La periodista Rosa María Calaf fue la ponente encargada de inaugurar el III Congreso Internacional del Periodismo Histórico Canario: Historia y Comunicación Social en la Macaronesia, que se desarrolla dentro de la Universidad de Verano de Adeje 2018. El evento tuvo lugar ayer lunes, 23 de junio. La ponente ofreció una visión personal de la situación del periodismo actual, marcada por la posverdad. Calaf explicó que, aunque parezca una palabra nueva, acuñada como tal por el Diccionario Oxford en 2016, realmente “las posverdades son las mentiras de toda la vida, en un contexto diferente y con unas herramientas distintas”.
«Los legisladores del siglo XXI proponen cerrar las redes»
Explicó que existe la falsa idea de que la proliferación de noticias falsas es novedosa, cuando ya hay testimonios como el del rey Carlos II de Inglaterra en 1762, quien promulgó un edicto para acabar con las informaciones falsas que se difundían sobre la corona en las tabernas: “Ya ven de cuán lejos viene esto. Él propuso cerrar las tabernas y los legisladores del siglo XXI proponen lo mismo: cerrar, en este caso, las redes”.
Calaf apuntó que la posverdad apela a la emoción y a las creencias personales, «y eso no es novedoso». Lo que sí cambia, agregó, es que su distribución y amplificación son mayores gracias a una tecnología que permite un mayor impacto y más deprisa, apoyado por técnicas más propias del marketing que las hace más eficaces. Lo preocupante, señaló Calaf, «es que ya hay demasiados ejemplos de cómo la posverdad ha sido determinante en decisiones de calado: el Brexit, la presidencia de Trump, las elecciones italianas o el proceso catalán, por citar algunos».
La influencia del discurso demagógico
La ponente destacó que algunas veces se da pábulo a discursos demagógicos basados en verdades a medias. Y ello provoca que, finalmente, la ciudadanía termine votando por una serie de opciones políticas que, realmente, van en contra de sus propios intereses. «Por supuesto, las personas votan libremente, pero basando su decisión en unos hechos que no son rigurosos», dijo, para añadir que “un ejemplo claro es Trump, que venció prometiendo a sus compatriotas a recuperar el sueño americano. Pero, ¿quién sino los empresarios como él fueron los que causaron la crisis previa?”.
También, recordó el caso de las interferencias de Putin en las elecciones americanas, el escándalo de Cambridge Analytics y la recién te comparecencia de Mark Zuckenberg ante los parlamentos estadounidense y británico. “¿Si las pocas empresas que dominan la posesión de los datos no dicen con qué criterios crean sus algoritmos para mostrar información a los usuarios, cómo podemos estar seguros de que hemos elegido libremente lo que vemos y no hemos sido inducidos por esas empresas?”, se preguntó Rosa María Calaf.
Información contrastada
La periodista aseveró que todo esto «es producto de un proceso a largo plazo que ha terminado por debilitar el modelo del periodismo tradicional, que era el que buscaba hacer preguntas, muchas veces incómodas, desvelar lo que está oculto y dar voz a quienes no la tienen para, así, lograr un relato de lo acontecido que sea plural y veraz». Además, dijo que «ese modelo, que ofrece a la ciudadanía una información contrastada sobre la que tomar sus decisiones, está en retroceso para propiciar un modelo que favorece lo inmediato sobre lo importante, que prima el suceso y lo impactante sobre el contexto y el desarrollo de la historia en toda su complejidad».
Para Calaf, la responsabilidad de toda esta situación está, en primer lugar, en los emisores que, ya sea de manera intencionada o por pura inercia, se dejan llevar por estas malas prácticas; y en las plataformas, que actúan como redes de distribución. Pero también de los consumidores, que no son críticos y muchas veces “no quieren conocer la verdad sino que se les dé la razón, sin contrastar”. Por ello, abogó por la necesidad de que la ciudadanía despierte y sea más crítica y selectiva con la información que consume.