Carnaval, te quiero

Cultura / Ocio

Para los canarios, febrero es sinónimo de fiesta. Las calles se llenan de lentejuelas y purpurina durante un mes que rebosa magia. Como cada año, uno de los platos fuertes de la festividad son las murgas. Grandes y pequeños se suben a las tablas para hacer vibrar al Recinto Ferial de Santa Cruz de Tenerife con su crítica y humor. En esta ocasión, en el Certamen de Murgas participaron 22 agrupaciones infantiles. Los premios en Interpretación recayeron para Los Castorcitos, Rebobinados y Rebeldes, con accésit para Guachipanduzy. Sin embargo, para Joel Ramos, estudiante de Periodismo y director de Los Bambas, subir al pódium de los premiados no es extraño, pues ya lo hicieron en 2015 cuando consiguieron el tercer premio de dicha categoría. Además, son una de las murgas más queridas por la afición, pues recogieron el trofeo del público en 2007, 2008 y 2009.

La cantera de las voces chicharreras dio paso a 21 grupos adultos. En una final donde los grandes flaquearon y las mujeres mostraron su potencial, los galardones fueron para Zeta Zetas, Los Mamelucos y Triquikonas. El accésit fue para Los Bambones. En este 2017, Víctor González, estudiante también de Periodismo, tocó la gloria como integrante de la murga ganadora.

Tanto Joel Ramos como Víctor González, relajados y con ganas de seguir disfrutando de su pasión, dejan claro que ser murguero sí es compatible con ser universitario.

¿Cómo se vive el carnaval desde dentro? Joel: «Es mucho más intenso. A lo mejor todo el mundo piensa que el Carnaval es salir, pasártelo bien y ya está. Pero detrás de todo eso hay trabajo, seis meses ensayando. No solo  te preocupas por el concurso y el jurado sino porque al público le guste lo que haces. Hay una responsabilidad bastante grande». Víctor: «Se vive de una manera totalmente distinta. Empiezas a ensayar en julio, estás desde agosto montando música y temas. Que si vamos a ensayar, que si a actuar en un acto benéfico. Quieras o no las murgas están hechas para el pueblo. Si tienes la oportunidad de ayudar a alguien, mi murga está ahí. Hemos estado en Güímar, en Tegueste, en el Sur, en el Norte… ¡Y lo que nos queda! Desde dentro tiene un trabajo impresionante. He conocido a un grupo humano espectacular. Un día vas a ensayar y no sale nada y te vas enfadado con todo, pero al día siguiente sales y es otra cosa distinta».

¿Es complicado compaginar la murga con la universidad? J: «No, incluso me ayuda a llevarlo mejor. Al tener marcados los ensayos te obligas a ceñirte al tiempo que tienes para ambas cosas y es más fácil organizarte». V: «Para nada, me encanta».

¿Consideran que los concursos de murgas son justos o que están movidos por intereses económicos, políticos o de cualquier otra índole? J: «Creo que sí son justos, pero es verdad que influye en que murga estés, a quien conoces, a qué organización política representas o con quien tienes mejor relación. Pero si lo haces bien, suele ser justo. Digamos que no te quitan los premios». V: «No creo que sea todo movido por intereses, pero es cierto que en ocasiones se premia el nombre porque vende. El Carnaval es del pueblo, y si el pueblo habla, ellos mandan. Si no sales a la calle a celebrar el Carnaval, no habrá. Si no se compran entradas, no va a haber final de murgas ni gala de la reina. Cuando llegan las fases, ¿quién vende más entradas? ¿Bambones o Jocikudos? ¿Diablos Locos o MasQLocas? Vende el nombre, que tiene una trayectoria. A mí me encantan las murgas, me encantan Diablos y Bambones, pero no es normal que, por el hecho de que Diablos desafine se vea como algo corriente y se le obvie. Que a Bambones por sonar espectaculares siempre, si tiene fallos se le pasen. No quiere decir que no merezcan pasar, sino que debe haber ocasiones en las que se premie el esfuerzo, como ha sucedido este año con las femeninas que pasaron o con Ni Pico Ni Corto, que sonaron agradables en fase».

«La murga canta lo que el pueblo quiere escuchar, lo que ellos como ciudadanos han estado callando»


Joel, ¿qué opinas del tópico que se ha formado de que las murgas son para el escenario y las demás agrupaciones para la calle? ¿Consideras que es así? J: «Todo lo contrario, no creo que eso sea así. Realmente la murga canta lo que el pueblo quiere escuchar, lo que ellos como ciudadanos han estado callando. Por eso creo que es lo más importante en la calle. Aunque caminar es lo más tedioso, podría decir que lo peor del Carnaval, pero forma parte de ellos y hay que hacerlo».

Víctor, ¿qué han hecho los Zeta Zetas para ganar? V: «Cantar bien, hacer espectáculo y divertir a la gente que pagó diez euros para reírse y ver algo novedoso, no siempre lo mismo. Hacía más de veinte años que una murga no quedaba las dos veces en primera posición tanto en la fase como en la final». J: «Yo creo que son justos ganadores, es indiscutible. A cualquiera que le preguntes te responderá que sí».

