La situación del CD Tenerife es delicada. Tras una nefasta temporada, tanto en lo deportivo como en lo extradeportivo, el conjunto chicharrero afrontará un reto en Primera RFEF con el objetivo de volver cuanto antes al fútbol profesional. Además, los salarios de gran parte de la plantilla parecen obligar a reestructurarla por completo. Y, visto lo visto, quizá sea lo mejor. En ello trabajará Manu Guill, el nuevo director deportivo recién llegado del Club Deportivo Eldense, con experiencia en esta categoría. Sin embargo, la inestabilidad que vive el Club no parece ser de gran ayuda.
Hay demasiados frentes abiertos que hacen que la institución se tambalee. El Tenerife ha tenido tres presidentes en cuatro meses. Después de la dimisión de Paulino Rivero, que más bien fue un títere manejado por José Miguel Garrido, llegó José Daniel Díaz. El yerno de Concepción obtuvo el puesto tras la reestructuración del Consejo, pero teniendo en cuenta que el ala de Rayco García era mayoría, tarde o temprano acabaría cesado. Y el momento llegó el pasado 2 de junio. Felipe Miñambres lo sustituyó en el cargo.
«Es el momento de realizar un proyecto ganador desde los cimientos»
Pero hay más. Se han denunciado robos de material deportivo con trabajadores del club presuntamente implicados. Asimismo, el pacto firmado entre el CD Tenerife y el Costa Adeje Tenerife ha generado aún más tensión en el Consejo, pues fue uno de los motivos principales que dio lugar al cambio en la presidencia. Estos solo son los hechos más recientes, pero ha sido algo constante en clave blanquiazul durante todo el curso liguero. En definitiva, el rendimiento deportivo durante toda la temporada fue un fiel reflejo del caos que vive el representativo isleño.
A pesar de todo, el Club cuenta con figuras como Álvaro Cervera, Felipe Miñambres o Manu Guill a los que avala su trayectoria. Es el momento de realizar un proyecto ganador desde los cimientos, volver cuanto antes, y ser capaz de salir del pozo en el que se entró debido a la fatídica planificación deportiva de Garrido y compañía. Si se consiguen calmar las aguas y encontrar cierta estabilidad, será menos complicado cumplir los objetivos.
