Island Box 212 en Santa Cruz de Tenerife. Foto. P. Afonso

Crossfit: mente fuerte, sudor y comunidad

Sociedad

El CrossFit es un tipo de entrenamiento de alta intensidad que combina ejercicios de gimnasia, fuerza y resistencia. Su variedad de movimientos y el ritmo exigente lo convierten en una disciplina completa, capaz de activar todo el cuerpo. Con constancia, quienes lo practican suelen notar mejoras físicas en pocos meses, además de una mayor energía en su día a día.

Pero más allá de los cambios físicos, muchas personas encuentran en el CrossFit un impulso emocional. Cada sesión se vive como un reto personal que fortalece la autoestima, mejora la percepción del rendimiento y genera una sensación constante de superación. El trabajo compartido crea un ambiente motivador, lo que ayuda a sostener la rutina y mantener el compromiso.

Lejos de ser un deporte exclusivo para atletas profesionales, el CrossFit ha abierto sus puertas a públicos diversos: personas mayores, trabajadores y trabajadoras con estrés o quienes buscan una red de apoyo. En los box —como se llaman los gimnasios especializados— no solo se entrena: se crean vínculos, se celebra el progreso y se construye una comunidad que acompaña dentro y fuera del entrenamiento.

Diana Cuz, Andrea de Vega Díaz y Cristina Medina después de una sesión de Crossfit. Foto: P. Afonso

«El ambiente de grupo y el apoyo mutuo te hacen querer volver»


Diana Cruz es entrenadora de CrossFit en Island Box 212, en Santa Cruz de Tenerife, y destaca como haltera —levantadora de pesas— a nivel nacional e internacional. Para ella, el valor del CrossFit está en que se potencia la fuerza, se rompe con la rutina y se mantiene viva la motivación: «Puedes escuchar a tu cuerpo, mejorar tu fuerza y engancharte a una rutina que no se vuelve monótona». Esa combinación de variedad, reto y comunidad es una de las claves de su éxito. «Cada día es una sorpresa. El ambiente de grupo y el apoyo mutuo te hacen querer volver», añade.

La nutrición también juega un papel central. En disciplinas exigentes como el CrossFit, la alimentación no es un complemento, sino una parte esencial del rendimiento. Así lo explica Alexis Galán, farmacéutico y doctorando en Análisis Químico, con una línea de investigación en nutrición deportiva: «No vale cualquier alimento. Es necesario acudir a productos de alto valor biológico que nutran de forma adecuada». Según Galán, uno de los errores más comunes es pensar que todo sirve si se entrena lo suficiente.

La dieta debe adaptarse al nivel de exigencia. Mientras que un principiante puede cubrir sus necesidades con una alimentación equilibrada, un atleta que compite requerirá un plan más específico, incluyendo suplementos con respaldo científico como la creatina, la beta-alanina y la cafeína. «Pero nada sustituye una buena base de carbohidratos complejos antes de entrenar, proteínas de calidad después, buena hidratación y micronutrientes suficientes», afirma.

Alexis Galán, farmacéutico y doctorando en Análisis Químico. Foto: P. Afonso

«A partir de cierta edad, el objetivo no es rendir más, sino vivir mejor»


En el caso de personas mayores, es importante considerar nutrientes como la vitamina D, el calcio y el magnesio. Añade que «a partir de cierta edad, el objetivo no es rendir más, sino vivir mejor. Y eso se logra con estrategias nutricionales conscientes».

También advierte sobre las modas alimenticias, ya que «la dieta paleo o las dietas flexibles muchas veces se usan sin criterio. Lo importante no es el nombre, sino si tu cuerpo está recibiendo lo que necesita para rendir y recuperarse». Y recuerda un aspecto fundamental: «Dormir bien es clave para evitar fatiga, prevenir lesiones y asimilar el entrenamiento».

