostró un fragmento del vídeo del Teatro de la Crueldad, donde el artista definía su concepto de crueldad y promovía el «rechazo de las formas y la incitación del caos». «Era un loco muy sensato, y muy creativo», expresó al finalizar la pieza audiovisual. «Estamos ante una persona que, efectivamente, era un inadaptado tanto en la vida general como dentro de la cultura, una persona que rompía todo tipo de fronteras», añadió.
De hecho, Artaud es «uno de los personajes de los que habla Foucault en su Historia de la locura en la época clásica» para explicar cómo «dentro del espectro de la locura, se ha encerrado todo aquello que suponía una creatividad desbordada y que no encajaba ni siquiera dentro de las pautas en las que se movía el arte».
De igual modo, el filósofo Jacques Derrida también se ha centrado en la figura de Antonin Artaud. En su obra Las voces de Artaud habla de «cómo es un personaje muy poco conocido todavía a pesar de lo mucho que podemos aprender de él». «Lo interesante de Artaud es que vive la enfermedad mental desde todos los ángulos posibles», manifestó Fernández: «Es internado en un psiquiátrico, es considerado loco incluso cuando está fuera, es marginado dentro del mundo del arte». Por lo tanto, «vive continuamente en su existencia rodeado del miedo a la locura». Además, «lo que daba miedo yo creo que era la incertidumbre que le daba su manera de entender el arte, su filosofía».
«Existe un prejuicio cultural con respecto a las personas con enfermedades mentales»
Una cuestión importante que Fernández trató en la ponencia es cómo el individuo enfermo considera la búsqueda de ayuda profesional. «A la gente no le importa ir al médico si le duele la garganta o tiene otro problema físico, pero si se siente mal psíquicamente, le cuesta acudir», confirmando la suposición de un «cierto prejuicio cultural muy difícil de superar», que genera miedo en las personas que quieren buscar apoyo.
Así, expresó que «la locura nos lleva a descubrir la porosidad permanente de la razón», una de las justificaciones por la cual existe ese miedo. «Nos gusta ver la razón al modo cartesiano, como algo que funciona siguiendo unas pautas claras y bien establecidas», indagó el doctor en Filosofía. Sin embargo,»la locura, en cualquiera de sus formas, nos revela que no es así, que la razón está llena de porosidades, de elementos vacíos que distorsionan o introducen debilidad en el sistema».
Como ejemplo, utilizó un programa de ordenador: «Efectivamente, hace falta que haya una continuidad perfecta entre todos sus elementos, sin hiatos ni saltos, porque sino provoca que funcione mal». Igualmente, en el caso de la inteligencia humana, «esos hiatos pueden ser la ocasión de que surja algo original, algo diferente». Desde esa perspectiva, se puede interpretar «que esa porosidad de la razón que descubre la enfermedad mental es un hallazgo glorioso y valioso, como dice Foucault».
El estudio de la locura
«Hay un aspecto que también hoy en día no se toma en consideración y que es uno de los temas que más le interesó investigar a Foucault en su obra Historia de la locura en la época clásica, y es cómo se produce realmente la exclusión de la locura», comentó Fernández. Todo comienza cuando, en París, en el siglo XVII, «nos encontramos con una gran cantidad de edificios que se quedan vacíos donde antes se metían a los leprosos», y entonces se empiezan a «encerrar a personas consideradas como enfermas mentales y personas que tienen una actitud moralmente cuestionable o que no encaja dentro de la normalización social». Consideró este hecho «significativo», ya que «lo que se plantea en primer lugar, es estudiar a esa gente». A partir de ahí, «se van definiendo las distintas patologías mentales y se van estableciendo con una denominación y una sintomatología».
Asimismo, afirmó que «es interesante» observar cómo dicho procedimiento genera «un poder de la razón sobre la locura a partir del conocimiento de la misma». Así pues, añadió que «el miedo a la locura tendrá un gran efecto social» puesto que al encerrar a personas en este tipo de instituciones provoca «un incremento del terror que produce la enfermedad mental». «Ya no es solo el miedo a perder la razón, sino el miedo a perder la libertad», concluyó.
«Una frontera entre razón y sinrazón»
Entonces, con respecto a lo anterior, «Foucault entiende que, desde el punto de vista histórico, se ha producido una escisión de la sociedad en dos partes». En primera lugar, «las personas que están en posesión de su racionalidad» y, en segundo lugar, «aquellas que no son capaces de tener un comportamiento racional». Esto establece «una frontera entre razón y sinrazón». Sin embargo, en esta línea hay una polémica entre Foucault y Derrida. Mientras que el primero piensa que «dicha frontera es tajante y que además tiene un significado político porque va a hacer que una parte de la sociedad siempre esté en guardia frente a la locura», el segundo opina que, al contrario, «no existe un corte radical entre razón y sinrazón, sino que hay una interacción continua».
«A pesar de esta crítica, el trabajo de Foucault sobre la locura es muy valiosa», manifestó Fernández. Desde la primera obra que escribe, él ya establece sus objetivos: «Estudiar la historia de la correlación entre alienación social y alienación mental y mostrar la función social que desempeña la exclusión de la locura».
Finalmente, se habló acerca del psicoanálisis a partir de la pintura del artista Adriano del Valle en su cuadro El vejamen del psicoanálisis, y concluyó la conferencia con un repaso sobre la vida y las obras de Vincent van Gogh y su experiencia con la locura.