«Éramos dos crías que sabíamos cantar y bailar, pero no sabíamos nada de la industria»
Loida Hernández Rubio, una de las voces del icónico dúo urbano K-Narias, celebra dos décadas de carrera musical marcada por la evolución artística, el empoderamiento femenino, una profunda conexión con sus raíces canarias y mucho corazón. Más allá del reconocimiento y los escenarios, su historia es la de una mujer que ha crecido al ritmo de la música y ha convertido sus heridas en arte, llevando la identidad isleña a lo más alto del panorama latino.
A la edad de 19 años, ella y su hermana gemela Gara se lanzaron a la industria musical sin más herramientas que su voz, su pasión y una energía imparable. Cuatro lustros después, ambas se consideran también empresarias, con un recorrido que ha sabido adaptarse a los cambios de la música urbana sin perder su esencia. «Tomamos clases de canto y seguimos aprendiendo siempre. Esta es una carrera de constancia y de estar al día».
De los escenarios locales al Madison Square Garden
Cuando se le pregunta por el momento más significativo de su carrera, Loida se toma su tiempo. «Es una pregunta difícil, porque en 20 años hemos vivido muchos momentos increíbles», admite. Aun así, hay dos recuerdos que guarda con especial cariño. Una de ellas fue actuar una de las primeras veces en su tierra, en el Pabellón Santiago Martín de Tenerife, conocido popularmente como «la hamburguesa». La primera vez que hicieron un sold out y trajeron amigos de Puerto Rico y otros países que colaboraron en su primer disco.
Otro hito inolvidable fue su paso por el Madison Square Garden de Nueva York. Admite que en ese momento no eran conscientes de lo que eso significaba. «Al pasar el tiempo te das cuenta de que fue una locura. Vinieron medios de toda España a cubrir que dos canarias estaban actuando allí».
Identidad canaria y orgullo femenino
El nombre K-Narias no fue una elección casual. «Lo elegimos por el amor que tenemos hacia nuestra tierra y nuestras costumbres», afirma. Sin embargo, con el tiempo, esa decisión es también una responsabilidad: representar a las Islas Canarias en un género musical predominantemente masculino. La cantante comenta que ser pioneras en la música urbana siendo mujeres y españolas fue algo increíble, pero también supuso mucho sacrificio.
A pesar de los retos, Loida defiende que lo han hecho siempre desde la humildad, con cariño y respeto.
Un viaje interior pasado a escrito
Más allá de la música, la canaria ha descubierto otra forma de expresión igual de poderosa: la escritura. Durante la pandemia, y tras tres años en terapia psicológica, comenzó a escribir por recomendación de su terapeuta. Así nació Sucede lo que conviene. Mientras que fue sanando, le vino la idea de que a lo mejor seria importante enseñarlo en forma de libro. «Quizás si lo lanzas al mundo ya puedes soltar del todo esas cadenas que me han estado persiguiendo».
El libro tuvo una gran acogida y ya va por su quinta edición. «Mucha gente se sintió identificada con mis vivencias. Me escribían diciendo que habían pasado por lo mismo».
Una segunda obra en camino
Actualmente la canaria se encuentra trabajando en su segundo libro, aunque admite que el proceso no está siendo tan lineal como el primero. Empezó con mucha fuerza, pero por cuestiones de trabajo lo ha tenido que dejar a un lado. Ahora lo retoma poco a poco. Loida tiene claro que seguirá siendo una obra autobiográfica. «Será una continuación. La gente me lo pide a gritos porque dejé el primero con un final abierto», explica. Esta vez, quiere dejarse llevar por su instinto y no caer en la autoexigencia. Incluso baraja la idea de incorporar ilustraciones. Le encanta pintar y le gustaría expresar ciertas cosas difíciles con dibujos.
Aprendizajes y crecimiento
A diferencia del primero, ahora se siente más cómoda escribiendo: «Ya entro rápido en mi historia y es más fluido. Además, todo el proceso de corrección del primer libro me enseñó muchas técnicas que ahora aplico».
Loida Hernández demuestra con cada paso que el arte es una herramienta poderosa, no solo para entretener, sino para sanar, inspirar y dar voz a las experiencias más íntimas. Su historia sigue escribiéndose con la misma pasión con la que, hace veinte años, subió por primera vez a un escenario.