Entonces no ha habido sobres debajo de la mesa ni nada raro, ¿no? V: «Hubo pósits debajo de las sillas. Ja, ja, ja… Los premios no se han dado como otros años, en los que el pasacalles ha tenido mucho que ver. Ha habido un veredicto justo, quitando las polémicas. Bajo mi punto de vista este año el jurado ha sido muy justo, y no porque hayamos ganado nosotros. Tanto Mamelucos se lo merecía, como Triquikonas, que hicieron un papel espectacular. El disfraz de Mamelucos como todos los años, una maravilla. (Mamelucos se hizo con el primer premio de presentación en este Carnaval dedicado al Caribe)».

«Burlonas y Triquikonas merecían un puesto en la final. El año pasado no, por eso no pasó ninguna femenina»


Aprovechando que se menciona a Triquikonas, ¿qué opinan de que nunca gane una murga femenina? V: «Quieras o no, es más complicado montar una murga femenina. Los descalificativos que se le dan a una murga cuando canta mal son que es chillona, que es muy aguda, que produce dolor de oído… Este año se ha visto que se puede montar una murga femenina sin problema. Burlonas en fase sonaron espectaculares, Triquikonas siempre con la misma milimétrica, con el mismo efecto. En las de hombres es más fácil acoplar las voces. Por ejemplo, este año se ha visto reflejado que Burlonas y Triquikonas merecían un puesto en la final. El año pasado no, por eso no pasó ninguna femenina. No sonaron bien, igual que otras tantas. Si es verdad que quizá tienen que hacer un plus más para pasar». J: «Bueno, Triquikonas son un poquito chillonas. Lo que si es verdad es que en parte lo de las murgas femeninas se ha vuelto un tópico. No se los han dado porque muy pocas veces se lo han merecido. Es cierto que alguna vez les han quitado algún premio, pero siempre se cae en el ‘no le han dado nada a las femeninas’. Puede que trabajen igual que las masculinas, pero no siempre se ve reflejado de la misma manera. No creo que sean merecedoras simplemente por ser mujeres. Al fin y al cabo no hablan de murgas en general, siempre está esa distinción. Parece que las femeninas no pelean con el resto de murgas, sino entre ellas. Es algo extraño, pero que sucede. Las mujeres pelean solo con las mujeres para pasar a la final y no con todas las murgas. Al final pasarán las que lo merecen».

Bueno, se meten cinco y Bambones y Diablos Locos… J: «Ja, ja, ja… Unas pasan porque se lo merecen y otras porque tienen nombre».

Creen que el sistema que utiliza el jurado para puntuar es el adecuado? ¿Cambiarían algo? V: «Yo haría una media con las puntuaciones de fase y las de final. No es normal que se guarden temas espectaculares para la final y que en fase tiren roña y pasen únicamente por el nombre». J: «Si se hiciera así, contando fase y final, subiría el nivel en las fases, por lo que el del concurso también. Estaría mejor visto y mejor valorado. Las murgas trabajarían mucho más y no tirarían lo peor en la fase sabiendo que van a pasar si o si a la final».

¿Y que el público participara de alguna forma en el veredicto? J: «No. No sería justo porque hay murgas con mucha más afición que otras y esas serían lógicamente las que ganarían». V: «Es lo que pasa con el premio de la afición, que se lo lleva casi siempre Bambones. Tienen una afición espectacular. Diablos igual o Triqui Traques. Son murgas históricas, que han creado el Carnaval, que han creado cátedra. Y es normal que la tengan. Yo soy Triqui Traque desde pequeñito y es normal que tenga tantos seguidores. Lo suyo es que una murga pequeña como Zeta Zetas, que lleva 14 años, o Traviata, que lleva 10 o 11, puedan luchar con ellos».

Joel, tú ya tienes edad para entrar a una murga adulta. ¿Por qué no has dado el paso? «Porque me siento más cómodo en las infantiles. Además, es algo que solo puedo vivir ahora. En la adulta puedo estar toda mi vida, pero si me voy de la infantil ya no puedo volver. Me gusta estar en la infantil. Ya tendré tiempo de pasar a la adulta cuando me apetezca».

¿Y a cuál te vas a ir? «A Los Bambones».

¿Qué es lo más complicado de ser director de una murga infantil? «Aguantar a los padres. Bueno, es lo más complicado porque estás en el centro y, si la murga lo hace bien, las felicitaciones van para ti. Pero si la murga lo hace mal, el primero al que señalan como culpable es a ti. Es una responsabilidad que, por una parte está bien porque eres el que lleva la murga, pero por otra, a la hora de echar las culpas, no se reparten. Siempre eres la cara visible».

*En colaboración con Laura Martín.

Amante de las medusas. Viviendo al día, escribiendo mi camino paso a paso. Las cosas a la cara y si son bonitas al oído. Lo importante es no tener prisa. Los sueños no tienen fecha de caducidad. Así que, tiembla mundo… Voy a por ti.

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