El documental más reciente de Ravina, ‘Las dos caras de Tenerife’ fue galardonado en el Ciclo Internacional de Cine Submarino de Donostia-San Sebastián. Foto: Luis P.

«Tenerife es un lugar increíble y no le damos el valor que merece»

Ciencias

Felipe Ravina, director del documental Salvar Tenerife, asistió el pasado lunes, 16 de octubre, a la proyección en el Aula Magna Blas Cabrera y Felipe del Edificio de Física y Matemáticas de la Universidad de La Laguna. El evento fue organizado por la Delegación de Estudiantes de Biología. «Tenerife es un lugar increíble y no le damos el valor que merece», comentó Ravina, incitando a la población a apreciar las condiciones únicas de las costas de la Isla.

La zona especial de conservación Teno-Rasca situada en la costa suroeste de Tenerife, fue uno de los escenarios del documental. Sus aguas son hogar de una gran cantidad de vida marina, como es el caso de las hembras de cazón este lugar presencia anualmente el nacimiento de decenas de pequeñas crías. «Aquí se han registrado las mayores concentraciones de ejemplares recién nacidos», afirmó en la reproducción del documental.

Las hembras de cazón y sus crías no son los únicos habitantes de las costas. Las mantelinas, que son una especie de raya, pasan tres meses cerca de la orilla. Si bien se desconoce el motivo de estas concentraciones de individuos durante ese período de tiempo, explica el metraje, se sabe que es de gran importancia para su supervivencia. Esta especie se encuentra amenazada, según el listado de la IUCN. Los distintos tipos de rayas que frecuentan los arenosos suelos marinos son un gran atractivo para la práctica del buceo, atrayendo así a gente de todo el Mundo que busca un encuentro con estos tímidos animales.

Un santuario para cetáceos


Incluso un espacio tan pequeño como los 47 kilómetros que separan el suroeste de Tenerife y La Gomera, alberga una gran cantidad de vida al tratarse de «uno de los lugares más especiales del Planeta», aseguró Ravina. Esta pequeña zona es hogar de unos 400 calderones tropicales, convirtiéndose en la población más importante de esta especie en el planeta y en un emblema de la Isla. Los calderones viven, juegan y se reproducen en estas aguas, formando lazos entre madres y crías que son de los más fuertes en el reino animal.

La conservación de esta zona es vital para la especie, pero también para el conjunto del ecosistema. Los excrementos de estos cetáceos son una fuente de alimento para las formas de vida más pequeñas. Es la base de la cadena alimenticia y a su vez presa de organismos más grandes. Sin su presencia, se rompería el frágil equilibrio que permite a los calderones tropicales habitar estas aguas.

Además, diferentes tipos de delfines se ven atraídos por esta explosión de vida. Al igual que gigantes marinos como el rorcual tropical, de 16 metros, capaz de engullir bancos enteros de peces. Esta importante biodiversidad motivó a que se le otorgara a la zona dos condecoraciones: el Punto de Esperanza Marina de Mission Blue y lugar de Patrimonio de Ballenas por la World Cetacean Alliance.

Felipe Ravina junto con los miembros de la Delegación de Estudiantes de Biología. Foto: Luis P.

Sin embargo, toda esta belleza y biodiversidad se ve amenazada. El acelerado deterioro de los ecosistemas, en parte causado por el turismo masivo que no tiene como prioridad al medioambiente, es responsable de la gran amenaza de este lugar único en el Planeta. «¿Cómo se puede poner una solución a esto?», preguntó Felipe Rabina. Del mismo modo respondió que: «Tal vez la solución pase por implementar algo similar a lo que en Cabo Pulmo, en el estado mexicano de Baja California».

Este es un ejemplo de cómo el cuidado de la naturaleza trae beneficios medioambientales que, a largo plazo, se convierten en ventajas económicas. Como se apunta en el documental proyectado en la ponencia, la comunidad pesquera de Cabo Pulmo dejó atrás esta actividad para crear una reserva marina y así aumentar la población de peces. Esto lo convirtió en la más exitosa del Mundo. Las personas que habitan en la región, antes dedicados a la pesca, se pasaron al turismo ecológico, registrando más ingresos que antes.

El espectáculo de vida salvaje es un imán para turistas, atraídos por estas condiciones de conservación del medio ambiente. No hay que olvidar que, si los ecosistemas se deterioran, las especies sufrirán, perdiendo así uno de los principales atractivos del archipiélago canario, así como también un foco de biodiversidad de valor incalculable para el mundo y sus habitantes.