Las redes sociales difieren de nuestra vida real y pueden transformar nuestra personalidad. Foto: PULL

Realidades paralelas

Opinión

Las redes sociales distan mucho de la función principal para la que fueron creadas en origen: socializar. Las plataformas de comunicación digital como Tik Tok, Instagram, Snapchat o Facebook ni siquiera pueden considerarse, en la actualidad, simples escaparates de exhibición y postureo.  Son las personas jóvenes y no tan jóvenes quienes asignan el rol de uso que se le da a estos medios interactivos mediante sus dispositivos móviles.

El intercambio de información entre personas cara a cara se está perdiendo de una manera acelerada.  Puedo comprobar que las acciones de interacción que se dan en las plataformas digitales son atribuidas según los papeles que las  diferentes comunidades de cibernautas establecen mediante una serie códigos de validación.

Se trata de un lenguaje que emplean grupos de iguales con distintos criterios y objetivos para la comunicación multidireccional. Esto puede generar confusión en la intención entre quien emite y quien recibe la acción. Por ejemplo, un like inocente a una story puede comprenderse como un flirteo o como un simple aprecio de la calidad de la foto. Todo dependerá de cómo y quién lo interprete.

El mundo digital cambió la forma en la que nos relacionamos, al menos en la sociedad occidental. Considero que la exaltación del individualismo extremo en el plano virtual está perjudicando la forma en la que nos comunicamos en la vida real para transformarnos en una especie de sociedad bipolar que no sabe cómo comportarse a causa de una actitud confusa entre dos mundos: el real y el virtual.  Son realidades paralelas.

«Hay personas que muestran una personalidad cercana y agradable en la vida real pero distante y fría en las redes sociales»

La necesidad de validación constante viene a ser un problema de salud mental agravado. Me he encontrado con multitud de casos de personas con una personalidad agradable y simpática pero que cambian su personalidad en función del perfil que yo muestro en las redes sociales. Esta gente no solo deja de hablarte según cómo les parezca de cool tu cuenta, sino que se transforman en seres fríos y distantes.

Y sí, esto puede ser un problema a medio y a largo plazo. Creo que estamos perdiendo la cordura de lo que es la esencia de las relaciones humanas. La humanidad necesita interacciones reales pero está siendo educada por videos de desconocidos que mezclan la verdad con la mentira. Esto provoca mucha confusión y una ausencia de la asimilación de las emociones reales  Gracias a películas como Del Revés 2, las personas pueden aprender qué es la ansiedad o la angustia.

Cada mañana cuando acudo a las clases de la Universidad, voy a jugar un partido de bádminton, preparo un senderismo en algún lugar remoto de Tenerife o realizo un viaje en cualquier transporte público observo que la gente está enganchada a alguna pantalla como zombies de la serie The Walking Dead pero en la vida tangible. El scrolling infinito no solo daña la salud mental debido al poder adictivo de los reels sino que maleduca las mentes con más mentiras que verdades. Por desgracia, la mayoría de la gente las cree porque no contrastan la información.

«Las redes sociales necesitarían instrucciones de uso porque las interpretaciones nunca son universales»

El hecho de compartir un selfie en una historia con una persona en Instagram puede no significar nada pero sí para la otra parte. La gente entiende las emociones de diferente manera y caben diferentes matices en las interpretaciones de esa publicación. Una parte puede entender historia como un gesto de cortesía o simpatía mientras que la otra puede creer que se trata de una intención indirecta de acercamiento romántico.

En cualquier caso, las redes mejor llamadas asociales, necesitarían un manual de instrucciones de uso en materia de lenguaje porque las conclusiones nunca son universales y pueden desencadenar conflictos en las relaciones humanas.

En conclusión, he podido comprobar que no todas las personas utilizamos las redes de la misma forma. Una gran parte de la juventud se abstiene de utilizarlas o de publicar contenido alguno por estas mismas razones. Las realidades paralelas ya no serían paralelas si utilizáramos estas herramientas de comunicación con el fin para el que fueron creadas: comunicarnos en el plano digital sin aditivos, ni conservantes que alteren la verdadera esencia de nuestro ser.

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