La realidad de la UD Las Palmas – Periodismo ULL
Estadio de Gran Canaria.
El Estadio de Gran Canaria será sede del Mundial 2030. Foto: P. Suárez

La realidad de la UD Las Palmas

Opinión

La UD Las Palmas allá por 2005, cuando Miguel Ángel Ramírez recogió el testigo que le dejó el juez Cobo Plana, pintaba bastos: inestabilidad deportiva, problemas económicos, riegos de desaparición y desapego de Gran Canaria con todo lo relativo al balompié. Ramírez recibió un club en la tercera categoría del fútbol nacional, fuera del deporte profesional, con una grave crisis no solo institucional sino económica y social. Además, el abandono del Estadio Insular hizo mucho daño a la afición amarilla.

Poco a poco, con un proyecto de cantera, austero en lo económico, rodeándose de buenos profesionales y con un don genuino para generar polémicas, ha conseguido sacar a la entidad del pozo en el que estaba. Hoy, Las Palmas es una de las compañías más grandes de Canarias, está asentada en el fútbol profesional, tiene una ciudad deportiva elegida para ser sede en la próxima Copa Mundial de la FIFA 2030 y la deuda de 72 millones de euros que heredó el empresario ya está subsanada. 

La realidad deportiva es la que es. El equipo está rondando el descenso y es uno de los claros favoritos para bajar de categoría, pero tiene una notable estabilidad en todos los demás factores, con una estructura fuerte y sólida que hace que la afición dirija sus críticas únicamente a lo que se ve en el campo, sin temor a que pueda llegar a haber peligro de desaparición, tal y cómo pasaba hasta hace no mucho.

Está claro que Ramírez es un presidente curioso dentro del mundo del deporte rey. Ha sido criticado, muchas veces con razón: las dudas por su supuesta relación con la agencia de representación Lilium By APS y sus incontables problemas con la justicia son solo una pequeña muestra, pero lo cierto es que a nivel gestor es el mejor presidente de la historia de la UD. Se encontró un solar cerca de ser expropiado y ha levantado una gran empresa, devolviéndola al Olimpo del deporte nacional.

«Toca dejar de lado los gritos, las críticas y las protestas, y animar para enderezar el rumbo»

En el fútbol hay muy poca memoria. A Ramírez se le debe criticar cuando falla y cuando, como acostumbra el máximo accionista, se extralimita en sus funciones, pero no se debe olvidar de donde viene la empresa y la realidad de la entidad en la actualidad, un club saneado, con un gran patrimonio, en las gradas y en las cuentas.

Hoy, tras veinte años, con una masa social de veinticinco mil personas, tres ascensos y con una deuda menos, la realidad deportiva, social y económica es difícilmente mejorable si nos transportamos a 2005. Ahora toca arrimar el hombro. Toca dejar de lado los gritos, las críticas y las protestas, y animar para enderezar el rumbo con el objetivo de  mantener al Club en Primera División, pero sin olvidar que, pase lo que pase en este tramo final, en agosto volverá a rodar el balón en el césped de Siete Palmas. Eso está garantizado.

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