El Museo de la Ciencia y el Cosmos acogió el pasado viernes, 16 de julio, el XI Ciclo Anual Astronomía para todos bajo el título de La vida secreta de las estrellas, en colaboración con el Grupo de Observadores Astronómicos de Tenerife. La ponente, Nayra Rodríguez Eugenio, es astrofísica y divulgadora científica del Instituto de Astrofísica de Canarias, especializada en galaxias y enanas rojas. La charla mostró todas las etapas de la vida de estas esferas y resolvió particulares dudas sobre su color, luminosidad y desproporcional tamaño en comparación con el Sol.
La científica comenzó la ponencia citando a El Principito: «Me pregunto si las estrellas se iluminan con el fin de que, algún día, cada uno pueda encontrar la suya». Aseguró que desde la Tierra se pueden observar cerca de 2000 de estos astros y que la Vía Láctea tiene 200 mil millones. En la actualidad, las Islas cuentan con el mayor telescopio óptico para estudiarlos, el Gran Telescopio de Canarias.
Las estrellas son grandes esferas de plasma (gas a alta temperatura) donde «los iones van por un lado y los electrones, por otro». La razón de su luz son las reacciones termonucleares de su interior que, además, las ayudan a mantenerse estables. La doctorada resumió cómo su ciclo vital está marcado por dos fuerzas: la gravedad, que ejerce presión hacia dentro, y las presiones de gas y radiación del centro de la esfera, que tratan de salir al exterior. Asimismo, en términos generales, están formadas por hidrógeno y «se pasan sus vidas» convirtiéndolo en helio.
Una realidad dependiente de la masa
La divulgadora explicó que la evolución de una estrella se relaciona con su masa. Las más masivas morirán jóvenes y las de menor masa tendrán una existencia más larga. Estos astros se dividen tomando como referente la masa solar. Los que albergan menor masa que el Sol (enanas rojas) son longevos y colapsarán al quedarse sin combustible (helio). El hecho dará lugar a una enana blanca.
Las estrellas de tipo solar (tipo G o masa intermedia) son frías y cuando la energía desprendida por el núcleo no pueda contrarrestar la gravedad, terminan por convertirse en una gigante roja. De esta forma, son capaces de absorber a los planetas de su alrededor y, por último, el desenlace se bifurca en una enana blanca o en una nebulosa planetaria. En este campo se encuentra el Sol y, sabiendo cómo es su muerte, la experta afirmó que si la humanidad perdura hasta ese momento la única alternativa será buscar otro planeta.
La joya de la corona
Las grandes esféricas, que multiplican nueve veces la masa solar, son las menos abundantes. Rodríguez aclaró que, como en los casos anteriores, el punto final viene con la interrupción de las reacciones nucleares. El resultado podría ser una estrella de neutrones o, en el caso de las más masivas, un agujero negro. Sin embargo, también es posible la aparición de un estallido de rayos gamma, el acontecimiento más energético después del que inició el universo conocido.
Entre los nuevos descubrimientos de la Astronomía se hallan los agujeros negros estelares (agujero negro formado por el colapso de una estrella masiva) y las binarias de rayos X (hallazgo de la fusión de las estrellas de neutrones). Con estas, se puede producir una kilonova, un fenómeno con mayor energía que una supernova y que genera oro hasta una cantidad de diez veces la masa de la Luna.
Al finalizar la charla, Nayra Rodríguez respondió a varias preguntas del público. Mientras se saciaban las curiosidades de la gente, Héctor Socas, director del Museo del Cosmos, dijo: «Las estrellas nos parecen inmortales porque nosotros somos efímeros».