Cuando era pequeña me ponía de mal humor cada vez que mi madre sacaba la cámara para apuntarme y gritar a los cuatro vientos un buen: «¡Sonríe!». Pero, con el paso de los años ver aquellas fotos de mi infancia, en mis primeras excursiones del colegio, con mis seres queridos y con mi primera mascota pude entender el porqué siempre me ponía ese aparato enfrente independientemente del lugar en el que nos encontráramos. Y es que, aunque suene absurdo, las imágenes se convierten en fragmentos valiosos de nuestro pasado que nos ayudan a conectar con lo que una vez fuimos.
El tiempo te enseña que esas instantáneas son una manera de guardar lo que en algún momento se perderá. Son recuerdos congelados, testigos de ocasiones de nuestras vidas que siempre podrán volver a su esencia cada vez que los observemos. Lo cierto es que la memoria no es duradera y puede que comience a desvanecerse a la vez que envejecemos.
El alzhéimer es una de las principales causas de pérdida de memoria porque va borrando poco a poco todas las vivencias. En Canarias el número de quienes lo padecen disminuye, pero aún así dejó a 6371 personas afectadas en 2023 según datos de la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias.
«Muchas gracias, Mamá, por cada segundo que empleaste con esa cámara que tanto odiaba»
Y es aquí donde destacamos la importancia de la fotografía. Es verdad que no pueden detener el avance de una enfermedad neurodegenerativa, pero sí tiene un factor clave para recordar rostros, conexiones e incluso emociones, convirtiéndose en un momento lleno de una luz que, aunque sea instantánea, está llena de felicidad para la persona y sus familiares.
La cantante Adele en su canción When we were young resalta el retrato de momentos porque nos ayuda a preservar experiencias pasadas, siendo un recordatorio de lo valioso que es el tiempo que tenemos en este Mundo. A través de sus versos recita: «Let me photograph you in this light in case it is the last time».
Podemos concluir que las imágenes, más que simples capturas, se transforman en puertas que nos permiten revivir instantes de nuestras vidas. Por eso, deberíamos tenerlo más en cuenta y agradecer a quienes nos hicieron una foto.
Muchas gracias, Mamá, por cada segundo que empleaste con esa cámara que tanto odiaba.
