Las orcas son, junto a los delfines, de los mamíferos más maternales. Fuente: PULL

Un estudio revela que las orcas madre abandonan a sus crías hembra

Universidad

Las orcas madres abandonan a sus crías hembra una vez se hacen adultas para cuidar a los machos toda su vida, según un estudio publicado el pasado viernes, 10 de febrero, por la Universidad de Exeter en Reino Unido. El objetivo principal de la investigación era comprender los instintos familiares de las orcas y otros cetáceos, lo que ha llevado a desvelar que tras el destete, las orcas madre abandonan por completo a las hembras para centrarse únicamente en mantener a los machos, quienes dependen de esta por el resto de sus vida.

La investigación ha sido llevada a cabo en una especie de orcas residentes del sur del Pacífico, caracterizadas por no emigrar a otras zonas con el objetivo de aparearse o alimentarse, sino que se mantienen viviendo en la misma región por el resto de sus vidas. El estudio halló algo completamente fortuito y es que las madres orcas de esta especie, pese a ser de los mamíferos más maternales, renuncian la mayoría de veces a tener otra cría, aún siendo su descendencia ya adulta.

Un «seguro evolutivo» para los machos más grandes y viejos


Lo normal es que las orcas, por naturaleza sean iteróparos, es decir, que procreen múltiples veces a lo largo de su vida. Sin embargo, este comportamiento es propio de animales semélparos, y es que por cada descendiente, la madre tiene un 50% de posibilidades de no volver a procrear. Este sacrificio viene marcado por una tendencia que han seguido las orcas madre y su descendencia masculina a la que mantienen durante toda su vida. En el marco de los primeros pasos cuidan a machos y hembras por igual, sin embargo, tras alcanzar la madurez sexual a los doce años de edad, las madres dejan de compartir sus recursos con las hembras, mientras que con los machos no se da ningún cambio de conducta.

Según Darren Croft, biólogo de la Universidad de Exeter y coautor del estudio, las madres se benefician de este hábito, ya que «al ayudar a sus hijos a sobrevivir y reproducirse, aumentan las posibilidades de que sus genes se transmitan a las generaciones futuras». Sin embargo, esta conducta ha dejado como resultado una disminución de la tasa de natalidad dentro de las orcas australes debido a la desprotección de las hembras y a la falta de sujetos con los que aparearse, fruto del carácter sedentario de la comunidad.

A esta situación hay que sumar el endurecimiento de las posibilidades de vida en la zona como resultado de la pesca masiva de su alimento directo (los salmones), siendo un duro golpe para la región y para las orcas australes que observan cómo su población disminuye con los años.

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