De la misma manera, para Cruz, la clave del CrossFit como herramienta de salud está en escuchar al cuerpo y adaptar el esfuerzo. Distingue con claridad entre entrenar para competir —donde se fuerza el límite constantemente— y entrenar para estar bien: «Ahí sí hay que respetar los ritmos, descansar y priorizar la salud». También destaca su impacto positivo en las mujeres jóvenes, especialmente en el desarrollo de la fuerza muscular: «Muchas no suelen trabajar el músculo, pero es clave para prevenir enfermedades y mejorar su calidad de vida».

Eduardo Carballeira, profesor en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte en la ULL Foto: P. Afonso

«El CrossFit no es lesivo; lo lesivo es entrenar sin conciencia»


En un deporte tan exigente, quienes acompañan y guían el entrenamiento cumplen un rol fundamental. Eduardo Carballeira, profesor en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte en la Universidad de La Laguna (ULL), lo resume así: «El problema no es el CrossFit, sino cómo se practica». Señala que muchas lesiones ocurren cuando se intenta avanzar demasiado rápido, sin respetar los ritmos del cuerpo ni dominar bien los movimientos. Por eso insiste en la importancia de una buena educación desde el inicio, sin prisas ni presiones externas, para fomentar una relación saludable con el ejercicio. «Hay que enseñar a escuchar al cuerpo, no a ignorarlo», recalca. Con un acompañamiento adecuado, añade, el CrossFit puede ser una herramienta poderosa para fortalecer no solo al cuerpo, sino también la motivación y la disciplina a largo plazo.

Desde su experiencia investigando en la promoción de hábitos saludables, Daniel Arriscado, profesor en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte en la ULL,  apunta que existen dos mitos principales sobre el CrossFit. El primero: que es solo para personas muy fuertes o entrenadas. «Eso no es cierto. Cada vez más gente de perfiles muy diversos se suma: mujeres, jóvenes y personas mayores sin experiencia previa. Es una disciplina cada vez más heterogénea», destaca.

El segundo mito es que provoca muchas lesiones. Pero, según Arriscado, si se toman ciertas precauciones —como una valoración médica, el acompañamiento de profesionales y la adaptación de ejercicios a nivel individual—, el riesgo es mínimo. Además, advierte sobre la presión social que muchas veces empuja a levantar más peso del que se puede manejar.

Para Arriscado, el verdadero valor del CrossFit está en su potencial como herramienta educativa. No se trata solo de entrenar el cuerpo, sino de aprender a cuidarlo. En ese sentido, considera esencial que los practicantes desarrollen una conciencia corporal que les permita reconocer sus límites, progresar de forma segura y mantenerse activos a largo plazo. «Cuando el enfoque es el aprendizaje y no la competición constante, el ejercicio se convierte en un hábito sostenible y beneficioso para la salud global», subraya.

Jaime Serra, profesor en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte en la ULL Foto: P. Afonso

«Se entrena en grupo, se refuerza la autopercepción y cada día el reto es distinto»


Por su parte, Jaime Serra, también docente e investigador en el área de actividad física en la ULL, explica que una Educación Física bien desarrollada tiene múltiples efectos psicológicos positivos, como la mejora de la autoestima, una percepción más saludable del esfuerzo y un mayor bienestar social. Y el CrossFit reúne todas estas cualidades. «Se entrena en grupo, se refuerza la autopercepción y cada día el reto es distinto». Comenta que esa variedad ayuda a mantener la motivación, algo que muchas veces se pierde en las rutinas de gimnasio más tradicionales.

Diversos estudios avalan estos beneficios. Investigaciones publicadas en revistas como The Journal of Strength and Conditioning Research o Sports Medicine han documentado que el CrossFit, cuando se adapta a cada persona y se realiza bajo supervisión, mejora la capacidad aeróbica, la fuerza muscular y la composición corporal, además de reducir el estrés y aumentar la adherencia al ejercicio.

En definitiva, el CrossFit va más allá de un entrenamiento exigente: es una práctica adaptable, inclusiva y con impacto real en la salud física, emocional y social. Su éxito no radica en modas pasajeras, sino en su capacidad de transformar vidas —a cualquier edad y en cualquier etapa— con constancia, comunidad y conciencia.

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