Los largometrajes extraños o con una trama complicada son cada vez más inusuales en los cines. La cura del bienestar forma parte de este tipo de películas, una grabación de la mano de Gore Verbinski que deja atrás lo comercial para adentrarse en un público bastante específico. La película de terror psicológico protagonizada por Dane DeHaan, Mia Goth y Jason Isaacs, se sumerge en una historia enrevesada que tiene lugar en un balneario de descanso en los Alpes Suizos. Allí es enviado Lockhart, un estúpido ejecutivo estadounidense en busca de su jefe. Cuando llega, se da cuenta de que el centro está repleto de misterios y decide investigar, dándose cuenta de que el director esconde otras pretensiones.
Con la llegada del directivo al lugar, empiezan a sucederse una serie de acontecimientos que seducen la atención del público, enredándolo en su juego. Mientras la película avanza, se crea mayor tensión, instando a los espectadores a descubrir la verdad. El final, esperado a la par que decepcionante, echa por tierra lo anterior y descubre un desenlace simple que deja con mal sabor de boca.
«La grabación es impecable, con muy buenas escenas grabadas desde perspectivas que parecen imposibles»
A priori se trata de una idea diferente, nunca antes proyectada en la gran pantalla, pero a medida que va avanzando el filme descubrimos que existen paralelismos con títulos anteriores como Shutter Island o El resplandor. Son estas inspiraciones y el misterio, los que mantienen al espectador enganchado durante las dos horas y media de duración. En el largometraje aparecen anguilas, unas criaturas peculiares que marcarán el desarrollo, estas son introducidas en los pacientes del spa con fines perversos.
La grabación es impecable, con muy buenas escenas grabadas desde perspectivas que parecen imposibles y que dejan al público encantado. La calidad de imagen y del reparto, ayuda a hacer de esta una película para recordar. El escenario elegido (los Alpes suizos) es único a la vez de particular. Por último, los efectos especiales, muy poco utilizados, son de pésima calidad.
Se trata de una película no apta para todos los públicos por su aparente complejidad, con escenas algo bruscas que rozan lo gore y otras magníficas por su eficiencia visual e intención que introducen al espectador en un estado de miedo e intriga. En su totalidad es una buena película que es capaz de mantener la atención del espectador pese a su larga duración. Lo peor es su final, un desenlace mal ejecutado y nada original.