El Corpus Oral y Sonoro del Español Rural (COSER) es un proyecto de investigación que desde 1990 ha recopilado datos sobre las características morfológicas del español dialectal. Desde 2016, y gracias a la colaboración de las universidades de Gante (Bélgica) y Lausana (Suiza), iniciaron las encuestas en Canarias. Ayer martes, 6 de noviembre, dictaron sendas conferencias en la Universidad de La Laguna tres investigadoras de esta iniciativa: su directora, la catedrática de la Universidad Autónoma de Madrid y académica de la Real Academia Española, Inés Fernández Ordoñez; y Mónica Castillo Lluch y Cristina Peña Rueda, docentes en el centro universitario suizo.
Fernández Ordoñez habló sobre la labor de COSER, así como del panorama de la dialectología y las diferentes áreas del español peninsular, basadas no tanto en datos fonéticos o léxicos, sino en gramaticales. Según la experta, “hay muchísimas zonas, desde luego muchas más de las que los manuales contemplan tradicionalmente”.
Por su parte, Castillo Lluch y la doctoranda Peña Rueda se centraron en el hablado en el Archipiélago, el cual la primera de ellas consideran “fascinante” porque es aparentemente un habla muy periférica, pero, en realidad, tiene mucha trascendencia al haber influenciado históricamente al español americano. “Hay muchos rasgos que son propios de las Islas, como decir ‘no quiero más nada’ o ‘ya yo lo sabía’, que son propios también de algunos lugares de América, y eso tiene mucho interés para una lingüista”, aseveró la especialista.
Las ponencias estuvieron organizadas por el Laboratorio de Fonética de la ULL y por el Departamento de Filología Clásica, Francesa, Románica y Árabe, así como por dos proyectos dirigidos por las catedráticas Dolores Corbella (proyecto FFI2016-76154-P) y Josefa Dorta (PI FFI2014-52716-P).
Fernández Ordoñez estima que la variante canaria tiene mayores afinidades con la americana que con la andaluza
Los trabajos en el COSER ya han finalizado prácticamente en la Península y, en estos momentos, está acometiendo la campaña correspondiente a Canarias: en 2016 realizó las encuestas en Tenerife; en 2017 en Gran Canarias; en 2018, en Fuerteventura, Lanzarote y, esta misma semana, La Gomera; y está previsto que en 2019 realicen las de La Palma y, finalmente, El Hierro.
Preguntada por las posibles diferencias entre cada isla, la docente Fernández Ordoñez señaló que, en su opinión, no hay tanta disparidad: “A mí no me han parecido tantas las diferencias, por lo menos en lo rasgos en los que nos fijamos, que son los gramaticales. Pero también es verdad que no hemos encuestado en las islas occidentales, donde se dice que, normalmente, hay rasgos más arcaizantes y que son un poco diferentes”.
La académica de la RAE estima que las afinidades de la variante canaria son mayores con la americana que con la andaluza. En concreto, ambas coinciden en el seseo; en el uso de “ustedes” como único elocutivo plural, por lo que las concordancias se dan en tercera persona; y el uso diferente de los tiempos verbales simples y compuestos, con un uso del pretérito perfecto simple en más contextos que en el resto del País.
Encuestas por todo el Archipiélago
Por su parte, la profesora Castillo Lluch explicó la metodología de los cuestionarios. Los realizan equipos de tres o cuatro personas que se desplazan en un pueblo y entran en contacto de manera espontánea, sin llevar nada preparado, con personas mayores que hayan vivido en él toda la vida. Se les pregunta sobre la vida en el campo, los cultivos, la educación, cómo se organizaban las familias, si las mujeres eran educadas como los varones y, en general, sobre la vida tradicional de los pueblos.
El grupo toma notas y, además, registra las conversaciones tanto en audio como en vídeo, para su posterior análisis en busca de los rasgos dialectales de esas personas. Ya existen estudios similares realizados por lingüistas hace cuatro o cinco décadas, por lo que este corpus sirve también como registro, para comprobar si los fenómenos descritos hace medio siglo siguen vigentes o ya han desaparecido.
Castillo Lluch matizó que al COSER le interesan, sobre todo, las formaciones morfosintácticas, poco estudiadas anteriormente, ya que todo se centraba en la fonética, la fonología y el léxico. “Siempre hay cambios, pero, curiosamente, algunos rasgos que ya hace cincuenta se consideraban en extinción, todavía permanecen en algunas localizaciones retiradas o en hablantes muy mayores”, reseñó la experta.
Las investigadoras de la Universidad de Lausana, además, aprovecharon su estancia en la institución lagunera para comprobar si algo de lo detectado se da también en generaciones universitarias: “Por poner un ejemplo, en el campo hemos oído utilizar ‘sino’ en expresiones como: ‘este niño come sino pollo’, que para un peninsular suenan muy cultas. Los jóvenes actualmente suelen decir más ‘este niño sólo come pollo. Entonces, esa estructura vemos que, aparentemente, sí está evolucionando”.