El grupo musical Arnau Griso, integrado por Eric Griso y Arnau Blanch, ofreció anoche un concierto en el Espacio Cultural Aguere de La Laguna. El dúo barcelonés presentó en directo ante sus seguidores su primer disco de estudio, Revolución bananera, compuesto por doce canciones. Desde una hora antes de la apertura de puertas, la cola para entrar a la sala era notable. El resultado fue claro: todo vendido para ver en vivo a uno de los grupos más emergentes del panorama del pop español. El evento comenzó a las 21.30 horas con el tema llamado No sé nadar.
El público se entregó desde el primer momento y mostró su gran acogida a las canciones nuevas, especialmente con El gusto es mío. Los catalanes se acordaron de sus amigos de Despistaos e interpretaron Las cosas se me olvidan para deleite de los asistentes.
Poco después, Arnau Blanch hizo un discurso a favor de la empatía frente a los tiempos que corren. En unos minutos, criticó la situación política actual y la ausencia de personas que se pongan en la piel de los demás para entender sus sentimientos.
Desamortil, una de las canciones más reconocidas de la banda, hizo retumbar la sala del Aguere de principio a fin. Los jóvenes de la primera fila saltaron y gritaron a petición de los músicos como antes no lo habían hecho. El estribillo consiguió que todo el público cantase el tema y prácticamente no se escuchase a los artistas. La cumbre del concierto llegó en ese preciso instante.
Hay lugar para el espectáculo
Arnau Griso demostró que en sus directos también hay momentos de desconexión musical. Tras realizar un monólogo intentando hablar con palabras canarias, un joven subió al escenario para hacer un reto. Las opciones fueron tres: cantar una canción del grupo suplantando a Arnau Blanch, responder preguntas sobre ellos o hacer un concurso de twerk con Nico, guitarrista de la banda. Los seguidores eligieron la tercera opción y disfrutaron viendo la batalla de baile.
En la recta final del evento, los fans fueron los verdaderos protagonistas. Los barceloneses le dieron el micrófono a varios asistentes que empezaron a corear cánticos. «A por el bote, oe» y «chicharrero de corazón» sonaron con efusividad alrededor de todo el recinto. Arnau Blanch también bajó a cantar y bailar con ellos con total naturalidad.
En torno a las 23.30 horas, el grupo anunció que quedaba un tema para terminar el concierto. Los acordes sonaron y los espectadores enloquecieron. Es gratis, himno por excelencia de la banda, sonó durante cinco apasionantes minutos en el Aguere como si no hubiera un mañana. Al terminar la canción, los integrantes de Arnau Griso agradecieron el cariño de los tinerfeños y prometieron volver a las islas en próximas ocasiones.