‘Moulin Rouge’ sigue siendo un éxito

Cultura / Ocio

Incluso en tiempos de pandemia, el reestreno de Moulin Rouge por su vigésimo aniversario hizo que se convirtiera ayer viernes, 26 de marzo, en la obra protagonista de tres salas de Multicines Tenerife. La pequeña charla que se llevó a cabo antes de su visionado fue presentada por Miguel Ángel Rodríguez, periodista y colaborador habitual en Aula de Cine de la ULL. En ella reivindicó la importancia de que haya espacios culturales abiertos. Y ofreció un abreboca de la lista de clásicos que se podrán disfrutar todos los miércoles de abril en el establecimiento, entre ellos destaca El silencio de los corderos.

Además, estuvo presente Sagri Hernández, fundadora e integrante de Charlas de Cine. También expresó su apreciación ante la pieza: «Un filme que rompe con los sentidos y el esquema de los musicales estándar de los años treinta y los posteriores».

La película adopta el discurso de videoclip, compuesta por grandes artistas del pop de la segunda mitad del siglo. Esto fue objeto de crítica por el anacronismo que conllevaba para la época. All you need is Love, de los Beatles; Your Song, uno de los primeros éxitos de Elton John; Lady Marmelade, de Labelle; Heroes, de David Bowie; I will Always Love You, de Dolly Parton, son algunos ejemplos.

Asimismo, sorprende por lo minuciosa que es desde el punto de vista estético. Planos, decorados, y montajes. El sonido de las aspas del Molino podría ser un claro ejemplo. Al girar se concede la sensación de que cortaran el viento.

Seductora al máximo nivel, a veces, arrolladora y frenética. Su carácter exaltado, apasionado y libre es eterno. De esas películas mágicas, a las que siempre se vuelve. Y, como sucede al releer un buen libro, aporta una perspectiva nueva. Te hace testigo fiel de la obra, al tiempo que te conduce a entresijos bohemios. Los movimientos de la cámara, el ritmo apresurado y el trasfondo cultural son aspectos que convierten el disfrute de la obra en una experiencia indeleble.

La magia del cine


Claro que el amor siempre puede, mientras sea real. Cuando no se deja vencer por ningún obstáculo. Cuando lucha ante cualquier enfermedad. Cuando se elige por encima de todas las cosas. Cuando la causa supera el precio de las excusas. Que sorprendente la magia del cine, la capacidad de hacernos reír y llorar al mismo tiempo. Quizá por eso sea el séptimo arte, porque nos hace protagonistas de historias que no son nuestras.

Nos ilusiona con sensaciones efímeras, pero placenteras. Nos brinda la oportunidad de soñar y nos regala un inmenso sí en cuanto a las maravillas de la vida. Siempre con sorpresas detrás del telón. Con una canción que le otorga sentido a todo. Con una historia que siempre merece ser contada. La libertad, la belleza, el amor y la verdad. Estos cuatro conceptos de la revolución bohemia están presentes de manera constante en el filme. Lo que representan abarca el inmenso mundo de las artes.

Y aunque el espectáculo deba continuar, como no deja de afirmar Zidler, el presentador de la función en la pieza, la lucha por las pequeñas cosas que nos llenan tampoco. Depende del ánimo y la perspectiva con la que se visione, pero no se puede negar que es un homenaje al amor. A un lugar, a una historia y a un tiempo que vivirá para siempre.

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