«Si las princesas de cuento fueran de verdad serían unas desgraciadas» – Periodismo ULL
Olivia Lara antes de actuar en 'No me toques el cuento' en La Laguna. Foto: C. Rupérez

«Si las princesas de cuento fueran de verdad serían unas desgraciadas»

Cultura / Ocio

La malagueña Olivia Lara es una joven cuya vida transita entre ser actriz, dramaturga y directora. Formada en el Estudio Juan Codina y con una trayectoria en el ámbito teatral y audiovisual, ha participado en diversas producciones escénicas y televisivas. Hoy en día protagoniza y dirige su obra No me toques el cuento, con la que actuó el pasado, 30 de marzo, en el Teatro Leal de La Laguna. También ha escrito y dirigido la segunda parte de su universo de fantasía Ya me has tocado el cuento.

Tengo entendido que estudió el bachillerato de Artes Plásticas. ¿Ha abandonado ese mundo o sigue formando parte de su vida? «Muchísimo. Tengo cuadros míos por toda la casa. Es mi manera de desfogar, de sentir, de plasmar. Es terapéutico. Nunca he dejado de pintar ni hacer cosas manuales. Jamás lo he abandonado y jamás lo abandonaré. Forma parte de mi vida como el teatro, solo que eso se ha convertido en mi trabajo. También he llegado a ganarme la vida maquillando. En una época llegué a pensar que si no podía vivir de ser actriz, haría algún curso de caracterización. Todavía me encanta. Maquillo a mis amistades y si mis compañeras me dejan, las maquillo y las peino, también».

¿Cómo surgió la idea de No me toques el cuento y Ya me has tocado el cuento? ¿Fue su inicio en la creación y dirección de obras? «No me toques el cuento fue mi primer guion y Ya me has tocado el cuento, el tercero. La idea surgió hace muchísimos años. Soy muy friki del mundo de los cuentos, de la fantasía romántica, así que no he dejado de ver las películas. Cuando las ves de mayor, percibes cosas distintas. Te das cuenta de la toxicidad que acaba dentro de tu subconsciente. Muchas mujeres hemos intentado ser como ellas y hemos romantizado sus vidas, así que me pregunté: ¿qué pasaría si esas princesas fueran de verdad? Serían unas desgraciadas».

Hablando de este universo de cuento, ¿habrá una tercera parte o esta segunda obra es un cierre a la historia? «No termina, pero no va a ser lo que todos piensan. La estoy escribiendo y me siento tranquila, no tengo ninguna prisa y no quiero darme prisa. Solo tengo una idea que estoy desarrollando poco a poco y va de las hadas madrinas».

«Mi proceso fue más autodidacta y con la ayuda de las personas que tenía alrededor»


¿Cuál es el proceso desde que surge la idea hasta que se lleva a los escenarios? «Pueden pasar muchas cosas. En mi caso, tuve la idea con 22 años, la escribí la primera vez con 25 o 26, y no empezó a ser lo que es ahora hasta hace cuatro años. El proceso es largo, pero es importante no desistir e ir aprendiendo mucho. Yo no tenía ni idea de cómo se hacía una gira, ni de cómo se gestiona un grupo, ni qué necesito ni nada. Mi padre es actor y me iba enseñando muchísimo hasta que me fue soltando la mano a medida que iba aprendiendo. Mi proceso fue más autodidacta y con la ayuda de las personas que tenía alrededor».

¿Cree que es difícil hacerse un hueco en la industria? ¿Ha notado más dificultades al ser una mujer con una idea propia? «En mi caso se juntaron dos cosas: ser mujer y ser joven. Si eres mujer lo normal es que te tomen poco en serio, en general. Pero si, además, eres joven, mucho menos. Mi padre es actor y ha sido clave en mi proceso de crecimiento como productora y directora, pero no con dinero y contactos. No por nada, pero él sabe que las cosas van poco a poco y es un aprendizaje. Pero he sufrido el que le acuñen mis proyectos. Eso ha sido para mí el chivato de la falta de confianza hacia una joven, emprendedora, creadora y cómica».

¿Se puede vivir del teatro? «Lo voy a decir muy claro: vivir del teatro es posible. Eso no significa que sea fácil. El pensamiento de si quieres puedes es mentira, pero si desistes, pierdes. A lo mejor te pasas la vida entera luchando y no lo consigues, pero lo más probable es que si te esfuerzas, crees en lo que estás haciendo y no te casas con una idea que no funciona, trabajes. Es muy importante ver arte, teatro, conciertos, consumir mucha cultura ajena para inspirarte, crear, renovarte y descubrir nuevas maneras de hacer las cosas y no oxidarte. Creo que yo lo he conseguido porque no tenía dudas. En mi casa siempre se ha vivido y luchado por el teatro, nada regalado. Se puede, lo que pasa es que hay que tener mucha fe y seguir remando, aunque creas que te estás ahogando».

«Recibir de manera inmediata la respuesta del público es un subidón»


Ha trabajado tanto en teatro como en doblaje y televisión. ¿En qué medio se siente más cómoda? «En los escenarios, sin duda. Me encanta lo audiovisual y el trabajo de voz, pero el teatro tiene algo que lo hace especial. Cada vez que ocurre, se desvanece al momento. Las funciones nunca son iguales y la gente vive algo único contigo. Recibir de manera inmediata la respuesta del público es un subidón».

¿Tiene referentes a la hora de crear? «Me inspira mucho el mundo de los sueños y el subconsciente. Me gusta muchísimo Pixar porque tiene una manera especial de hablar de cosas importantes de una forma metafórica y, además, consigue hacerte reír. Estudio Ghibli también es poesía. A nivel plástico, me gusta Benjamin Lacombe y sus mundos de fantasía, de cuento. Por otra parte, me inspiran cómicas de hoy en día que me han abierto los ojos en muchos sentidos y me han hecho darme cuenta de cosas siendo ya adulta. Algunos ejemplos pueden ser Henar Álvarez, Inés Hernand y Eva Hache».

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