La lección no aprendida – Periodismo ULL
«Cuando el negocio está por encima de la vida, reconocer los errores no es una opción». Foto PULL

La lección no aprendida

Opinión

Han pasado cinco años de la peor crisis sanitaria de nuestro siglo. Un lustro en el que, solo en Madrid, cerca de 7291 personas fallecieron en residencias durante la primera ola del COVID-19. Por aquel entonces, más del 80 % de estos centros eran de gestión privada. Allí se registró una mortalidad alarmante, muy superior a la de las residencias públicas. Entonces si pagar por una residencia privada garantiza, supuestamente, una mejor atención, ¿por qué murieron más ancianos en estos centros que en los públicos durante la pandemia? 

La desgracia en las residencias de Madrid es la consecuencia de las decisiones políticas que priorizan el negocio sobre la vida. Lo peor de todo es que parece que no aprendemos de los errores. Desde aquel entonces, el gobierno de Isabel Díaz Ayuso continúa impulsando la privatización en sectores clave, como la educación y la sanidad. Por poner un ejemplo, se aprobó la cesión gratuita de suelo público para la construcción de colegios concertados, favoreciendo a grandes grupos privados. Y eso no es todo, tuvieron el descaro de anunciar la concesión de becas educativas a familias con ingresos superiores a cien mil euros anuales, un claro incentivo a la educación privada.

Pero bueno, lejos de asumir responsabilidades, el PP de Madrid ha insistido en que su gestión fue impecable. Alfonso Serrano, senador y secretario general del partido en la Comunidad intervino en la televisión pública el pasado jueves, 13 de marzo, para decir que «están orgullosos de lo que hicieron en Madrid durante la pandemia». De nuevo, eso no es todo. Evidentemente aprovechó su espacio en directo para, otra vez, atacar a la televisión pública por emitir un documental sobre lo sucedido en la pandemia y remover la conciencia de la gente cinco años después.  

Minimizan la tragedia, niegan los errores y desvían la atención

Cada vez que se les cuestiona, estos líderes con pocos escrúpulos responden con la misma táctica: minimizar la tragedia, negar los errores y desviar la atención. Porque cuando el negocio está por encima de la vida, reconocer los errores no es una opción. Hay que tener en cuenta que ni Ayuso ni su partido quisieron participar en el documental que se emitió esa noche. ¿Por qué? Bien es sabido que si uno cree haberlo hecho bien, no va a tener miedo a la hora de defenderse. 

Pese a todo, cinco años después, la pregunta sigue en el aire: si la gestión privada era tan eficiente, ¿por qué las cifras de fallecidos fueron tan desproporcionadas en Madrid? ¿Por qué las familias de las víctimas siguen sin respuestas? ¿Por qué, pese a todo, el PP sigue apostando por privatizar en lugar de reforzar lo público? Yo no lo sé.



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